Una mañana, Dylan se sintió indispuesto apenas despertó. Intentó incorporarse pero le resultó del todo imposible, de modo que volvió a recostarse, pero unos minutos después se sintió alarmado. Él había aprendido, y de manera muy dura, a controlar el asunto de las temperaturas, sin embargo, en ese momento sentía mucho frío, de modo que se arrebujó más en las mantas, pero el dolor de cabeza lo estaba matando. Cerró los ojos y perdió la noción del tiempo. En algún momento escuchó que alguien decía su nombre. y con dificultad, porque sentía que los párpados le pesaban, abrió los ojos.
El hombre se acercó más y colocó su mano en la frente notando que el chico tenía fiebre. Dylan había cerrado los ojos de nuevo y cuando los volvió a abrir, notó que la habitación estaba en penumbra, escuchó voces, pero se sentía cansado, le dolía la cabeza y el pecho, así que volvió a cerrar los ojos.
Iziaslav se acercó a la cama, colocó la mano sobre la frente de Dylan para cerciorarse de lo que Janos le había dicho y éste lo miró con curiosidad. Janos Dvòrak era uno de los Devrigs más antiguos del Clan Yaroslávich y había pasado casi toda su vida al lado de Iziaslav. Había sido amigo, consejero y detractor, y si había sobrevivido, era porque si algo apreciaba y respetaba aquel extraño sujeto, eran tres cosas, el valor, la lealtad y la honestidad.
A Janos le había sido confiada la educación de los príncipes y se había dedicado a ello con el mayor esmero, pero cuando Iziaslav mató a Gianna y después de ayudar a los príncipes a superar el dolor, había abandonado Illir. Por supuesto, siendo Iziaslav el autócrata que era, nadie lo abandonaba sin su consentimiento, de modo que lo había hecho perseguir como a un vulgar Kraviacik [1], pero aquello no le había servido de nada, porque cuando sesenta años después habían logrado atraparlo y llevarlo ante él, le dijo que igual podía matarlo, pero que no se quedaría allí, porque él lo había decepcionado al cometer semejante acto de barbarie en contra de la madre de sus hijos. Iziaslav había enfurecido y la había emprendido a golpes contra él, pero finalmente lo había dejado marchar.
Janos había tardado casi cuatrocientos años en regresar al lado de Iziaslav, y lo hizo cuando Mikha y Andrei, los dos hijos mayores de Iziaslav, habían resultado muertos. Para entonces Iziaslav estaba emocionalmente destruido, había visto morir a los hijos que había engendrado con Seren y a dos de los príncipes herederos. Iyul fue quien buscó a Janos y le pidió regresar diciéndole que si realmente había sido su amigo, no lo abandonase en aquella situación. En aquel momento lo que había convencido a Janos de volver, no había sido el posible sufrimiento de Iziaslav, porque al fin y al cabo en su opinión se lo tenía bien merecido, sino la lección que le había dado el chico, porque si Iyul que era el hijo de la mujer a la que Iziaslav le había quitado la vida, había podido perdonar, quién era él para no hacerlo.
Y así había sido como Janos había regresado a su lado y no había vuelto a marcharse nunca más. Todos los miembros del Clan sabían que si había alguien después de los príncipes, con quien no debían meterse nunca, era con Janos. Él era uno de los pocos Devrigs que podía decir que conocía bien a Iziaslav, y era por esa razón que ahora veía con cierta preocupación a Dylan Danworth.
Hacía muchísimo tiempo que Iziaslav no se preocupaba por nadie, excepto claro está, por sus hijos. Así que aquel repentino interés en este rybik que inicialmente él había pensado que se debía a que era el Djali de Lucien, algo ya de por sí insólito, comenzaba a mortificarlo, porque eso podía traducirse en la desgracia de Dylan, ya que era demasiado joven para sobrevivir a la ira de individuos como Loran Hársady, Igor Hossa o Gregory Massarik. Eso por un lado, y por el otro, que Iziaslav se encariñase con alguien, porque aparte del ya mencionado peligro, preocupaba a Janos que ese alguien no correspondiese del mismo modo. Una de las grandes desventajas de un Devrig, era que su capacidad de amar u odiar eran igualmente intensas y podían despertar con sorprendente rapidez, razón por la cual, especialmente los más antiguos, se esforzaban por controlar sus sentimientos tanto como era posible para no colocarse en situaciones difíciles que los hiciesen sufrir, ya que el sufrimiento era simplemente tan atroz que solo deseaban poder morir. Sin embargo, de momento no podía hacer nada más que ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
De lo que sí estaba seguro, era de que el interés de Iziaslav era auténtico, porque desde que el rybik había enfermado, había estado entrando y saliendo de aquella habitación a todas horas, e incluso la primera noche cuando la fiebre lo había atacado con mayor intensidad, no se había movido de allí, algo que no sucedía desde que los príncipes habían crecido, y había insistido en que Haliq, uno de los Veldeky más antiguo, lo evaluase, después de lo cual, solo Zinatnè el Lijenik [2] de Illir y nadie más, fuese quien lo atendiese. En vista de todo lo anterior y si las cosas eran como se las estaba imaginando, aquel rybik iba a ocasionarle muchos dolores de cabeza.
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Editado: 17.07.2021