A la mañana siguiente del extraño suceso, Kendall había enviado a buscar al médico, pero éste había dicho que Sophie estaba bien y que probablemente lo sucedido se había debido a las tensiones acumuladas por la muerte de Lord Arlingthon. De modo que una vez que Kendall estuvo seguro que Sophie no corría ningún peligro bajó a desayunar, pero definitivamente parecía que todos estaban decididos a hacérselo pasar mal, porque el mayordomo le entregó una nota de Dylan donde le decía que debía partir de inmediato por un asunto pendiente y que necesitaba de su urgente atención.
Kendall se preguntó qué cosa podía hacer que Dylan partiese de aquella forma tan intempestiva y hasta consideró ir a Livingstone, pero recordó que Lady Danworth estaba allí y no tenía estómago para ver a aquella mujer. De modo que tuvo que resignarse al hecho de que su amigo se había marchado de nuevo y sabía Dios cuándo volvería a saber de él.
Luciano se había sorprendido mucho al ver llegar a Dylan en aquel estado y por un momento pensó que su amigo estaba enfermo, pero le bastaron unos pocos segundos para asegurarse de los motivos que lo tenían así. Sin ningún escrúpulo saqueó los recuerdos recientes de Dylan y si bien se preocupó por lo que pudo haber sucedido, se alegró que no hubiese sido así. A pesar de que Luciano habría tenido mucho qué decir, también sabía cuando ser discreto, de modo que ayudó a Dylan a llegar a su habitación y luego de asegurarse de su comodidad, lo dejó solo.
Lamentaba de veras todo aquello, él había hecho todo cuanto había podido por evitarle aquel sufrimiento, pero Dylan era obstinado y ahora pagaría las consecuencias de ello. En la anterior oportunidad cuando estaba recién transformado, Dylan había demostrado un gran dominio de sí mismo y en el único momento en el que había flaqueado había sido cuando se acercó a la pareja para felicitarla. No obstante, él había estado allí para romper el contacto antes de que sucediese nada. Sin embargo, ahora Dylan había estado solo y lo había logrado, pero estuvo demasiado cerca de ella y la evidente alteración de todos sus signos vitales lo demostraba.
Luciano sabía que tenía que alejarlo de ella, de modo que consideró varios cursos de acción. En su actual estado podía administrarle algún sedante y llevárselo de vuelta a Italia, pero recordaba lo mal que le sentaba a Dylan que dispusiera de su vida de forma inconsulta y ahora ya no era el nya inexperto que había sido, y si bien estaba lejos de poder causarle algún daño, podía traducirse en un serio disgusto entre ambos y Luciano no quería eso. De modo que decidió esperar, si no lograba convencerlo por las buenas, entonces ya vería qué medidas tomar.
Luciano no durmió aquella noche y estuvo al pendiente por lo que pudiese presentarse, pero para su sorpresa, al amanecer Dylan le anunció que regresaban a Italia. No dio explicaciones y Luciano ciertamente no las necesitaba, por lo que no hizo ninguna pregunta.
Itlar e Yvaylo también se alegraron de dejar aquellas tierras para ellos hostiles. Ya en una oportunidad anterior Itlar había estado allí para ahcer una revisión cuando Lucien había decidido acompañar a Dylan después de la muerte del anterior duque de Livingstone, pero por fortuna, Lucien finalmente no había ido, y en cualquier caso, la visita de Dylan había sido por un lapso de tiempo infinitamente más breve y con muchos menos riesgos, porque aun no era un Devrig. Durante el tiempo que había durado la actual visita, ni ellos ni el grupo de havariks que los acompañaba habían tenido descanso. Los Lothian habían hecho considerables esfuerzos por acercarse a Lucien y a Dylan, pero ellos habían logrado mantenerlos a raya. De modo que estaban muy contentos de volver si no a casa, por los menos a un lugar más neutral. Y una vez de vuelta, Yvaylo se fue derecho a hablar con Istvan.
Después que le refirió lo ocurrido, Istvan se quedó pensativo durante unos segundos.
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Editado: 17.07.2021