Yvaylo hizo cuanto pudo por equilibrar la energía de Dylan, y aunque en cierta medida lo consiguió, siguió tras él en previsión de lo que pudiese suceder, mientras que Lucien e Iyul permanecían a unos pasos de él con los ojos fijos en la familia Arlingthon que estaba haciendo su entrada en ese momento.
Vieron a Dylan saludar a su amigo y luego se inclinó ante Lady Arlingthon, pero evitando cuidadosamente los ojos de la mujer, del mismo modo que suprimió la fórmula de besar su mano. Inmediatamente después fijó sus ojos en el joven Lord Arlingthon.
Pero tanto para Dylan como para los que observaban con atención la escena, y aunque Brian había dicho lo que se esperaba, fue evidente que no solo no lo lamentaba en lo más mínimo, sino que estaba molesto y que sentía una profunda antipatía por Dylan.
Los menores que era en los que se concentraba la atención de la mayoría de los Lovets presentes, ya que estaban al tanto que eran los que llevaban sangre Saint-Claire, se limitaron a dar la mano a Dylan, pero sin decir nada. Afortunadamente en ese momento venían llegando otras personas y Dylan no se vio en la necesidad de extender el diálogo con los Arlingthon y estos pasaron al salón.
Y ciertamente si había un rostro que ninguno de ellos podría olvidar nunca era el de Seren Siglair, la mujer por la que su padre había arruinado aun más sus vidas y que estaban viendo repetido en Sophie Saint-Claire. Dos sujetos más que no habían anunciado su presencia a nadie, también miraban con asombro a la misma persona. Uno de ellos estaba pensando que, aunque había conocido a muchas Saint-Claire a lo largo de su vida, absolutamente ninguna había guardado aquel parecido con Seren con excepción de Sarah, la abuela de Phillipe, y de forma casi inmediata escuchó al que estaba a su lado.
Ese día mucho más temprano y para ser exactos en la madrugada, Itlar se había presentado en Levzheir sorprendiendo a Istvan.
Considerando dónde estaban los sizvitels, era lógica la preocupación de Istvan.
Después de referirle con todo detalle la conversación que habían mantenido Iyul y Lucien con relación a Lord Arlington, Istvan guardó silencio un rato mientras repasaba mentalmente lo que sabían de aquel hombre, pero al igual que Itlar y Misha no encontró nada ni en su pasado ni en su presente, que lo indujera a pensar que representaba algún peligro.
Istvan lo pensó mucho antes de trasladarse a Illir, lo que menos quería era darle otro motivo de preocupación a Iziaslav y menos si este estaba directamente relacionado con Lucien, pero no hacerlo podía ser aun peor si es que llegaba a confirmarse que Lord Arlingthon podía ser un peligro en cualquier sentido.
Istvan permaneció largo rato mirando por la ventana y recordando. Él había conocido a Lucien desde la cuna, Istvan e Istval tenían doce años cuando nació el último hijo de Iziaslav y Gianna, lo que fue celebrado con el mayor regocijo por todos los que servían a Iziaslav, y ellos como hijos de un Levjaner y pariente cercanos del Hlavary, tuvieron el privilegio de ver al pequeño príncipe cuando solo tenía unos minutos de haber nacido y en oportunidad de su presentación ante el consejo. Pero lo más relevante y lo que nunca podrían olvidar los aykeris, fue cuando el Aridmi del Ledviacir anunció que el recién nacido era portador del don de la percepción de la esencia. En aquel momento ni Istvan ni Istval entendieron el por qué se había hecho aquel pesado silencio entre los reunidos, porque si bien siendo hijos de un Levjaner, estaban siendo instruidos en todo lo relativo a los misterios de Maikata Priroda para que en el futuro pudiesen desempeñarse según lo que se esperaba de ellos, y sabían lo que era la esencia, en aquel momento aquel anuncio no les pareció nada tan extraordinario. Sin embargo, una vez que volvieron a su avari, Istvan decidió preguntar.
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Editado: 20.08.2021