La Dinastía (libro 3. Profecía)

Cap. 16 Complicaciones

Como cabía esperar y dada la cantidad de Devirgs que fueron testigos de ella, la visita de Dylan a Lothian rápidamente se convirtió en una información de dominio público, desatando con ello toda clase de murmuraciones y conjeturas. Entre otras muchas cosas, los que sostenían la teoría del supuesto parentesco de Dylan con Iziaslav, la esgrimieron como prueba a su hipótesis, ya que decían que alguien con semejantes niveles de altanería y soberbia solo podía ser un Yaroslávich de sangre real.

Por otra parte, aquello no contribuyó de ninguna forma a que la simpatía por Dylan creciese entre los Lothian que ahora se sentían verdaderamente ofendidos y pensaban que Dylan había hecho méritos propios para ganarse su odio. Mientras que los Savaresce si bien no tenían  motivos para querer a ningún Yaroslávich, celebraban en secreto que Dylan hubiese sacudido a Swaney, aunque individuos como Giorgio solo podían encontrar sórdidos motivos a su comportamiento.

En el caso de los miembros del Clan Yaroslávich, Devrigs como Hossa, Masarik y Hársady pensaban que aquello obedecía a algún plan de Iziaslav para deshacerse finalmente de Lothian, aunque esto implicara la muerte de Dylan, mientras que otros como Zsiga Varhidi, algunos Lovets y muchos havaricks, pensaban que Dylan era un sujeto osado y despertó la admiración de éstos.

Swaney se había visto bastante mal a raíz de la desgraciada visita de Dylan, y esto hizo que su odio por el maldito Lord Danworth creciese de forma exponencial, algo que André de Montreuil aprovechó diligentemente en beneficio propio. Hacía tiempo tenía un objetivo y vio llegado el momento de alcanzarlo.

  • Swaney, pienso que ya el chico está listo y no corremos riesgos  --  le dijo  --  además, no podemos olvidar que sería un gran aliado en contra de Lord Danworth.
  • De acuerdo, hazlo  --  le dijo  --  pero si algo sale mal, espero que tengas algo más que tu cabeza para responder por lo que me harás perder.

Pero la amenaza no preocupó en lo más mínimo a André, porque estaba tan seguro de lo que hacía como de que aquella jugada inclinaría la balanza definitivamente  a su favor.

 

Entre tanto, en la casa de los Saint-Claire en Francia, Maurice estaba seriamente preocupado por su hermano, la temporada social había tocado a su fin y Phillipe no había participado en ella. Como Maurice se había quedado sin excusas para las constantes ausencias de su hermano, y para el hecho de que el Chateau Saint-Claire no se hubiese abierto aquella temporada, terminó por decir que Phillipe estaba en Inglaterra, porque al fin y al cabo nadie iba a verlo, ya que el necio aquel se pasaba los días metido en la biblioteca escudriñando viejos libros y polvorientos pergaminos cuya edad Maurice no se atrevía a calcular.

Si bien Phillipe se había aplicado lo suficiente para convencer a su hermano en el sentido de que no había motivo para perseguir a los Devrigs, Maurice no entendía la obsesión que tenía Phillipe o qué esperaba encontrar con aquella frenética y absurda investigación. Madeleine también participaba activamente en aquella locura, pero mientras Phillipe apenas si salía de allí, al menos ella se daba tiempo para respirar algo de aire puro, aunque sus salidas estaban lejos de ser realmente una distracción, ya que no iba más allá de los linderos del Chateau y generalmente terminaba frente a la lápida de la tumba de su esposo.

Aquella tarde mientras colocaba los lirios que acababa de recoger de su jardín, se volvió bruscamente al sentir la presencia, pero una vez que la identificó, soltó el aire que había contenido involuntariamente y secó su rostro con rapidez.

  • Lamento su dolor, pero no tiene que esconderlo  --  dijo Edin al ver el gesto
  • ¿Qué está haciendo aquí?  --  preguntó ella con brusquedad
  • Espero acepte mis excusas por haberla incomodado  --  Edin hizo una rápida y cortés inclinación y se volvió

Madeleine ordinariamente no era antipática y mucho menos grosera, pero en aquel momento se sintió muy mal, porque estaba consciente de haber sido ambas cosas.

  • Espere… por favor  --  Edin se detuvo y se giró  --  Lo lamento, no quise ser grosera, pero es que…
  • No tiene que disculparse, el que actuó en forma inapropiada invadiendo su privacidad fui yo  --  iba a marcharse después de decir aquello, pero ella volvió a detenerlo
  • Aunque no pregunté en la forma correcta, no irá a marcharse sin contestarme ¿verdad?  --  Edin esbozó una ligera sonrisa y volvió sobre sus pasos
  • Supongo que no ha olvidado lo que dijo Istvan, de modo que siempre hay alguien aquí
  • Vigilándonos
  • Dicho así, hace que suene muy mal  --  dijo él  --  En realidad estamos aquí por si llegara a necesitarnos
  • ¿Y por qué no lo había visto antes?
  • Primero, porque se supone que nadie debe vernos, y segundo, porque es la primera vez que vengo yo, lo que me lleva a excusarme de nuevo por haberla importunado, pero es que…  --  aquí fue él quien vaciló y Madeleine lo miró con curiosidad  --  Lo siento, pero la vi tan triste que sentí la necesidad de proporcionarle algún consuelo  --  y Madeleine bajó la cabeza  -- aunque sé que nada de lo que diga podrá hacerlo ni disminuirá nuestra responsabilidad por lo sucedido
  • Aunque ya nos lo explicaron, no voy a pretender que no los considero culpables, y lamentablemente no he vivido tanto como usted como para olvidarlo
  • Lo sé y lo entiendo, pero créame que si hubiese podido evitarlo, lo habría hecho



#1573 en Otros
#276 en Novela histórica
#1090 en Fantasía
#665 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: tristeza esperanza

Editado: 20.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.