Todos abandonaron la habitación cuando Patrick fue por ellos, pero Dylan siguió aferrando el cuerpo de Sophie contra su pecho sin moverse del mismo sitio. Su mente se negaba a aceptar aquella espantosa realidad y el dolor mas inmisericorde parecía haberse instalado en cada partícula de su cuerpo estableciéndose como habitante permanente de todo su ser. Sin embargo, en ocasiones la consciencia puede comportarse de forma muy cruel, y repentinamente pasó del dolor a la ira en contra de él mismo acusándose de no amar lo suficiente, porque estuvo en sus manos salvarla y no lo hizo, pudo haber tomado la decisión de transformarla aun en contra de su voluntad y luego hacerla entender que había sido lo mejor, se dijo que no era más que un cobarde, un sucio traidor y no precisamente por lo que le había hecho a Kendall, sino porque se había traicionado a sí mismo al no ser capaz de salvarla y la había traicionado a ella al dejarla morir.
La colocó de nuevo sobre la cama, alisó su cabello, le acomodó las manos sobre el pecho y la cubrió innecesariamente con la manta.
En medio de toda esa triste situación, una frase penetró el grueso muro que lo había aislado del mundo devolviéndolo a la realidad
Posiblemente, su obnubilado cerebro en ese momento fuese incapaz de soportar un dolor mayor, de manera que bloqueó el mismo y una corriente de fría y peligrosa ira lo invadió. Durante toda su vida y a pesar de haber sido acusado en innumerables ocasiones, antes de su transformación, de ser un individuo que sentía poco aprecio por nadie que no fuese él mismo y que le daba lo mismo si la gente moría o vivía, aquello era del todo injusto. Era verdad que nunca se había mostrado especialmente cariñoso ni había exhibido la exagerada zalamería del individuo al que acababa de matar, pero eso estaba muy lejos de significar que no fuese capaz de amar y menos aún que no sintiese el adecuado respeto hacia la vida de los demás, y si por algo se caracterizó durante toda la suya, fue por su aversión a ver morir a las personas o a que lo hiciesen por su mano. Sin embargo, en aquel momento lo único que quería era matar a todos y cada uno de los que le habían hecho aquello, y más concretamente a uno de ellos. De modo que después de una última mirada y un último beso, sus ojos enrojecieron y tomando su Dykari, abandonó el lugar que no querría volver a pisar mientras viviese.
Más temprano en Livingstone, y cuando se recibió el aviso de que estaban atacando Darnley, Tommy que había estado conversando con los Lovets, quiso ir con ellos.
Vladimir abrió los ojos con desmesura por varias razones. Él conocía bien a Tommy, no en vano había estado junto a él prácticamente día y noche desde hacía varios años ya, sino que más recientemente se había convertido en su zsameni y eso lo obligaba a conocer hasta el último detalle de su esencia, por lo tanto sabía lo terco e insistente que podía llegar a ser, algo que naturalmente se había exacerbado con su transformación, de manera que sabía que a menos que lo golpease, el chico iría con su consentimiento o sin él. Pero aparte de todo ello, darle su Dykari era un delito que podía llevarlo a Zatvor, sin contar con el hecho de que el sizvitel lo mataría si algo le sucedía a aquel necio. Sin embargo, Tommy era todo aquello que Vladimir había estado pensando, pero también un par de cosas más. La primera, que aparte de poseer un exageradísimo sentido del deber y una lealtad a toda prueba, había desarrollado un amor y una adhesión a Dylan que rayaba en el fanatismo, misma que, aunque pareciera imposible, se había acrecentado por el lazo que se forjaba entre el djali y su izbretel, así que bajo ninguna circunstancia iba a quedarse de brazos cruzados sintiendo como sentía que Dylan estaba en peligro o que sus hijos podían estarlo. Y la segunda, que poseía un encanto infantil y un poder de convencimiento con el que era difícil lidiar. De manera que Vladimir terminó claudicando y entregándole su Dykari aun a riesgo de ir preso por ello.
Eso era algo de lo que Nevsky estaba bastante seguro, por lo que concluyó que como en cualquier caso iría preso o perdería su cabeza, era mejor que por lo menos Tommy tuviese un mínimo de ventaja.
A pesar de que Tommy ya había estado en batalla y de hecho había muerto a raíz de una, ciertamente la carnicería que se presentó ante sus ojos no era de ningún modo comparable con lo que había visto hasta la fecha. Sin embargo, Tommy era un chico decididamente valiente, porque sin detenerse a pensarlo mucho, se había metido de lleno en aquel infierno. Sin duda Vladimir tenía razón y todos los que se encontraban allí le llevaban mucha ventaja tanto en años como en habilidad, pero de algo debió servirle a Tommy la tal vez escasa experiencia adquirida, porque si bien no estaba matando a tantos como lo hacían los Lovets y los Havariks, al menos lograba defenderse con cierto nivel de éxito. Por fortuna para Tommy, si bien Vladimir no era un guerrero, sí era un sujeto muy inteligente y le había recomendado a Tommy vestirse de manera adecuada para pasar como un Havarik o de lo contrario habría podido ser atacado por éstos también.
#14050 en Otros
#1117 en Novela histórica
#10575 en Fantasía
#3982 en Personajes sobrenaturales
violencia odio injustificado venganza, amor eterno verdad oculta, alegria efimera amor familiar
Editado: 29.09.2021