Al sentir la alteración de Derek, Henri había irrumpido sin ceremonias en el estudio mirando a todos los presentes pero concentrándose en Derek.
Derek no dijo nada más sino que abandonó el estudio, y cuando lo notó estaba en Darnley. Las veces que había querido ver a Cristopher, lo había hecho en Londres, pues si había un lugar al que no habría querido volver jamás, era la casa donde había nacido y donde para los efectos, también había muerto, pero más importante aún, donde lo había hecho su madre.
Prestó atención y se fue derecho hacia donde sintió la energía de su hermano. Cris estaba al lado de su deshecha esposa y miraba con opresiva tristeza el cadáver de su hijo. Derek se acercó, pero al ver al niño, un nudo doloroso se hizo en su estómago, porque le parecía estar viendo al Cristopher niño que vivía en sus recuerdos, ya que aquel chico era su viva imagen, pero también se planteó estar equivocado con relación a la edad, porque parecía un bebé de no más de unos cuatro o cinco años, siendo optimistas.
Henri tenía deseos de golpear a James, porque si conocía tan bien a Derek como siempre decía, debería saber que era un pésimo momento para hacer aquella clase de comentarios a un individuo como Derek que en efecto, no podía estar sintiéndose más miserable aunque aquello ni era su culpa, ni habría podido hacer nada por evitar.
Derek se negó a marcharse y estuvo al lado de su hermano todo el día, de modo que Henri le dijo a James que era necesario avisar a Istziar, porque estaba bastante seguro que Derek no había pensado en nada que no fuese apoyar a Cristopher.
Para quien no tuviese la ventaja que ellos tenían, le habría parecido que el duque no estaba muy afectado por la muerte de su hijo, mientras que Derek pensó que su hermano era el paradigma del caballero inglés, es decir, siempre frío y controlado aunque estuviese muriendo de dolor por dentro.
En el transcurso del día, Derek tendría oportunidad de aquello que había estado evitando. Conocer a sus sobrinos. Aunque él había seguido diligentemente el consejo de Iziaslav, y había evitado a toda costa ver a los niños, ese día sucedería.
Cuando Cris había entrado al estudio, Derek primero tuvo que hacer a un lado la sorpresa al ver una pintura de su antiguo yo, presidiendo el lugar de trabajo de su hermano y donde asumía debía estar una de su padre como antes Kendall tuvo una del suyo; y, aunque incluso se planteó que habiéndose parecido tanto a su progenitor, estaba confundido, al mirar bien se convenció de lo contrario, porque no solo eran sus ojos los que le devolvían la mirada, sino que recordaba cuando habían pintado aquel retrato y lo muy fastidiado que él había estado por ello.
Derek había elevado las cejas con sorpresa, pero luego le dolió el corazón al ver a Cristopher derrumbarse ante el peso del dolor.
En aquel momento, y de no haber sido porque Henri estaba con él, Derek habría cometido un terrible error dejándose ver por Cristopher, pues nunca, en todos los años posteriores a la tragedia, se había sentido tan culpable.
No sin cierta dificultad, Derek entendió el punto, pero las cosas no iban a mejorar, porque se aplicó tanto no solo a tranquilizar a su hermano sino a desviar sus pensamientos hacia situaciones pasadas y vividas por ambos y que lo alegrasen un poco, que en un momento determinado Cristopher se giró.
Derek contuvo la respiración mientras que Henri maldecía para sus adentros y decidió pasar un urgente mensaje, ya que si querían salir bien parados de aquella situación, necesitaban ayuda y mucha.
Henri volvió a sujetar a Derek justo en el momento en el que llamaban a la puerta. Cristopher reajusto su expresión y autorizó la entrada.
Cris asintió y el mayordomo hizo pasar a los chicos. Derek sintió una punzada de dolorosa alegría al verlos, pero intentó controlarse para prestarles atención. El mayor tenía el cabello negro y los ojos azul profundo herencia sin duda de Sophie, pero si bien guardaba algún parecido con Cristopher, no mucho. Pasó su mirada al otro, pero este debía estar muy afectado por lo recientemente sucedido, porque se frotaba los ojos y tenía las mejillas húmedas, así que no pudo verlo bien e intentó mirar al otro, pero aquel parecía una personita muy inquieta y en aquel momento lo único que podía ver de él era su trasero, porque tenía medio cuerpo bajo un sillón aunque no tenía ni las mínima idea de por qué. Sin embargo, la voz de su hermano lo desviaría de su atenta observación.
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Editado: 17.11.2021