La DinastÍa (libro 8. Rhyfeldstar)

Cap. 10 Niños

 

Ettiene Domine nació a inicios del siglo XI, en la primavera del 1003. Siendo el menor de los Domine, había sido destinado, en principio, a servir a la iglesia, pero su hermano mayor murió en combate cuando Ettiene tenía tres años, de manera que él pasó a ser el único varón de la familia. Su llegada al mundo se efectuó en un periodo muy conflictivo, sin embargo, logró sobrevivir y lógicamente contrajo matrimonio, mismo del que habían nacido cuatro hijas para el momento en el que sufrió su transformación. Su hija mayor tenía ocho años y la menor dos, pero por mucho que se esforzó, y lo hizo, y a pesar de ser muy hábil con la espada, se enfrentaba en condiciones de terrible desigualdad debido a que sus atacantes eran devrigs, así que vio morir a toda su familia, y de hecho, él mismo lo haría víctima de horrorosas heridas, pues si sus atacantes tenían la intención de transformarlo, él no se las daría por la forma feroz en la que los enfrentó. No obstante, el universo tenía otros planes, porque fue hallado por una patrulla de Levramzyk quienes precisamente perseguían al grupo que lo atacó, solo que llegaron con retraso. Edin recordaba, vagamente, que alguien gritaba que estaba vivo, pero cuando se le acercaron, aún tuvo coraje para intentar atacarlos, algo inútil, pero no estaba en su naturaleza darse por vencido, aun así, estaba demasiado destrozado y uno de aquellos sujetos tomó la decisión de salvarlo, algo por lo que Edin no se mostraría precisamente agradecido, pues si había vivido un infierno al ver como era masacrada su familia, el que viviría con la recuperación y adaptación a su nueva naturaleza, sería mucho peor. Cuando Haliq estuvo seguro que había superado el periodo crítico, lo enviaron al albergue, que para entonces aún no era como el actual, pero que ya había comenzado su construcción, de manera que Edin sería uno de los primeros nya en beneficiarse de aquel lugar. Si bien su recuperación física se había completado con éxito, su recuperación mental llevó mucho más tiempo, porque no hubo nadie, y eso incluía a Iván, que pudiese hacerlo hablar durante más de veinte años. Lógicamente individuos como Iván o Istval, eran perfectamente conscientes tanto del odio que sentía Edin por ellos, como de las terribles pesadillas que lo atormentaban y donde veía la masacre de su familia una y otra vez, lo que lo llevaría a temer quedarse dormido. No obstante, Iván era un sujeto obstinado, terco, insistente y al menos para su trabajo, tenía una extraordinaria paciencia de la que Istval carecía, de manera que se empeñó tanto como solo él podía hacerlo y finalmente tuvo éxito, pero a partir de ahí, es decir, cuando logró hacer salir a Edin del silencio, fue Istvan quien asumió la tarea de su sanación emocional, pero eso les tomó otros casi treinta años; así que cuando Edin le dijo en una oportunidad a Madeleine, que nadie podía vivir con un rencor como el que sabía que ella podía sentir, y aunque no se acercaba al que él había sentido tanto por las circunstancias, como porque él había visto morir a su familia completa y Madeleine no, sin duda alguna sabía de lo que hablaba, pues lo hacía desde la experiencia. 

Mucho tiempo después y sabiendo cómo supieron, de las habilidades militares de Edin, le propusieron entrar al Laki, porque era obvio para todos que aquel chico si bien estaba vivo, lo que no parecía querer era vivir y menos aún volver a tener una familia, así que aquella era una forma tan buena como cualquier otra de darle algún sentido a su vida. La sorpresa fue que resultó no solo extraordinariamente bueno, porque era disciplinado, inteligente, hábil y muy terco, sino que en verdad encontró algo que despertó su interés, tanto, que su dedicación le valió rapidísimos ascensos hasta conseguir la proeza de convertirse en el Levjaner más joven de la historia, o al menos en un caso como el suyo, porque el más joven en realidad había sido y seguía siendo Yvaylo, pero Yvaylo era un midevrig mientras que Edin había sido transformado. 

Quizá por toda la experiencia vivida, era que Edin era tan sensible a los daños sufridos por mujeres y niños, y perseguía con saña a cualquiera que los perpetrase, y era esa actitud, lo que les proporcionaría un dato importante con relación a lo que los ocupaba en la actualidad y la razón por la que había pedido la reunión en la que se encontraban.

  • Es una noticia de naturaleza alarmante y triste - dijo Istvan - se trata del secuestro de niños
  • ¿Disculpa? - dijo Iyul
  • ¿No dijiste que se trataba de nuevos ataques nelegas? - preguntó Janos
  • Y lo son, pero nadie había notado el secuestro hasta que Edin lo hizo - dijo y todos miraron al joven Levjaner - Edin - dijo Istvan instándolo a rendir el informe
  • En el primer ataque perpetrado en territorio francés, me llamó la atención que entre los cadáveres no hubiese niños, y si bien podía alegrarme eso y asumiendo que en atención a la premisa del motivo para una transformación, no irían tras los pequeños, inicié una búsqueda en todos los rincones de la aldea que luego extendí a los alrededores, pero no había ni rastro de ninguna criatura, Aquello me pareció muy extraño, porque ciertamente entre los fallecidos, que en su mayoría ya eran personas mayores, también había algunos jóvenes en edad de ser padres. No tuve mucho tiempo para pensar en ello, porque el siguiente ataque se sucedió con rapidez, y en esa ocasión observé la misma situación, es decir, la ausencia de niños. Solo efectuaron un ataque más en Francia, pues ya sabemos que no operan en un mismo lugar por mucho tiempo, de manera que me trasladé a otros de los lugares que habían sido atacados con anterioridad, encontrando la misma situación
  • ¿Cómo lo sabes? - preguntó Itlar - Nunca dejan sobrevivientes
  • Precisamente por eso, recuerda que siempre que sucede algo así, les damos sepultura a las víctimas, y no había ninguna que se correspondiese con la de niños, y por otra parte, hice algunas averiguaciones en aldeas cercanas acerca de sus vecinos y ciertamente había niños en las que fueron arrasadas. Adicional a lo anterior, y en aquellas poblaciones en las que no han quemado las viviendas, hice un registro de las mismas y hallé tanto ropas pequeñas como juguetes.




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