Generalmente cuando no se entiende algo, se intenta buscar respuestas. En el caso de Lucía no se trataba de que no entendiese, pues ella tenía claro que no era la primera vez que pasaba por esta dimensión, de manera que sabía que muchas empatías o antipatías, sin aparente explicación, tenían su origen en relaciones anteriores. Sin embargo, sabiendo esto, no había pensado mucho en ello con relación a quienes la rodeaban en la actualidad, pues estaba muy ocupada en otras cosas a su juicio de mayor importancia. Sin embargo, cuando conoció a Yves, la vibración de aquella energía le resultó tan familiar, tan cercana y conocida que casi fue como un golpe, de manera que eso fue lo que la llevó, inconscientemente, a intentar identificarla, lo que a su vez desembocó en la poco delicada intrusión en su mente lastimándolo sin querer. Después de aquello era que se había fijado en su aspecto exterior, pero esto no mejoró la sensación de familiaridad. A pesar de todo lo anterior, Lucía había abandonado el salón riñéndose a sí misma e intentando recordar que independientemente de lo que hubiese podido suceder o cuál hubiera sido su relación anterior, no era que careciese de importancia, pero lo importante era que cualquier cosa que hubiese quedado pendiente entre ellos, la idea de un nuevo encuentro era resolver posibles conflictos y avanzar. De modo que intentó sacar aquello de su cabeza dedicándose a lo que tenía entre manos.
Si bien todos aquellos que habían ido a recibir instrucción de los svetsniks, habían recibido una misma tarea en común, en algunos casos tenían tareas particulares, y Lucía se había dedicado con ahínco a la suya. De acuerdo a lo que se le informó, mucho tiempo antes de la existencia de Seren, había existido otra vidmagy igualmente poderosa de la que la primera, en teoría, era su heredera y a quien se le transfirió el poder de su antecesora para que continuase con su deber de mantener el equilibrio natural. Sin embargo, como no pudo continuar con su labor, a Lucía se le anunció que si bien ella era la heredera de esa sabiduría y poder, tendría que encontrar la fuente del mismo; el pequeño detalle fue que no le dijeron dónde buscar, y si bien le dijeron qué debía buscar, lo que no le dijeron fue dónde ni si aquello tenía una forma.
Lucía se giró con pésimas intenciones, como era lo habitual, pero lo que tuviese pensado decir, y habitualmente no pensaba, quedó paralizada, porque Louis tenía no solo una expresión de inmensa tristeza, sino que sus azules ojos estaban anegados de lágrimas. De modo que repentinamente Lucía recordó una de las tantas cosas que le habían dicho los svetsniks.
Esto se dio en medio de una de sus conversaciones con la svetsnik de la tierra que era quien la instruía en lo relacionado con la sanación.
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Editado: 16.12.2021