La DinastÍa (libro 8. Rhyfeldstar)

Epílogo

 

Durante los siguientes años se dieron varios conflictos en los que los devrigs se vieron involucrados de un modo u otro, bien fuese por intentar que los suyos no se inmiscuyesen más de lo que lo hacían o por evitar verse envueltos en conflictos que no les correspondía, como fue el caso del conflicto entre Rusia y el Imperio Otomano.

 

Después de la derrota sufrida por Suecia en la batalla de Poltava, Carlos XII convenció al sultán otomano Amhed III para declararle la guerra a Rusia. Lamentablemente para los rusos, Pedro I y su mariscal de campo, Boris Sheremetev, planificaron muy mal la campaña y fueron derrotados por las tropas otomanas, y finalmente se firmaría el tratado del Prut en 1711.

 

En 1725, una vez que se conoció el pacto firmado en el tratado de Viena entre Felipe V de España y Carlos VI del Sacro Imperio Romano Germánico, Gran Bretaña y Francia lo vieron como una amenaza a lo acordado en el Tratado de Utrech donde se establecía: << mantener a los Estados firmantes en los países y ciudades dentro y fuera de Europa que actualmente poseyeran>> De manera que aquello desataría la guerra anglo-española que se inició en 1727 y finalizó en 1729 con la firma del Tratado de Sevilla, conservando Gran Bretaña el dominio sobre Menorca y Gibraltar, mientras que Felipe V había conseguido para su hijo el ducado de Parma y el ducado de Toscana.

 

En 1733 estalló la guerra de sucesión polaca. Aunque teóricamente y en principio, el motivo era la disputa sucesoral entre Federico Augusto II y Estanislao Leszczynski, supondría también un enfrentamiento entre los Borbones y los Hasburgo en un intento de los primeros por eliminar el poder de los segundos en Europa occidental. Con esto los devrigs tuvieron muchos problemas, pues Loran Harsady estaba metido hasta el cuello en el asunto debido a que aquel era su suelo natal, pero finalmente lograron vadear también aquello y la paz se firmó después de cinco largos años de conflicto, en 1735 con el Tratado de Viena, aunque este no se ratificaría hasta 1738.

 

En 1756 se inicia la Guerra de los Siete Años. Los principales oponentes en este conflicto eran Francia y Gran Bretaña, pero involucró al Reino de Prusia, al  Electorado de Hannover, al Reino de Portugal, el Electorado de Sajonia, el Archiducado de Austria, al Imperio ruso, Suecia, Finlandia y España. La guerra se llevó a cabo en dos frentes, por una parte Federico El grande, decidió invadir Sajonia, pues siendo que Prusia estaba rodeada de enemigos, él decidió adelantarse, pero si bien ocupó Sajonia, cuando penetró Bohemia fue vencido por los austríacos. Más adelante los rusos se unieron a los prusianos y gracias al genio militar de Federico obtuvieron varias victorias, pero como Federico estaba siendo atacado desde varios frentes, se vio obligado a utilizar tácticas defensivas que resultaron muy costosas y peligrosas.

 

El otro frente se libraba en territorio americano. En América del Norte, Francia quería frenar la expansión del imperio inglés, pero si bien obtuvieron muchas victorias, finalmente los ingleses habían conquistado todas las propiedades francesas en Canadá.

Por otra parte, pero en América también, Gran Bretaña había aumentado el hostigamiento al comercio y seguridad españoles, lo que empujaría finalmente a España a una alianza con Francia en contra de los británicos.

Los ingleses se habían negado a firmar ningún tratado de paz hasta haber aniquilado las fuerzas francesas, pero finalmente se firmaron varios tratados que pusieron fin a la Guerra de los Siete Años con una resonante victoria para Gran Bretaña y Prusia. Entre los mencionados, está el Tratado de Paris y el Tratado de Hubertusburgo, firmados en 1763. 

 

El primero representó para Francia la pérdida de la mayor parte de sus posesiones en América y Asia. Sin embargo, Francia no consideró sus pérdidas tan catastróficas, pues la población francesa que habitaba en Quebec, sería tratada con respeto, y por otra parte, las pérdidas en la región del Caribe, serían compensadas con las ganancias que le proporcionaba su posesión más importante en aquella zona, como era Puerto Príncipe, que producía la mitad del azúcar que se consumía en el mundo.

 

Y el segundo, convirtió a Prusia en una potencia europea con la concesión de Silesia como propiedad prusiana.

 

Si bien todo lo antes expuesto, había estado teniendo lugar en la primera mitad del siglo XVIII, y Yaroslavl no se había visto involucrada como nación debido a que todos los embajadores, misiones diplomáticas y hasta enviados comerciales, chocaban contra la férrea oposición de Sergei, Dylan, Henry y sus equipos de trabajo, que tenían poca o ninguna inconveniencia en suprimir de las políticas cabezas que intentaban convencerlos, las ideas de una alianza de cualquier especie, siendo Yaroslavl quien establecería el principio de neutralidad e inviolabilidad de su territorio que adoptaría mucho más tarde, en 1815, Suiza.

 

Sin embargo, aunque pudieron como nación mantenerse al margen, no podían hacer lo mismo con los miembros de su raza, porque siendo que los había de todas las nacionalidades en conflicto, lo tenían difícil para que éstos no se involucraran o intentasen inclinar la balanza a favor de sus respectivos suelos natales, y esto alcanzaba incluso a los miembros de la familia real, de los cuales los más problemáticos resultaron Derek y Lucien. No se trataba de que alguno de ellos quisiese favorecer a su patria y que esta saliese vencedora, sino que intentaban por todos los medios a su alcance, fueran éstos lícitos o no, proteger a los habitantes de sus tierras.




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