Llevaba toda la noche sin dormir Kody había quedado atorado en Canadá gracias a las fuertes ventiscas de los últimos días muchos vuelos habían sido cancelados por el mal tiempo, no quería pasar navidad sola su hermano Sam estaba fuera de la ciudad Noa le había dicho que podía ir a su casa y pasar allí las fiestas con ella y su familia.
Tomó asiento frente a la chimenea recordando su pasado junto a Noa, ambas tuvieron una época difícil y tener una feliz navidad era algo que ella y su amiga no tenian oportunidad de tener hace mucho una feliz navidad —Nini espero no ser una molestia está navidad, iré por obsequios para mis sobrinos y luego iré por pastel y... —Calló al escuchar que alguien timbraba al estar sola en casa fue ella misma a la puerta, volvieron a timbrar y exasperada aceleró el paso—, con un demonio, no hace falta tocar el timbre como demente... —Nuevamente se quedó sin palabras frente a ella en la entrada de su casa estaba la persona que menos esperaba ver en su vida, sus verdes ojos se volvieron a topar con ese par de orbes miel que hace tanto no veía.
La última vez que le vio fué hace cinco años en el matrimonio de Noa y Alexander y ese no había sido el mejor encuentro precisamente hablando.
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Estaba maravillada con todo a su alrededor Alexander y su mejor amiga confesaron sus sentimientos uno por el otro en Florencia Italia; ese básicamente había sido el inicio de su turbulenta historia de amor, la boda había sido emotiva había grabado cada momento la recepción se llevaba a cabo en un hermoso castillo de cuentos. Cameron se sentía atrapada en un cuento de hadas.
Iba bloggueando mostrando a sus seguidores el hermoso donde su mejor amiga celebraba su boda, por estar distraída se enredó con la falda larga del vestido, cerró los ojos esperando el golpe contra el suelo pero este nunca llegó.
—¿Estás bien pelirroja?
Alzó el rostro abriendo sus ojos sorprendida, de todas las personas que le pudieron haber salvado de aquel penoso momento nunca por su cabeza pasó que sería él y mucho menos que lo volvería a ver. En cuanto escuchó ese apodo y esa voz juguetona no había duda de que era él.
—Cameron —no era que le molestara tenerla sujeta, de hecho hace mucho deseaba al menos verla en persona y ahora era una realidad, aún así debía preguntar si estaba bien—. Por lo visto estás comoda, aún así debo preguntar si estás bien...
—Si —su corazón quería salirse de su pecho estaba avergonzada, sus mejillas hacían competencia con su rojo y llamativo cabello volvió a la realidad se alejó rápidamente y con brusquedad del agarre del castaño—, n-no te preocupes estoy absolutamente bien Francisco muchas gracias por ayudarme. —Sin decir más la pelirroja de vestido turquesa se fué tronando sus tacones.
Él le siguió pero afortunadamente el pequeño Ian y Luna abordaron a su tío Frans haciendo que ella desapareciera de la vista de Francisco «pasan los años y no puedes sacarte w ese tonto de tu cabeza Cameron reacciona», no tenía nada que pensar Frans era su pasado y Kody su presente y eso no tenía discusión alguna.
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—¿Y te quedarás ahí todo el día sin hacer nada? —inquirió Francisco tratando de hacer reir a la ceñuda pelirroja.
Suspiró haciéndose a un lado para permitirle el paso al recién llegado, afuera hacia demasiado frío para seguir ahí congelandose como paleta.
Entró y ella le siguió el paso sin perder detalle, Cameron tomó asiento en el sofá y Frans también, el castaño pensó que estar de nuevo frente a Cameron sería más sencillo pero ahora frente a la pelirroja se cuestionaba muchas cosas.
—¿A qué debo tu visita? —inquirió Cameron en tono apático de voz.
Estaba nervioso, los años pasaban y esa mujer solo se ponía endemoniadamente más hermosa con el tiempo —Noa, si Noa ella venía por tí pero yo me ofrecí a buscarte...
Frans guardó silencio, el sonido de un móvil seguido de la pelirroja contestando la llamada, escuchó a la esposa de su primo decir que iría por Cameron sintió el impulso de ofrecerse para ir él a recoger a la pelirroja. Luego de unos cinco minutos Cameron finalizó la llamada:
—¿Me dirás si, o no a qué viniste? —preguntaba Cameron con desconfianza reclinando su espalda al sofá—, tú y yo no somos los mejores amigos precisamente.
—Lo sé —dijo poniendo sus ojos en blanco esa mujer no era una manzana de caramelo precisamente—, está muy claro y entendible que me desprecies con todo tu ser, pero es navidad me ofrecí para llevarte a la cena Alexander y Noa esperan por ti y yo soy tan amable que me ofrecí a llevarte hay mucha nieve afuera...
—Esta bien, está bien Frans no debes contarme tu vida, dejaré que seas mi chófer; pero solo lo haré porque ya estás aquí pero antes de ir iremos al centro comercial por obsequios, espera aquí iré por mi bolso y un abrigo.
Se levantó del sofá, fue escaleras arriba minutos después bajo abrigada y con una bolsa en su mano izquierda, misma mano donde un par de anillos en su dedo anular le recordaban que Cameron ya no estaba para él, que nunca volvería a tenerla en sus brazos y que sus besos ya tenían dueño y no era él.
—Vamos chófer estás muy lento —dijo la pelirroja con una risa burlona—, muévete a esta hora seguramente el centro comercial es un caos.
Lo dicho por Cameron sacó al castaño de sus pensamientos, se levantó del sillón para ir tras la burlesca pelirroja que no dejaba de decir que era su chófer personal. Aunque frans se quejaba de las burlas de Cameron internamente disfrutaba el ameno momento de risa que compartía con su antiguo y único amor.
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La cena de noche buena había sido especial no estaba mucho en casa últimamente y estos momentos eran únicos y los atesoraba como esferas de cristal en su corazón.
Editado: 17.03.2024