La Duquesa

XXI

El siguiente mes consistió en un constante traqueteo. Al día siguiente de la boda de Marta se anunció nuestro compromiso, pero para no levantar sospechas la boda se fijó para un mes después. En esta ocasión recibí muchísimas más invitaciones que cuando se había hecho público que Fran me estaba cortejando. Viola me obligaba a ir a casi todas las fiestas y reuniones, pero a pesar de estar siempre rodeada de gente, nunca me había sentido tan sola. Toni se había marchado de mi casa la misma noche en la que nos habíamos prometido, yo supuse que él desearía disfrutar de su último mes de libertad.
Intentaba llenar el tiempo trabajando en los libros de cuentas, en reuniones que los abogados y administradores, pero aun así mi mente siempre encontraba tiempo para compadecerme. La búsqueda de respuestas con respecto a "mi tia" había quedado en un punto muerto, no había manera de avanzar sin encontrar alguna nueva pista. Estaba segura de que Victor era el amante de "mi tia", pero no tenía el valor de presentarme en su casa a preguntarle. Tras haberlo visto con Fran aquella noche, algo me decía que él había participado en el intento de asesinato de mi padre, pero sin pruebas nada podía hacer.

Aquello era el infierno en vida, todos me felicitaban por algo que yo detestaba. Tanto era así que en algunos momentos rondaban por mi cabeza la idea de fugarme, desaparecer del mapa, pero sabía que no podría vivir huyendo, mi padre me había inculcado demasiado honor.
Estaba en el salón del te cuando alguien llamó a la puerta.
-Sira querida-dijo Viola entrando en la estancia- estás preciosa esta mañana- Sabía perfectamente que aquello no era cierto, llevaba dos semanas sin apenas dormir, por lo que unas horribles ojeras se habían instalado debajo de mis ojos- ¿Estás nerviosa?- preguntó inocentemente.
-No, solo deseo que esto pase para poder volver a mi vida normal.
-No digas eso, el día de tu boda debería ser uno de los más felices de tu vida-Aquella tarde tendría lugar aquel "maravilloso" momento y yo solo quería que pasara ya. Viola se sentó junto a mí y me tomó de la mano.- ¿Has hablado ya con Toni?
-No desde la noche en que nos comprometimos... Viola siento que esto está mal, está muy mal- respiré hondo para que no se me quebrara la voz- no quiero arruinarle la vida también a él.
-Sira, que te preocupes por él demuestra que no le vas a arruinar la vida... ahora tenemos que subir a arreglarte.

Viola había insistido mucho en participar en los preparativos de la boda, tanto era así que ella lo había organizado todo. Yo me dedicaba a dar el visto bueno a todo lo que ella proponía, pero realmente no tenía ni idea de nada. Hacia una semana que Viola se había instalado en mi casa, decía que los novios pueden apañárselas solos, pero que una novia siempre necesita a una madre junto a ella. Mientras me preparaba decidí que la gente no podía verme así, ante todo era una duquesa, y debía demostrarlo. Me erguí en la silla y levante el mentón.
-Muy bien querida, así me gusta orgullosa de ti misma, solo falta que dibujes una sonrisa en ese bello rostro- Viola realmente era muy tierna conmigo, siendo la archiduquesa cualquiera podría decir que debía ser fría y distante, pero yo ya la consideraba como a una madre.- El ultimo toque...-dijo mientras le entregaba algo a una de las criadas- pertenecían a mi madre- susurro mientras la criada me mostraba unos preciosos pendientes plateados en los que habían incrustados dos zafiros- es una joya que lleva en mi familia generaciones, y ahora, es tuya.
-Viola...nadie había sido tan buena conmigo en toda mi vida, gracias.
-Ahora somos familia Sira... no vas a volver a estar sola.

Mientras bajaba por las escaleras de mi casa, aquellas que me habían visto crecer, no pude evitar pensar en mi padre y en lo que él habría pensado de aquella situación. Estaba segura de que estaría orgulloso. Siempre lo estaba...
Había sido muy considerado por parte de los Archiduques celebrar la boda en mi casa, a pesar de que cualquiera de sus propiedades habría sido más correcta. Viola decía que Toni quería que me sintiera lo más cómoda posible. Además mi casa era lo suficientemente grande, elegante y perfecta, para una boda como aquella y mucho más.
....
Toni y yo no nos miramos en toda la ceremonia, ni tan siquiera en el momento de entregarnos los anillos, lo que no hizo más que confirmarme el descontento de ambos.
-Yo os declaro marido y mujer – anunció el obispo- ¡Puedes besar a la novia!
Toni se inclinó hacia mí, pero yo no giré mi cabeza, por lo que el depositó un casto beso en mi mejilla. Todo el mundo se puso en pie y aplaudió.
Cuando la cena termino, yo ya no podía más, estaba exhausta y enfadada con todo el mundo, además, el hecho de pensar lo que tendría que hacer esa noche no ayudaba a calmar mis nervios. De pronto divisé a Marta entre la multitud, desde que se había casado a penas nos habíamos visto en un par de fiestas, su nueva residencia no se encontraba tan cerca como la antigua y sus nuevas obligaciones la retenían en casa.
-Querida señora Cigar- dijo al tiempo que me hacia una reverencia, mi cara debió reflejar mi sorpresa y terror al escuchar ese nombre, aquello era algo en lo que no había reparado, ahora ya no era Sira Fallen, sino que era Sira Cigar.
-Sira... ¿estás bien? Llevo observándote un rato y parece que te gustaría estar en cualquier parte menos aquí.
-¿Me acompañarías a tomar el aire a un balcón?- Sin esperar respuesta me dirigí hacia el balcón más cercano.
-Sira...- dijo Marta con tono de preocupación- me estas asustando...
-Marta... yo, yo no deseo esto, no deseaba casarme- dije entrecortadamente- esto, esto es un error... debería haber dejado que me quietaran los títulos y los bienes... nadie debería ser obligada a casarse. –Marta posó su mano en mi mejilla.
-Querida... se que estás asustada y que el hecho de que os encontraran a solas en los jardines aceleró un poco vuestra relación- Marta no había sido informada de todos los hechos que habían ocurrido la noche en la que Toni y yo nos habíamos comprometidos, su versión era más reducida y solo nos implicaba a Toni y a mí.- Se que él te aprecia Sira, podrías darle una oportunidad... ya no hay vuelta atrás y en tus manos está el tener una vida plena y feliz o una llena de amargura y desdicha...
-¿En qué momento has pasado tú a ser la más sabia de las dos?- dije sonriendo de corazón.
-Creo que cuando me casé-dijo entre risas.
-Gracias- dije dándole un abrazo- creo que debo ir a buscar a Toni.
Salí de la terraza y me fui excusando de todas aquellas personas que requerían mi presencia. En mi mente solo había un objetivo, debía disculparme con Toni, pedirle perdón por mi comportamiento y darle las gracias por haberme salvado de la ruina. Pero cuando finalmente encontré el alma se me callo a los pies, estaba en un pasillo con la espalda pegada a la pared y con una mujer colgando de su cuello, Lady Sofía. Entonces recordé que el día que Marta y yo nos habíamos ido de picnic ella había mencionado algo sobre ellos dos, pero no recordaba el que. Di media vuelta y volví al salón, no podía creer lo que había visto, Toni el que había prometido ser fiel a su esposa para toda la vida no había podido cumplir su promesa ni un par de horas. Quizás había sido mi culpa, yo le había dado permiso para que fuera libre.
Me acerque a la mesa de las bebidas y vacié dos copas sin pestañear. Cada baile traía una desgracia, pensé bebiéndome una tercera y después una cuarta copa. La última y primera vez que había bebido tanto había conseguido apaciguar un poco mi dolor, pero esta vez no estaba segura de que fuera a funcionar.

-Sira ¿qué estás haciendo?- pregunto cortés pero firmemente Viola
-Disfrutar de mi boda tanto como tu hijo al parecer.
-¿Qué quiere decir? ¿Dónde está Toni?
-Pasándoselo en grande- dije bebiéndome otra copa.
-Ya está bien- dijo sin levantar la voz para que nadie pudiera oírla- querida, creo que es la hora de que te retires a tu habitación.
Sin llegar a ser plenamente consciente de lo que sucedía me encontré subiendo las escaleras hacia una de las habitaciones principales de la casa, pero aquella no era mi habitación, por eso me detuve en seco.
-Ese no es mi cuarto...- articulé con dificultad.
-Sira hoy es tu noche de bodas... no voy a permitir que durmáis en habitaciones separadas. -Un criado se acercó por el pasillo y junto a él una de mis doncellas- La señora Cigar no se encuentra muy bien, por favor llévenla a la habitación que le han preparado para hoy, enseguida llegará su marido.
Cuando Viola se marchó los dos criados me miraron con lástima. Yo no me aguantaba en pie, por lo que me apoyé en una de las paredes y le exigí al criado que me trajera una botella de licor, el me miró confuso, pero yo volví a repetir mi exigencia y poco después de haber entrado en la que iba a ser mi dormitorio aquella noche, ya estaba de vuelta con ella. Les ordené que se marcharan, abrí la botella y comencé a beberla. Me quedé maravillada al contemplar la habitación, Viola había hecho un trabajo maravilloso, todo estaba precioso y olía fenomenal, pero en mi mente solo había cavidad para un pensamiento, la única persona en la que había podido confiar al completo acababa de fallarme.
Me tumbé en la cama sin siquiera quitarme los zapatos. Y me quede ahí, tumbada de lado y contemplando la pared. Llevaba un rato así cuando la puerta del dormitorio se abrió.
-¿Sira?...-era la voz de Toni, pero estaba tan cansada y enfadada que no respondí. Oí como cerraba la puerta, y unos minutos después noté como se tumbaba a mi lado- Buenas noches...- dijo besando mi cuello.
-Déjame en paz... -conseguí decir, y tras empujarlo un par de veces perdí la conciencia.



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En el texto hay: misterio, romace, epoca victoriana

Editado: 13.04.2019

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