Wander pasó la noche en los barracones con el resto de los soldados de la ciudad. Súrion quiso ofrecerle una habitación en el castillo, pero él se sentía más cómodo junto al resto de los militares, tal y como creció en su hogar. Tras la charla con Jhin de la noche anterior, ella le agradeció las palabras y prometió haber tomado una decisión por la mañana. Wander reconoció la locura de la misión y no saber ni por donde empezar, pero si Lurtz también creía que algo malo estaba ocurriendo debían actuar y ya tendrían tiempo de pensar cómo alcanzar el objetivo.
Las camas de los barracones de Cintheria eran mucho más incómodas que las de Calathra. De igual manera, Wander logró descansar y los soldados fueron muy agradables con él. Por la mañana se despidió y una de ellas se ofreció para acompañarle al castillo, donde el rey Súrion le esperaba en la sala del trono. Nada más llegar, la mujer se marchó a cumplir con su deber. Jhin se encontraba sentada en su trono, junto a Súrion. Amalia y Dahlia no estaban junto a ellos.
—Buenos días —saludó el Rey—. Espero que hayas descansado bien.
Wander asintió y depositó en el suelo la bolsa donde llevaba todas sus provisiones y utensilios con los que partió desde Calathra. Jhin y él cruzaron miradas.
—He tomado la decisión de partir contigo —anunció Jhin levantándose de su asiento—. Ya he informado a mi padre y en poco tiempo estaré preparada para partir.
Wander de nuevo asintió sin dar ninguna respuesta verbal, solo que esta vez lo hizo con una tímida sonrisa. Por un lado, prefería viajar solo, pero por otro Jhin le parecía una interesante compañía, tanto por la personalidad de la joven como por su linaje.
—Como anuncié ayer el camino a Calathra está completamente bloqueado —comentó Súrion preocupado—, de modo que lo único que podéis hacer es tomar la cueva de paso hacia Pollswin. Se trata de una cueva que se construyó hace muchísimos años para conectar Cintheria con Pollswin y que ha permanecido cerrada desde que terminó la guerra.
Wander conocía la historia porque Pollswin mantenía muy buenas relaciones con Calathra y, cada vez que venían comerciantes de Pollswin evidenciaban de forma desproporcionada el odio hacia Cintheria. Con el paso de los años las razones por las que se cerró el paso se fueron distorsionando y muchos acusaban a Cintheria de no querer productos de Pollswin y habían olvidado a los magos de Cintheria, quedando patente un odio irracional.
—Si no queda más remedio, sería necesario abrir el paso —comentó Wander decidido. Si iban a asumir esa misión tenían que disponer de todo lo necesario.
—Cuento con ello y Jhin ya está en posesión de la llave —reveló Súrion.
Jhin, con el fin de demostrarlo, sacó de un bolsillo oculto de su vestido una llave más o menos grande, llena de óxido y muy antigua.
—Perfecto. —Wander estaba deseando partir y dejarse de tanto protocolo—. Entonces, en cuanto estés preparada, Jhin, comenzaremos el viaje. Esperaré afuera, en la escalera dónde nos conocimos.
Jhin asintió, aunque por su cara pareció un poco contrariada con la situación.
—Intentaré darme prisa —terminó diciendo para que Wander se quedase tranquilo.
—Muchas gracias por todo, Wander —finalizó Súrion estrechándole la mano—. Sé que no compartimos las creencias y que pondrás por encima las órdenes de Lurtz, pero confío en que si tenéis noticias sobre los monumentos de los dioses, os desviaréis un poco del camino para investigarlo.
—Prometido, su Majestad —aseguró Wander, antes de recoger su petate y dirigirse hacia la salida de la sala del trono.
Editado: 10.12.2024