POV: CARINA.
Quedé impactada al ver esa serpiente ahí, tenía tanto miedo de que me mordiera pero gracias a Dios él apareció. Su comportamiento era tan raro, se veía furioso, frustrado y ni siquiera se la pasaba encima de mí ya, de seguro ya le aburrí como esposa, espero que se consiga a otra, así me deja libre.
Empecé a pasar mucho tiempo en el jardín, muy lejos de las flores por aquello, además, al día siguiente de ese suceso encontré varias flores en mi habitación.
Con una mano en mi vientre salgo al jardín, siento que me va a bajar la regla, pues ya hemos cambiado de mes. Me paro frente a un árbol y lo miro como si fuera una gran obra de arte, naturalmente si lo es, lo único malo que creó Dios fue al hombre, somos la especie que arruina la tierra.
Siento una mano taparme la boca y sostenerme de la cintura, pataleo e intento soltarme pero en cuestión de segundos pierdo el conocimiento.
Parpadeo varias veces hasta poder enfocar bien mi vista, me giro de lado y veo a mi hermana hablando con Nikolay, frunzo el ceño confundida, ¿Por qué están tan cercanos?
—Marie... —mi voz se corta. ¿Qué me hicieron? Trato de levantar la cabeza pero no lo logro, todo me da vueltas y mi vista se vuelve anublar.
—¡Carina! —siento un peso más sobre la cama. Me levanta y me acuesta sobre ella.
—¿Qué...?
—Tranquila —acaricia mi cabello. —. Sólo estás mareada, estuviste inconsciente —me explica.
—Le traeré agua —escucho a Nikolay murmurar.
Los brazos de mi hermana me rodean, poco a poco mi vista se va aclarando, ella me incorpora un poco para darme de beber agua y me siento mejor.
—¿Qué está pasando? —pregunto.
—Te sacamos de allí —me dice.
—Mariella te dije que no lo hicieras —le reprocho reincorporándome. —. Va a venir por mí, lo sé, no quiero que te haga nada.
—Eso no va a pasar —refuta.
—Mariella hablo en serio, mató a una enfermera y dos chicos, y... mató a Teddy —lo último lo digo entre cortada y empiezo a llorar de sólo recordarlo. —. No quiero que te pase nada, entiéndelo, mi lugar es a su lado, estamos casados —digo intentando levantarme de la cama pero ella me detiene.
—¡No digas estupideces! ¿Qué te metió ese tipo en la cabeza? ¿Qué te hizo? ¿Cómo en tan poco tiempo hablas así? —exclama molesta.
Me echo a reír en su cara. —¿Sabes lo que más me hizo daño? —pregunto quitando las sábanas encima de mí. —. Rogarle a papá entre lágrimas que no me dejara ir, le importó más su puto negocio que yo, no tuvo miedo de lo que ése tipo pudiera hacerme.
—¡Nosotros estamos sufriendo también! Tiene a tú familia amenazada, ¿sabes por qué no nos ha matado? Por ese maldito papel que dice que eres su esposa —grita tomándome de los brazos.
—¿¡Y qué!? Papá decidió irse por el lado fácil y entregar a su hija como un juguete, ya entendí, entendí lo que me trataste de explicar, en ésta vida los sentimientos no valen, no hay corazón, son personas con huecos ahí dentro, al menos Leonardo fue sincero conmigo, desde el principio dejó claro quien era, ¿y sabes qué? Él me está enseñando a ser como ustedes, sin corazón, sin sentimientos, porque son puras hormonas.
—¡No sabes lo que dices! —ella niega con la cabeza. —. Tú no puedes ser así.
—¡Suficiente chicas! —grita Nikolay. —. Acá lo importante es que su padre no se entere de nada y que podamos llevarte lejos antes de que ése tipo nos encuentre. —. Mariella vamos, es mejor dejarla sola para que piense y asimile las cosas —extiende su mano.
Mariella acepta su mano y salen de la habitación.
Leonardo enloquecerá, debería irme de aquí antes de que haga una masacre, me paro de la cama pero aún no me siento bien.
—Mariella —golpeo la puerta. —. ¡Mariella!
Tira de la puerta de repente y caigo al suelo.
—¿Qué te pasa? ¿No estás feliz de que te haya rescatado?
—Prefiero quedarme con él, estuve viviendo en una mentira, rodeada del supuesto amor de mis padres que no dudaron en entregarme a un demonio.
—Las crueldades de la vida no siempre son para mal —repite las palabras de mi madre. Se lanza al suelo hacia mí. —. Sé que él te hizo mucho daño pero ya estás a salvo, lamento no haberte protegido, lamento no haber podido hacer nada.
Me echo a llorar en sus brazos, sé que esto no es el fin, Leonardo no me dejará ir, y de todos modos ya empecé a pagar el precio de la tranquilidad de mi familia.
—No quiero que te haga daño —sollozo.
—Eso no pasará, saldremos de ésta.
—Papá se enojará contigo, no me importa quedarme con él, igual soy su esposa —insisto.
—No hables así —demanda. —. Papá puede enojarse, igual me odiará.
—¿Qué hay entre tú y Nikolay? —pregunto limpiando mis mejillas. Aparto mi cabeza de su pecho y la miro a los ojos.
Ella junta sus labios suspirando. —Lo amo —declara y jadeo de la impresión.
—Ay alá, ¿quieres que papá lo mate? —exclamo en shock. —. ¿Tú crees en el amor? Son sólo hormonas revueltas hermana, no te ilusiones —le digo con tristeza.
—Siempre he dicho que el amor es agridulce, no que no creo en ello —explica.
Meneo la cabeza sin decir nada. Comprobé que sólo son hormonas cuando me entregué a Leonardo sin sentir nada por él, pero dejé que usará mi cuerpo, sentí placer con alguien por el que no siento nada, así que sólo saciaba mis hormonas revueltas.
—Eso es bonito —me levanto del suelo. —. ¿Puedo bajar?
—Estás a salvo Cari, puedes bajar, nunca dejes que te priven de tu libertad, papá puede ser de todo pero nunca nos quitó nuestra libertad, así que sácate esas cosas de la cabeza.
Asiento y ella me ayuda a bajar. Comemos algo con Nikolay, las cosas están complicadas, estamos en una cabaña al parecer, es muy bonita, mi hermana me dijo que podía salir a dar una vuelta, tomar aire fresco pero tengo miedo, no quiero que Leonardo le haga daño, al menos sé que podré convencerlo, además él no puede matar a mi hermana, estaría rompiendo su trato, aunque no sé que tipo de trato hizo con mi padre.
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Editado: 28.05.2024