La Elegida (en Edición)

Capitulo 40

POV. Mercy.

Escuchaba un suave murmullo a tan solo unos metros de mí, ocasionando mi curiosidad.

Mi pecho dolía levemente, lo cual me confundía, a medida que mis pasos aumentaban podía distinguir la voz de Alice junto a la de un chico.

Una sensación extraña se adueñaba de mi cuerpo, impidiendome poder pensar.

-¿Qué sucede?- pregunté al llegar hasta donde se encontraba Alice junto al otro individuo.

Esta al verme río, confundiendome.

No comprendía porqué sentía aquéllo, mi mirada se posó rápidamente sobre aquél chico que se encontraba a espaldas, inmutandose a mi presencia.

-Ethan- lo llamó haciendo haciendo que este girará con su cabeza levemente inclinada, observando sus manos - ella es Mercy mi protectora- nos presentó.

Éste levantó su cabeza para presentarse, pero al momento que nuestras miradas se conectaron mi corazón comenzó a doler, mi pecho quemaba y mi pulso se había acelerado.

¿Que me estaba ocurriendo?

No comprendía porqué me sentía de esta manera, todo a mi alrededor había desaparecido y no podía apartar mi mirada de sus ojos, me encontraba en un transe.

Ninguno podía quitar su mirada, mis manos comenzaron a arder, entonces pude observar como sus ojos brillaban al igual que los mios.

Un vago recuerdo cruzó mi mente, alterandome.

Cada extremidad de mi cuerpo se tenso, mandando pequeñas cargas eléctricas hacia mi corazón, quien se encontraba bombardeando a una velocidad inusual.

Esto significaba una cosa, algo imposible.

Mi alma gemela..

Pero esto no podía suceder, yo había encontrado la mía, no podía estar sucediendo esto.

Me negaba a pensar en la posibilidad de que fuera posible, no podía pasar otra vez por lo mismo.

Simplemente no podía.

Desconecte nuestras miradas rápidamente, queriendo escapar de allí.

-Tengo cosas que hacer- dirigí mi mirada hacía Alice quien se encontraba mirandome confundida.

Esta al verme comprendió lo que sucedía, asintió levemente mientras observaba como me alejaba del lugar apresurada.

***

POV. Castillo Camberleck.

(Cassandra). 

Me encontraba dentro de una habitación bastante espaciosa, esta se encontraba decorada con madera refinada, su color era tan oscuro que te cautivaba, pequeñas luces se encontraban en casa rincón de esta, iluminando levemente dejando realmente bella su iluminación.

Mi mirada se posó sobre un extremo de esta donde se encontraba una gran cama matrimonial, y a ambos lados de esta se encontraban dos grandes estanterías repletas de libros antiguos, libros llenos de polvo y otros no tanto.

Me encontraba absorta en lo que veía, todo era maravilloso.

Giré mi cuerpo queriendo seguir examinando cada rincón de el lugar, pero estos pensamientos fueron desechos al encontrar frente a mi, una joven realmente hermosa.

Una corriente electrica atravesó mi cuerpo, haciendome temblar levemente, mi cuerpo se encontraba paralizado y mi mirada no podía apartarse de ella.

-¿Quién eres?- pregunté con voz aguda, al observar como esta permanecía en silencio observandome.

-Alice- respondió observandome seria.

La mire sin comprender.

-¿Qué es lo que quieres de mí?- mi respiración se encontraba alterada.

Esta río levemente mientras me observaba con ternura, mi mirada se dirigió hacia su espléndido vestido blanco, este terminaba en pequeñas piedrerias brillantes de un azul intenso.

-Quiero que recuerdes- se aproximó- quiero que me recuerdes- añadió.

-¿Qué?- pregunte abrumada.

-No olvides mi nombre- pidió sonriendo- no debes contarle a nadie que me viste, exceptuando a el- giro caminando hacía la puerta.

La observé consternada, no comprendía que sucedía.

-Nos veremos- giró para observarme- madre- y todo se volvió oscuro.

No podía ver absolutamente nada, la espesa oscuridad me recorría, cegandome.

Debes recordarla.

Es tu hija.

Despierta.

Encuentrala, por favor.

Gritos eran lo único que se escuchaba a mi alrededor, gritos desgarradores, desesperados, inquietantes.

Abrí mis ojos violentamente observando mi habitación, mi respiración se encontraba alterada al igual que mis sentidos.

-Debo recordarla- susurre antes de cerrar mis ojos nuevamente, sintiendo como una lágrima resbalaba por mi mejilla.

Pequeños fragmentos de una bebe vinieron a mi mente, una mujer llevando en brazos a una niña recién nacida a las profundidades de un bosque.

Luego una joven junto a un chico frente a una casa, abrazados.

Todo era tan confuso, pequeños fragmentos de recuerdos que no eran mios me asechaban, ocasionando grandes punzadas en cada poro de mi cuerpo, haciéndome sufrir incontrolables emociones, tristeza, enojo, decepción, cariño, todo se mezclaba en mi interior.

Llevandome hacía otro sueño en donde ella estaba presente, esperando que apareciera para envolverme dentro de un sueño intranquilo.

Haciendo que algo dentro de mi se revolviera, quemandome, queriendo salir.




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