La Elegida (en Edición)

Capitulo 49

El cielo estaba cubierto por un color rojizo, tan oscuro como la sangre. 

Éste comenzaba a rodear cada extremidad de nuestro cuerpo, convirtiéndonos en su penetrante luz.

Las nubes adoptaban una forma realmente extraña, éstas se acoplaban una a otras ante la llegada de la gran Luna, podía percibir un extraño destello de luz entre aquéllas nubes.

-Esto es sorprendente- murmure asombrada mientras comenzaba a salir de aquél coche.- ¿Qué me sucederá al ésta posarse sobre el cielo?- pregunté concentrada sobre aquélla belleza reflejada sobre el cielo.

-Comenzaras a cambiar- aseguró- tus poderes se incrementarán y serás aún más poderosa- finalizó sonriendo. 

-¿Comenzaré a cambiar?- pregunté nuevamente, confundida por aquéllo.

Dirigí mi vista hacía mi guardiana, quién se encontraba a un lado de mi observandome.

-Podrás cambiar de rasgos- la miré sin comprender- tu rostro cambiará, no sera el rostro de Alice- explicó- podrás transformar tu cuerpo en el de otra persona- finalizó, asenti posando una mano sobre mi cuello, en señal de confusión.

Podía sentir como extrañas sensaciones comenzaban a adueñarse de mi cuerpo, haciéndome sentir abrumada ante éstas.

¿Qué era aquéllo qué estaba sintiendo?

-¿Dónde iremos?- murmure observando mi alrededor en busca de algún lugar donde dirigirnos.

-Debes seguirnos- aviso- no se encuentra tan lejos- murmuró apresurando sus pasos.

Aquella visión que había tenido anteriormente comenzaba a reproducirse en mi mente, creando preguntas sin respuestas en mí interior.

¿Sucedería de verdad aquéllo qué había visto?

El suelo bajo mis pies comenzaba a tornarse aún más verde, oscureciendo cada lugar donde pisara, transormando el pasto en un color más oscuro.

¿En verdad sería tan parecida a mi madre?

Aquélla pregunta comenzaba a incomodarme, necesitaba saber si aquéllo era verdad.

-Sí, Alice- murmuró fuerte- tienes un gran parecido a tu madre, eres tan parecida a ella- pude sentir una sonrisa en su rostro.

Un leve sentimiento de calor de instaló en mi pecho, curvando una leve sonrisa sobre mis labios.

-Debes recordar controlarte al estar frente a tus padres- avisó- tendras que ser fuerte, princesa- asentí sin que pudiera verme.

-¿Cuánto falta?- pregunté al llevar algunos minutos caminando sin encontrar ningún lugar.

-Ya hemos llegado- respondió, sorprendiendonos junto a Ethan.

Observé a mi alrededor, confundida.

-¿Qué?- murmure, sin escuchar alguna respuesta de su parte.

Observé cómo ésta avanzaba unos pasos para luego murmurar algunas palabras en latín, alzó su mano suavemente para crear un arco invisible, haciendo qué de su mano comenzará a salir una luz brillante, cegando todo nuestro alrededor.

Parpade un par de veces intentando acsotumbrarme a la intensa luz frente a mis ojos, cegandome por unos leves segundos.

Retrocedi algunos pasos lentamente ante la sorpresa, detrás de aquélla espesa luz comenzaba a hacerse presente una gran estructura, gigantesca.

Frente a nosotros se encontraba el Palacio, mi pecho comenzó a arder rápidamente sacandome de mi trase.

-¿Cómo puede ser posible?- murmuró Ethan a mi lado, su rostro reflejaba sorpresa.

-La magia es posible- respondí observando el lugar a tan solo unos metros de mí.

-Es hora, princesa- contestó Mercy, asentí mirandola rápidamente, comenzando a caminar hacía las puertas de aquél lugar.

Cada paso qué comenzaba a dar podía sentir como cada extremidad de mi cuerpo ardía, mi cabeza comenzaba a doler fuertemente, mi respiración comenzaba a ser irregular.

Podía ver como comenzabamos a acercarnos lentamente hacía la puerta de aquél lugar.

Mis ojos comenzaron a entre cerrarse intentando acoplar el dolor, mis manos comenzaron a temblar.

Dirigí mi mirada hacía éstas observando como comenzaban a emitir una luz claramente brillante, esta recorría mis brazos hacía las demas extremidades de mi cuerpo, envolviendome dentro de ella, transformandome en luz.

Mis ojos se cerraron rápidamente, entonces lo sentí..

Mi cuerpo se estaba transformando, sentía cómo mi rostro comenzaba a cambiar al igual qué mi cuerpo, comenzaba a sentir como mis poderes se incrementaban, creando ecos en mi interior.

Es hora, princesa.

Tu eres nuestra salvación.

Protegenos.

Miles de voces comenzaban a ser presentes en mí, vibrando cada parte de mi cuerpo.

Todo a mi alrededor se encontraba brevemente iluminado a causa de la espléndida luz que emitía mi cuerpo.

Un fuerte suspiro brotó de mis labios, mientras comenzaba a abrir mis ojos lentamente, maravillandome ante lo que mis ojos encontraban.

Mi cuerpo había cambiado, la ropa que anteriormente llevaba puesta había sido reemplazada por un gran vestido ajustado a mi torso, color rojo.

Mi piel había adoptado un color levemente más oscuro, mientras mi cabello se encontraba de un color negro, tan negro como la oscuridad.




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