La Elegida (en Edición)

Capitulo 84

POV. Alexander Vincent.

-Alisson- me sorprendi ante su llegada- ¿Ha sucedido algo?

-Quiero que hablemos de Alice- contestó con voz neutra.

-¿Que sucede con ella?- fruncí mi ceño.

-No deberías confiar en ella- respondió, con un deje de malicia en su voz.

-Tú no tienes que decirme en quien confiar- gruñi exaltado.

-¿Quieres saber quien es en verdad?- rio con indiferencia.

-¡Quiero que te vayas de mi oficina en este preciso momento!- alce mi voz alterado.

-Qué doloroso enterarte que tu perfecta mujer no es más que una simple ilusión, su apariencia no es real y nada de ella lo es. Esconde tantos misterios en su interior, sus mentiras te absorberan por completo, Príncipe. Debería de ser más precavido con quien deja entrar a su corazón, vaya decepción se podrá llevar con lo que encuentre- continuo, ignorando mis palabras.

-¿Qué quieres decir, Alisson?- gruñi exasperado.

-Lo que quiero decirte, Alexander. Es que Alice no es en realidad quien tu piensas. Su apariencia no es la real, incluso su verdadera identidad se encuentra resguardada en su interior, te ha mentido al igual que a cada uno de nosotros. Es una mujer peligrosa, su corazón esta repleto de odio hacía su família, deberías tener cuidado a tu alrededor. Ella esta en todas partes, recuerda que nadie es bueno, absolutamente nadie.

-¿Qué sabes tu de ella?- respondí indiferente, sus palabras habian causado un extraño presentimiento en mi interior.

-Se más de lo que tu podrás imaginarte- rio con fuerza, sus ojos comenzaban a cambiar lentamente y sabía que aquéllo significaría algo..

Algo sucedería, algo muy malo..

****
POV. Gea.

Los niños correteaban de un lado a otro ordenando todo a su alrededor, las pequeñas tiendas que se encontraban en el pueblo comenzaban a desaparecer ante mis ojos, los ancianos terminaban su labor para luego dirigirse hacía sus hogares a la dulce espera de sus familias.

La noche caía avisando que el tiempo acababa tan rápido como de costumbre, la Luna ejercía fuerza sobre el cielo iluminando las estrellas ante su perfecto brillo, causando un gran espectaculo sobre este, sus colores se mezclaban entre si formando pequeñas auroras.

-Es maravilloso- murmuró una voz a mi lado.

-La vida lo es, querida reina- sonreí sintiendo como su interior se encontraba batallando contra sus emociones- Pero eres tu quien tiene la decisión de creer en tus pensamientos, no creas todo lo que ves a tu alrededor podrías equivocarte en lo que decidas.

-¿Que quieres decir con todo esto?

-Tu sabes a lo que me refiero, Cassandra- le mire- Sabes perfectamente que trato de decirte, pero te has metido tanto en aquél agujero repleto de dolor en el que te encuentras, que te has transformado en una persona completamente diferente, envuelta en un profundo rencor contra seres inocentes..

-Las mentiras me han ayudado a cambiar, Gea. No sirve ser una persona bondadosa si nadie lo ve.

Suspiró afligida.

-Observa la Luna- pedí dirigiendo mi mirada a esta- Se encuentra sola en el cielo, brillando para si misma sin tener la necesidad de hacerlo para los demás. Muchos piensan que es frágil, sin luz, incluso le critican tanto que intentan opacar su magia. Otras personas piensan que es maravillosa, sorprendente, pidiendole deseos, contandoles sus secretos, siendo sus mayores confidentes, confiando en ella y creyendo en su perfecto brillo incluso de lejos. 

-Creo que necesito alejarme de todo- contestó abrumada al escuchar mis palabras.

-No- negué- Lo que tu deberías hacer es confiar en tus instintos al igual que tus sentimientos por una jodida vez en tu vida, reina. 

-¿En quien debería confiar, Gea?- pregunto alterada.

-En Alice- me miro sorprendida- Deberías escucharla antes de perderla por siempre.

****
POV. Alice Camberleck.

-¡Mercy!- exclame al observar su rostro repleto de lágrimas.

-Alice- contestó con desgana.

-¿Que sucede, cariño?- envolvi mis brazos sobre su cintura sobre un breve instante.

-Tengo tanto miedo- susurró aterrada.

-No temas en admitir tus errores- expresé- Nadie es perfecto, cada uno de nosotros tenemos nuestras diferencias y es bueno admitir cuando estamos equivocados. 
El orgullo es una simple emoción, le utilizamos para intentar permanecer indiferente ante cualquier situación, pero no comprendemos que este nos daña causando un enorme vacío en nuestro interior. 

-Entonces- su voz tembló- ¿Cómo hago para lograr quitar este peso de mis hombros?

-Debes de ignorar al miedo, lucha por el amor- respondí sonriendo ante sus dudas- No te tomes el tiempo de pensar ni dudar de tus acciones, por que muchas veces dejamos que el miedo nos envuelva, dejando por resultado la terrible intriga del que habría pasado si luchabas contra este.

-¿Cómo es que tu puedes decirme todas estas cosas y lucir tan tranquila, como si nada te atormentase?

-Mi querida Mercy- murmure con dulzura- El mejor antídoto ante el miedo es la indiferencia sobre este, seducele, envuelvete en el como un depredador hacía su presa, demuestrale que no le temes a nada y lo mejor de todo; vencele como si no hubiera un mañana.




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