La Élite

Gente Extraña

Año 158. 1 luna de Fjōrõa.

SINEFU, Primer Continente.

1547 hrs.

Greenish Gray.

Cuando Frederick dijo que me iba a conseguir un equipo sinceramente pensé que estaba bromeando. Nunca me imaginé que realmente hablara en serio. Aunque bueno, no es que yo me tome en serio algo de lo que dice.

Pero aquí estoy, sentado en la enorme mesa de la Sala de Conferencias del SINEFU frente a tres personas a las que jamás en mi vida había visto. Además de Frederick, al que ya estoy harto de ver.

Después de mi incursión en el planeta de reptiles y mocos, y una vez desperté dentro de la nave, Frederick me explicó lo que había estado haciendo en mi ausencia. Sinceramente todo esto me parece un chiste, y es incluso más difícil de procesar teniendo en cuenta que no tuve el tiempo de bañarme ni cambiarme. Así que estoy sentado aquí con completos desconocidos oliando a basura, con el cabello endurecido por el sudor, la ropa hecha jirones, con los pies repletos de sangre y todo el cuerpo adolorido, lastimado y posiblemente hinchado.

Justo a mi derecha, sentada a algunas sillas de distancia, está una chica de salvaje cabello rojo, completamente revuelto y largo hasta su cintura. Su piel es clara, aunque tostada por el sol, y sus ojos brillan en un intenso azul radiante. Tiene apariencia de ser muy joven, viste un peto de mezclilla con el pantalón doblado un palmo por debajo de la rodilla, lleva unas botas amarillas de montaña y una playera muy ancha de cuello redondo anudada a un costado de su cintura.

Es realmente muy bonita, con su nariz respingada y la piel de su cuello tersa y apetecible. Pero está sentada completamente sola y no para de hablarse a sí misma, riéndose de la nada y viendo la pared frente a ella. Si, es hermosa, pero está totalmente loca y ninguna relación funciona cuando alguien se ríe de su propia sombra.

A mi izquierda, casi al final de la mesa, se encuentra otra chica, aunque muy extraña. Tiene la piel morena ligeramente tintada de morado, con los brazos, las piernas y el abdomen tatuados con runas y extraños dibujos de animales. Su cabello es largo hasta el suelo, trenzado en algunas partes, de un color negro tan oscuro que parece imposible. Viste un ornamentado atuendo característico de las elfas guerreras, y lleva sobre los hombros una capa azul noche que se arrastra por el piso cuando camina. Pero lo más extraño de ella son sus ojos grandes y expresivos, de un intenso color violeta con chispas doradas.

Y el último, un muchacho muy serio, está sentado justo frente a mí. Está haciendo movimientos erráticos con los dedos sobre la mesa y observa de reojo a la chica-elfa. Este muchacho tiene el cabello, blanco, largo y alborotado por debajo de las orejas, ligeramente ondulado, que cae sobre su frente y cubre parcialmente su rostro. Sus ojos tiene un color azul muy pálido, y su tez es tan clara que parece estar enfermo, casi traslúcida que deja entrever las venas de su cuello y de sus manos. Su complexión es delgada aún cuando sus músculos son marcados por la camisa. Viste prendas muy sencillas completamente blancas, y creo que está descalzo. Además, su ropa tiene manchas de sangre, tiene las manos vendadas y un pedazo de cinta sanadora rodea su brazo derecho.

Si este es el grupo del que voy a formar parte comienzo a creer que realmente es una broma muy bien planificada.

Frederick está parado como imbécil al frente de la sala, con las manos juntas en su pecho. Creo que piensa que en este momento vamos a hablar, compartir anécdotas y volvernos mejores amigos para siempre. Ruedo los ojos y me acuesto sobre la mesa.

-Bien, ya que todos están reunidos creo que es importante que comiencen las presentaciones. Me gustaría comenzar con Gray, ¿puedes?

Su tono es aborreciblemente gentil, como si pretendiera ser una persona amable y abierta. Suspiro.- Me llamo Gray- me presento intentando sonar un poco más normal.

La chica de cabello rojo voltea a verme.

-No parece que sea él- dice, frunciendo el ceño.

La miro frunciendo el ceño, me alejo lentamente y aparto la mirada. Esa chica si que está muy por encima del sistema solar.

-Ella es Red, es un caso especial- aclara Frederick.

-¿Tú crees?- pregunta ella mirando a la pared.

El Sabio la mira alzando una ceja. -Si, este… Continuemos. 

Frederick observa al chico sentado frente a mí y él asiente.

-Pueden llamarme White.- Es todo lo que dice con el rostro inexpresivo y la voz sin ninguna emoción en particular.

Continúa haciendo los movimientos extraños con los dedos sobre la mesa, y de pronto la chica-elfa lo imita. Entonces quedamos en la mesa una loca pelirroja que habla sola, dos inadaptados intercambiando palabras en un extraño lenguaje de golpes y yo, el mejor soldado de Sabotaje y del mundo entero. Esta Sala no merece siquiera que respire dentro de ella.

-Es Violet- dice el chico albino de la nada, dejando de golpear la mesa. La chica-elfa asiente tranquilamente una sola vez, pero no responde nada.

-Espera- digo, cayendo en cuenta de una obviedad completamente absurda.- ¿Todos aquí tenemos nombre de colores?

Entonces Frederick comienza a reírse. Ya sabía yo que era una broma.

-Jaja, muy gracioso Fredereick- le digo con sarcasmo mientras me pongo de pie, ignorando el dolor en mi espalda y mis hombros.- Creo que te superaste a ti mismo. Parece que sí tienes sentido del humor. Ahora, si me disculpas…

Comienzo a caminar hacia la salida cuando un par de hombres vestidos de negro me impiden el paso. Claro que sólo es una señal de que la junta no ha acabado, porque incluso si pretenden luchar conmigo muy seguramente acabarían en el hospital.

-En realidad, ustedes fueron quienes eligieron sus nombres. Y casualmente todos encajan como integrantes en este equipo- responde a mis espaldas. Me doy la vuelta y regreso a la mesa, sentándome de nuevo en ella.- Al menos podemos darle un nombre a su grupo: colores.




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