Akari continuó su entrenamiento con su abuelo, y pronto se convirtió en una de las espadachinas más hábiles del pueblo. Sin embargo, su abuelo sabía que aún le faltaba mucho por aprender.
Un día, un grupo de bandidos más poderosos que los anteriores atacaron el pueblo. Akari se enfrentó a ellos, pero fue derrotada. Su abuelo la salvó, pero quedó gravemente herido.