La esposa de mi prometido

La cruda verdad

Esa noche, de forma intencional, María Inés llegó algo tarde, traía en su mano una prueba de embarazo que había comprado en la farmacia. Se acercó a ellos en el comedor, y antes que la saludaran dijo:

—Estoy cansada de secretos, tú querida niña seguro que estás embarazada, ven conmigo al baño, vas a orinar delante de mí.

—¿Qué es lo que te pasa? –preguntó Adrián.

—Eso es lo que yo pregunto, yo pensé que nos conocíamos, y ni siquiera puedes confiar en mí para decirme que tu hija está embarazada.

—Yo no estoy embarazada María Inés.

—Entonces no te importa orinar para comprobarlo, ¿verdad linda?

—¿Cómo se te ocurre que mi hija está embarazada?

—Es una mujer, ya menstrua, es posible que esté embarazada.

—Yo nunca he estado con un hombre.

—Nada te cuesta demostrarme que no estas embarazada.

—No te permitiré que le hagas eso a mi hija.

—¿Por qué no?  ¿Tienes miedo de algo? Tú me pediste que confiara en ti.

Los ojos llenos de miedo de Adrián y Natalia, hizo enojar aún más a María Inés, tomó del brazo de Natalia y la llevó dentro del baño. Sin importar los ruegos de la niña, ella tuvo que orinar encima de la prueba de embarazo delante de María Inés. Natalia salió del baño llorando, buscó a su padre y lo abrazó con fuerza.

María Inés con aire triunfante salió del baño, y con los ojos llenos de rabia se sentó a esperar el resultado de la prueba. Adrián se sentía muy dolido por la desconfianza de su prometida, y la veía decepcionado.  Al pasar el tiempo de la prueba, el resultado fue negativo y María Inés la vio sorprendida.

—¿Estás contenta? Mi hija no te mintió –dijo con lágrimas en sus ojos.

—Algo raro ocurre entre ustedes, y si no van a hablar de eso, quiero que se regresen a vivir al anexo de la pastelería, y otra cosa, no voy a cancelar la boda, te espero en el altar dentro de dos meses como acordamos, así que arregla ti problema antes de ese día.

Natalia comenzó a llorar sobre su padre, y la expresión de Adrián era confusa, mostraba miedo, desesperación y decepción al mismo tiempo. Sin mediar palabras, se dirigieron a la puerta, y salieron del apartamento.

Dos semanas después, en la oficina donde trabajaba María Inés, llegó un sobre para ella desde España. Era del detective que había contratado para averiguar todo respecto a su prometido e hija. Luego de abrirlo, sacó unas hojas de dentro de él y un sobre con una carta del detective.

Doña María Inés.

Dentro del sobre encontrará toda la información que necesita saber. Está el certificado de nacimiento de Natalia García, el acta de matrimonio de ella con Don Adrián Gutiérrez, el permiso de matrimonio firmado por Doña Encarnación Pérez, el acta de defunción de Doña Isabel García Pérez, y la decisión del juzgado sobre la custodia de Natalia García, tal como lo pidió. Además, le mando otros documentos que seguro le interesaran.

Si lee el acta de defunción, podrá notar que el estado civil de Doña Isabel es soltero, y el juzgado emitió para usted los certificados de Doña Isabel y Don Adrián que dicen que ellos son solteros para el Reino de España, y estos certificados están con los papeles que le envíe.

En la investigación de campo, pude verificar que ciertamente Don Adrián y Doña Isabel vivían como pareja en la casa de Encarnación Pérez, madre de Doña Isabel. Efectivamente, Don Adrián crio a Natalia García hasta el momento del fallecimiento de Doña Isabel. Como puede leer en los documentos que le envié, la custodia le fue entregada a Doña Encarnación, abuela de la niña, porque al ser ella únicamente hija de Doña Isabel, Don Adrián no podía seguir siendo su padre, por no haberse casado con la fallecida.

La investigación de campo también reveló que Don Adrián dejó la casa de Doña Encarnación, por deseo de su esposo Don Perfecto Galante, quién no guarda relación con Doña Isabel o Natalia García. Don Adrián visitaba con frecuencia a la menor, pese a los deseos de Don Perfecto.

En el último documento podrá leer una denuncia por la desaparición de Natalia García, interpuesta por Doña Encarnación. La dirección y el teléfono de Doña Encarnación en la denuncia, sigue siendo la misma. Según los vecinos, Doña Encarnación jamás mencionó que su nieta se hubiese casado, y pude verificar que efectivamente la firma en el permiso de matrimonio no corresponde a la de Doña Encarnación.

Siempre estaremos a su ordenes, se despide de usted,

Don Félix Montero.

María Inés bajó los brazos y los puso sobre el escritorio, con la carta aún en sus manos. Ella miraba al vacío y sus ojos denotaban la confusión que en ese momento pasaba por su cabeza, no podía creer que la persona de quién se había enamorado era un criminal que raptó una niña, forjó un documento falso, y se casó con ella. «El detective debe estar equivocado, Adrián no es capaz de algo así, por eso me enamoré de él, me niego a creerlo. Mejor llamó a la abuela para confirmar todo» pensó María Inés con el teléfono en su mano.



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En el texto hay: engano, boda, compromiso

Editado: 01.03.2019

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