"Nota de autor": Este libro es una primera versión. Actualmente he revisado, ampliado y corregido esta historia para autopublicarla en físico y digital en Amazon y Kindle Unlimited como (Oscuros Secretos I. La Familia Dark)".
Michael y yo seguimos a Quinn a través de la entrada principal del restaurante y salimos a la calle. Algunos de los seguidores del samurái empezaron a disparar desde la entrada, pero Michael se giró en plena carrera y empujó uno de los coches de la entrada hacia ellos, que pasó por encima de un par de hombres y bloqueó el acceso a los jardines.
Nos escondimos en un callejón situado entre dos naves industriales para coger aire.
─ ¿Y Winnie y Jeremy? ─ me preguntó Quinn.
─ Cruzaron al callejón, tal y como habíamos acordado. Pero nosotros nos quedamos atrás ─ le contesté entrecortadamente, pues me estaba costando respirar con normalidad.
─ No tardaran en venir ─ dijo Quinn ─. Tenemos que encontrarnos con el resto.
─ Tengo que decir ─ le dije ─ que lo que has hecho ha sido realmente increíble. ¿Cuándo aprendiste a pelear así con una katana?
─ Entrené todas las artes marciales y armas desde pequeña, Sookie. Cosa bastante común en mi familia ─ soltó un sonoro suspiro ─, pues a nuestro alrededor siempre abundan los problemas.
─ Supongo que me faltan años de práctica ─ dije y luego les hice un gesto para que se callaran con una mano y me llevé el dedo a los labios ─. Oigo pasos.
Aunque eran pasos extraños. El tiroteo había cesado. Por ahora. Lo cual podría significar dos cosas. Que todos habíamos escapado y nos estaban buscando, o que habían muerto. Quinn nos colocó tras ella y usó su magia para ocultarnos a la vista de los demás, aunque entre nosotros podíamos vernos perfectamente. Alzó la katana hacia delante, lista para atacar. Pero los pasitos resultaron ser de un par de ratas, seguidas de un gato negro de ojos amarillos por supuesto. El gato se detuvo de repente dejando escapar a los roedores y olisqueó el aire.
─ ¿Quinn? ─ preguntó Nero y volvió a olisquear ─. Huelo la colonia de Sookie y el terrible hedor de mocoso que produce Michael.
Quinn deshizo el conjuro y aparecimos ante él. No mostró ningún tipo de sorpresa.
─ ¿Qué hacías persiguiendo ratas? ─ le preguntó Quinn.
─ No las perseguía, solo iban por el mismo camino que yo. Aunque debo reconocer que me distraje un poco ─ contestó ─. Os estaba buscando, los demás se han reunido en una nave abandonada. Os guiaré.
─ ¿Están todos bien? ─ pregunté.
─ Sí, bueno, a medias ─ contestó.
<<¿A medias?>>.
Minutos después alcanzamos una nave cercana al puerto con grandes portales con la persiana lo suficientemente alzada como para pasar arrastrándose por debajo. Al otro lado del pabellón, una puerta aún más grande daba paso a un laberinto de contenedores marítimos gigantes antes de alcanzar el puerto y una gran grúa naranja de carga y descarga. El interior de la nave estaba repleto de tuberías gigantescas y maquinas que funcionaban a esa hora sin supervisión, o al menos eso parecía.
Nero nos guio hasta un rincón escondido donde el resto de la familia Dark descansaba. Elliot parecía un queso gruyer lleno de agujeros de bala, aunque parecían estar regenerándose poco a poco. Jeremy estaba junto a Winona, y Penélope estaba en el suelo con las manos sobre la gran herida que Logan tenía en las costillas del lado izquierdo. Una herida así solo había podido ser causada por la escopeta recortada que Jake usó en el banco.
─ ¿Ha sido Emery? ─ pregunté nada más verlo.
Penélope asintió.
─ ¿Sigue viva? ─ pregunté de nuevo.
─ Sigue viva, aunque va sola. Creo que la mayoría de los camareros y cocineros han muerto o están enfrentándose ahora mismo a la policía ─ contestó Penélope.
─ ¿La policía ha venido? ─ le preguntó Quinn.
─ Aquí no son tan incompetentes como en Necrolis ─ soltó Elliot escupiendo una bala humeante por la boca ─. Vinieron bastante rápido. Muchos clientes debieron llamar.
─ No los vimos en la entrada principal ─ contestó Quinn.
─ Porque primero rodearon el restaurante por el puerto, por la parte trasera ─ respondió Jeremy ─. Era más posible que escaparan por allí.
─ A estas alturas habrán rodeado todo el polígono ─ dijo Elliot.
Quinn se quedó pensando un buen rato.
─ No me gusta esa mirada tuya, Quinnie ─ dijo Elliot ─. ¿En qué piensas?
─ No podemos marcharnos todos a la vez, eso nos delataría. Mi camuflaje no funcionaria con tantos ─ dijo, aunque sus ojos seguían clavados en el suelo, pensativos. Siguió en silencio un buen rato mientras lo único que se escuchaba eran los lamentos de Logan en medio del ruido de la fábrica.
─ ¿Crees que puedes curar esa herida, Penélope? ─ pregunté.
─ Puedo intentarlo ─ contestó ─, pero no aquí. Necesito mi equipo médico, el que tengo en el hotel. Y días de reposo.
─ Pero a la vez no podemos dejar pasar la oportunidad de matar a Emery ─ dijo Quinn ─. ¿Cuándo volveremos a verla?
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Editado: 15.09.2024