E X T R A

Christopher Miralles.

Subí con Gabrielle al lugar que mi mejor amiga me recomendó y  sí que tenía una hermosa vista, además de ser totalmente calmado,  la música que se escuchaba era jazz, no se comparaba con la música ruidosa de la sala principal, definitivamente si que era más romántico aquí por decirlo así.

 No habían muchas personas lo que lo hacía más cómodo, al fin y al cabo en pocos minutos me confesaría a la chica que me gusta y necesitaba un poco de privacidad para hacerlo.

Nos acercamos a una de las barandas que daban hacia el mar, la brisa era tranquila, el cielo estaba completamente estrellado y la luna estaba muy brillante,  era luna nueva: nuevo comienzo, nuevo amor, era el día perfecto.

La morena me observaba, mis nervios empezaban a incrementar, yo miraba hacia el mar tratando de tranquilizarme pero podía percibir su penetrante mirada sobre mí,  luego de unos minutos me llene de valor, respiré profundo y volteé a verla, sus ojos conectaron con los míos, ambos sonreímos.

— Te ves muy hermosa. —La morena se cohibió y agachó la cabeza.

— Gracias. —Respondió sin mirarme.

Tome su barbilla con mis dedos y alcé su rostro suavemente, obligandola a mirarme, se veía tan hermosa toda tímida. 

—Debo agradecerte primero por aceptar venir conmigo esta noche y también quiero disculparme por estar evitándote estos días, no era mi intención hacerlo, sólo fuí un tonto, lo siento.

—No te preocupes por eso, lo importante es que estas aquí explicándome, por cierto está muy bonito este lugar. Me gusta.

—Gabrielle... En realidad, te traje aquí porque quiero entregarte algo, pero debes cerrar los ojos primero.

—Cuanto misterio Christopher Miralles. — bromeó.

La morena cerró sus ojos, acto seguido tomé su mano derecha y le entregué la cajita de regalo.

— Ya puedes abrir los ojos.

Lentamente los abrió y miró la cajita, luego a mí.

— ¿Y este regalo a que se debe? Hoy no es mi cumpleaños.

—Lo sé, pero hoy puede ser un día especial si tú decides que así lo sea.

— No estoy entendiendo nada.

— Para que entiendas, primero abre tú regalo.

Gabrielle asintió con la cabeza, acto seguido abrió la cajita, sus ojos empezaron a llenarse de lagrimas que jamás salieron, señal que me indicó dar el siguiente paso, me acerqué un poco más a ella quedando a unos pocos centímetros de distancia.

—Desde ese día que nos besamos por primera vez, no he dejado de pensar en ti, me gustas mucho y me gustaría compartir más momentos como estos a tu lado. — Saqué de la caja la pulsera y se la coloqué, ella seguía sorprendida. — Eso que dice en la tarjeta es lo que quiero que seamos ¿que me respondes?

En la cajita coloqué una tarjeta que decía ¿Quieres ser mi novia? Eso sería lo primero que vería, luego en la parte a abajo estaba la pulsera.

La morena me miró y una dulce sonrisa se reflejó en sus labios y sin darme una respuesta con palabras, tomó con sus dos manos mi rostro y me atrajo hacia ella plantando un tierno y dulce beso en mis labios, le correspondí apasionadamente, con mis dos brazos la envolví atrayendola a mi pecho, el beso fue suave, disfrutaba del sabor de sus labios, la felicidad que sentí en ese momento fue inexplicable, me gustaba mucho la chica que tenía entre mis brazos, quería estar con ella, protegerla, quererla, hacerla feliz. 

Su respuesta fue mejor de lo que imaginé , sin duda fue el mejor día de mi vida.
 

Fue un capitulo corto, pero sentí necesario contarles lo que pasó con esta parejita.