La Fantasía de Elena

Capítulo X

X

El asesino

- ¿Qué haces aquí?

- Pues acompañarte, claro.

- No es necesario, Roberto llegará en un rato, él fue por víveres…

Martín tenía la mirada sombría, nunca lo había visto así, me recordó la sensación extraña que me causaba a veces y al fin lo reconocí como miedo.

- Vine por ti como te lo dije hace un tiempo. ¿Me has extrañado?

Se me produjo un nudo en la garganta y un peso golpeo mi estómago. Mis ojos se llenaron de lágrimas al comprender… pero no podía ser…

- ¿Tú?, no puedes ser tú, Martín, ¿Por qué?

- ¡Oh! Vamos amor, no seas sentimental, no te voy a dañar a ti como a las otras… claro está, debes comportarte.

- Martín por favor…

- ¡Por favor nada Elena! – Martín se abalanzó sobre mí, di un paso atrás, pero choqué con la puerta que se había cerrado.

Sus ojos estaban desorbitados, ya no tenía su aspecto de niño de alta, parecía un desequilibrado. Su mirada estaba llena de odio y resentimiento.

- Tú me rechazaste después que te defendí fuera de la disco y te hiciste novia de Martínez, me rechazaste cuando te pedí por favor que no te fueras, me rechazaste cuando te ofrecí protección y te escapaste con ese imbécil a esta cabaña. La cabaña donde yo tenía mis fantasías contigo, pero ahora es mi turno de ser feliz… de ser el “protagonista de tu historia” - Soltó unas carcajadas estridentes, pero su voz era tranquila… - Vamos, debes llegar a tiempo para nuestro matrimonio. No, no me obligues a usar la fuerza… - señaló un estuche negro enganchado a su cinturón – Elena, vas a ser la novia más hermosa, lástima que tus padres ni los míos estarán presentes.

- Martín, por Dios, qué estás haciendo, eres mi mejor amigo…

- ¡AMIGO! No, Elena, no quiero ser tu amigo, nunca he querido ser tu amigo, quiero ser tu hombre…

“…. Para ti será como un hermano, pero tú para él eres una mujer, y una muy hermosa…” recordé lo que Roberto me había dicho en su departamento y que en ese momento eché en saco roto.

Sus ojos se desorbitaron aún más, parecía, a cada momento que perdía más el juicio, el miedo me envolvió.

Creí que si me resistía él no tendría problemas en dispararme. Pensé en Roberto, la imagen de su rostro observando mi cuerpo inerte me hizo estremecer, sentí su dolor e impotencia, sus ansias de venganza y su frustración. No, no podía permitirme un intento de escape, no por ahora.

Pasó su brazo por mi cintura y me presionó contra su cuerpo, besó con delicadeza mi mejilla.

- Pasaremos una luna de miel inolvidable… - susurró en mi oído. Un sentimiento de malestar me recorrió y se posó en mi estómago. Una mezcla de asco y desconsuelo.

Los últimos días habían sido hermosos, los más maravillosos y ahora comenzaría una pesadilla.

- En cuanto Roberto sepa lo que ocurre me buscará y rescatará, él no dejará que me toques. – dije desafiante.

Pero ¿cómo sabrá que estoy con Martín? No, él encontrará la forma de saberlo y en algún momento en un descuido podría ponerlo en alerta.

- Ay cariño, él ya debe de saberlo… pero no te preocupes, encontraré la manera de dejarlo fuera de juego.

- No te atreverías…

- Elena, si tan solo supieras de lo que soy capaz… Vamos sube a mi coche, no es necesario que lleves nada, tengo de todo lo que necesites…

Dudando, lo miré a los ojos intentando buscar el brillo de los ojos de mi amigo de años, pero no había nada, sus ojos sólo expresaban locura.

Subí al coche y me puse el cinturón de seguridad. Se subió a mi lado, puso en marcha el vehículo y comenzamos la travesía para salir hacia la carretera.

Llevábamos media hora de camino en silencio cuando tomó su celular y marcó un número…

- Estimado amigo, voy en camino, estoy a cinco minutos del punto acordado… voy a esconderme como acordamos, ¿Qué? ¿Vas acompañado?... maldición entretenlo, no quiero que arruine las cosas.

*  *  *

- Señor, vamos en camino… correcto Señor. El Detective Riquelme me acompaña… está bien señor. Lo mantendré informado.

- Vamos Martínez acelera, no llegaremos a tiempo… - los minutos parecían una eternidad - ¡espera! Qué es eso… creo que es ese infeliz… Alex detente son ellos, ese es el vehículo de Martín, yo lo conozco.

- No te metas en esto Roberto, no hagas las cosas más difíciles…

- ¿De qué estás hablando?, y para este maldito auto, debemos dar la vuelta…

- Tenemos que llegar a la cabaña, si Elena se ha resistido, cosa bastante probable puede estar herida o algo peor.

- ¡Explícame lo que ocurre ahora!, mierda Alex son ellos, da la vuelta ahora. Elena conduce más rápido que tú.

- Elena hace las cosas mil veces mejor que yo, por eso merece a alguien que le pueda dar todo lo que necesita.




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