"No sé, ni cuándo será el dichoso ritual" pensó la de cabello negro, mientras volvía a su casa, por suerte no estaba tan lejos del instituto, su mejor amiga se había marchado con... ¿Eric? No lo recordaba.
Beatriz por su parte, mencionó que iba a comprar algo, Yaxzin no tenía energía para ir de shopping, por lo que decidió regresar a su rincón, aquel que le proporcionaba seguridad, su cuarto.
"Yo, era muy pequeña" recordó una sonrisa, ahora que estaba en esa situación no podía sentir alegría, era como si todo se convirtiera en tristeza "¿Yo te encontré o tú me encontraste?" esperaba que él apareciera en cualquier momento para llevársela muy lejos de ese destino "Mis padres no saben que soy tuya, quisiera saber que nuestra unión es de verdad", recordó las grandes manos que amaba, pasaron por su mejillas y se sentían frías.
Aún perdida en sus pensamientos, abrió la puerta de su hogar, se sorprendió mucho al notar que estaba completamente a oscuras, no había ni un alma, no era posible que se marcharan sin ella o al menos avisar que no se encontrarían.
— Eres un conflicto — esa voz era femenina, no reconocía ni el tono, ni el acento, no era un familiar y rápidamente volteó, dejó caer su mochila al piso ante la sorpresa.
Lo primero que notó era ese cabello blanquecino en espirales, de inmediato la recordó, no había muchas chicas de cabello blanco, chino y con piel morena en la ciudad; se encontraba recostada en un sillón con las piernas colgando en el descansabrazo, portaba un vestido blanco de tela muy suave que dejaba ver la forma de su cuerpo por el relieve.
¿Cómo entró?
— Tú, tú eres la chica del cabello blanco — expresó la muy confundida niña, realmente no sabía cómo actuar en esa situación, bueno si, si lo sabía. Sin perder tiempo, en vez de correr a algún lugar seguro; tomó su celular para hacer una llamada y contactar a la policía.
— Suerte con la señal — respondió irónica la mayor, era obvio que era toda una adulta a comparación de Yaxzin. La intrusa no movió ni un musculo para intentar detenerla, por cierto, la morena se llamaba Itayetzi.
"Ella, no sabe nada" pensó mientras sus ojos se posaron en el techo, ahí si mostró un rostro de sorpresa. De cierta forma la peliblanca se sintió desilusionada con la situación.
"Eso te pasa por ser tan desesperada" una voz de mujer madura la regañó dentro de su mente.
"Ella estaba gritando muy fuerte" respondió otra voz, esta vez más juvenil y masculina "Hay que darle una oportunidad" Itayetzi hizo una ligera mueca de disgusto para sí misma, aunque eso no tuviera sentido.
— ¿Cómo hiciste eso? — preguntó la adolescente, interrumpiendo la conversación interna de la china, al menos logró que esos ojos negros se fijaran en Yaxkin.
— ¿Qué? — Itayetzi arrugó el ceño en señal de confusión, lo que ocurría es que, la más joven al realizar la llamada no escuchaba nada al marcar el número, aun cuando su celular dictaba que si recibía señal.
— Lo de la señal — la morena rodó los ojos "No es posible que ella controle el mundo ellos, pero no el mundo yo" renegó, aunque su rostro se mostraba sereno.
"Tal vez no lo hace consiente" alguien respondió en su cabeza, esa idea satisface a la morena.
"Que desperdicio" se quejó una voz anciana y ante la conclusión, Itayetzi liberó un suspiro mientras se acomodaba en el asiento.
— ¿No lo sabes? Soy Tormenta de X men, por eso llueve — se mofó con un rostro sepulcral, según era sarcástica, para la de ojos verdes era aterradora.
— ¡Que ridículo! — expresó con molestia la pelinegro, entonces un ruido logró que su corazón golpeara contra sus costillas, corrió a ver hacia la ventana, era una tormenta ¿Cómo pudo pasar eso en unos segundos?
No, la estudiante iba a negar la posibilidad, de que la contraria tuviera ese tipo de poder.
— ¿Cómo haces eso? — esa pregunta estaba llena de terror, se había alejado de la ventana. La peliblanca miraba hacia otro lado, específicamente el techo, con sumo interés.
"Estás dentro de su casa" las voces le recordaron y la morena asintió con la cabeza, mientras liberaba una suave sonrisa.
— De la misma manera en que hago desaparecer tu puerta — encogió los hombros Itayetzi, se estaba burlando de Yaxzin, la menor de inmediato volteó a ver la entrada, cual sorpresa se llevó al notar que solo existía una pared vacía. Ese día nada tenía sentido, eso le daba miedo, ante la desesperación, la incertidumbre y todo lo que le estaba pasando, la señaló.
— ¡Bruja! — gritó fuertemente la adolescente, para Itayetzi fue tan irreal, que no pudo evitar soltar una carcajada "La bruja, me llamó bruja" su interior reía, las voces se reían, parecía un concierto de risas en diferentes tonos y timbres.
"No se ha dado cuenta de su situación" se burló una voz profunda y masculina, para la peliblanca era muy irónico.
— ¿Tú me estás llamando bruja? — se tiró en el sillón mientras abrazaba su estómago y movía las piernas de arriba hacia abajo, sin duda reír tanto le provocó dolor estomacal, esto de alguna forma había ofendido a la de ojos verdes.
— ¿Quién eres? — preguntó con voz segura, la contraria seguía fija en el techo del hogar, como si fuera imposible mirar hacia otro lado.
— Soy la chica de cabello blanco — respondió seria, aunque se sentía su ironía en alguna parte de esa oración.
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Editado: 14.10.2020