Elena
El parloteo de los alumnos que se encontraban en el aula continuo por un tiempo, pero para mí era como si cada segundo se alejara. Estoy presente entre ellos, pero al mismo tiempo ausente.
No podía dejar de pensar en Jay y Darla. ¿Ya habrá hablado con ella? ¿Han terminado? ¿Todo solio bien? Eran tantas cosas las que me preguntaba y la picazón en mi garganta aumentaba tentándome a tomar mi celular y llamarlo para terminar con mi agonía, pero no quería arriesgarme a interrumpir algo importante.
¿Y sí en este momento están hablando? Pero, ¿Y si Darla intento hacerse daño y Jay la está pasando mal? Me mordí el interior del labio y respirando lentamente por la nariz, intenté calmarme. Lo estaba logrando, pero repentinamente un peso cayó sobre mis hombros logrando sobresaltarme, pero tome una profunda respiración para calmar a corazón al reconocer el tacto de aquellas manos.
—¿Qué sucede? — pregunto Charlis. —Has estado distraída toda la mañana y parte de la tarde. — negué suavemente, forzando una pequeña sonrisa en mis labios.
—Nada, solo…
—Sobrepensando las cosas como siempre. — agrego Nolan a lo cual encogí mis hombros. Escuche la pesada respiración de ambos y los imagine mirándose antes de hacerlo. —No deberías de preocuparte tanto, Elena. Él te dijo que terminaría con ella y si en verdad quiere estar contigo, lo hará.
—No seas tan frio, Nolan. La chica está sufriendo mentalmente y Jay es un tipo de amnesia que la ayuda a no recordar el dolor y sobrellevarlo. — comento Charlis. —Ante mi perspectiva, creo que será tremendamente difícil que esa conversación termine bien.
Lo saben. Por supuesto que se los diría, sobre todo sabiendo que estaría muy nerviosa y perdida hasta saber por la propia boca de Jay que todo salió bien y Darla aceptaría la ayuda que tanto necesita.
Incluso pensar en ella me hace sentir un pinchazo en el pecho. No la conozco, solo escuche su voz, pero ahora entiendo perfectamente esa protección que sentí en aquella llamada. Al principio pensé que esa agresividad y desesperación por proteger algo, era porque amaba a Jay y no quería perderlo. Pero no es así. En realidad, ella estaba protegiéndose a ella misma. Reacciono ante la amenaza de perder lo que la hace sentir a salvo y a pesar de todo el dolor y preocupación por la que hizo pasar a Jay, no puedo sentir ningún sentimiento desagradable hacia ella.
Más que desear que deje en libertad a Jay, pido porque ella acepte que necesita ayuda urgentemente. No es sano que dependa tanto de Jay para poder vivir, y a pesar de que fueron circunstancias diferentes, entiendo un poco su dolor. Aunque corra el riesgo de que me diga de nuevo tantas cosas desagradables, me gustaría verla y abrazarla, decirle que está bien estar enojada y resentida con el mundo excusándonos con lo que nos arrebató. Yo tarde muchos tiempo en aceptarme y acetar la ayuda que tanto necesitaba, por ello entendería a la perfección si Jay me llamara diciéndome que necesitara más tiempo.
—Entiendo tu punto Charlis, pero Jay no es medicamento. Es una persona y solo escuchar un poco de lo que ha sido su vida a lado de la chica, puedo imaginarme lo agotador de debió de ser para él.
No dije nada, entiendo los dos puntos de vista y yo tengo el mío propio. Creo que ambos también se dieron cuenta que discutir no llevara a nada y cambiaron de tema. Yo seguía perdida en mis pensamientos y a pesar de sus intentos por que la tensión que se forma ante la conversación anterior desapareciera, se dieron por vencido y recogieron sus cosas para ir a casa.
—Yo me quedare unos minutos más. — por suerte ninguno protesto y la sala de música donde se llevó a cabo la reunión para discutir el orden en que nos presentaremos, se vacío y solo quede yo.
Sentí la cola de Peggy moverse, siendo la señal de necesitar distraer mi cabeza o mis sentimientos terminaran por desestabilizarme y afectarnos a ambas. Guardé mis auriculares y me colgué la mochila en el hombro izquierdo.
—Vamos, linda.
Con la guía de Peggy avance por los pasillos de la universidad y una vez salí al exterior, respiré profundamente y cerré los ojos ante el viento golpear ligeramente mi rostro. Se sentía realmente bien que mis músculos tensos se relajaron y la presión en mi pecho disminuyo bastante. Avanzamos, aún faltaba pasar por el edificio principal para llegar al camino que lleva a la salida, pero no tenía prisa. También tenía que llamar a mi hermano, para decirle que mis clases terminaron, pero hoy me apetecía caminar y tener un momento a solas antes de tomar mi celular y marcar al número de Jay para saber los resultados de su charla con Darla.
Diablos, pensar en ello volvió a llenarme de preocupaciones y empeoro al escuchar los ladridos de Peggy. Me incline para acariciarle la cabeza y tranquilizarla, pero me llevo menos de cinco segundos darme cuenta que sus ladridos no son dirigidos a mí, sino a alguien que conoce ya que no siento que esté a la defensiva.
—¿Peggy linda, que sucede? — acaricie su cabeza, sus ladridos pararon y se sentó a un costado de mis piernas, lo cual significa que alguien de nuestra confianza se acerca.
Relaje mi entrecejo y me concentre en los sonidos. Escucho el aleteo de las aves, el movimiento de las hojas ante el ligero viento, unos suaves pasos viniendo directo hacía mí, una respiración un poco agitada y el los latidos acelerados de un corazón. Respiré profundamente por la nariz y pensé que mi mente me estaba jugando una broma, pero el fresco olor fue mucho más intenso una vez la persona se detuvo frente a mí dejándome más que claro que no estoy equivocada.
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Editado: 21.04.2024