Capitulo 7

Tory 

Arcoíris… 

Mariposas… 

Paraíso… 

― ¡Despierta! ¡Arriba gruñona! ―grita con su hermosa voz Danna haciendo que del susto me levante rápido, pierda el equilibrio y caiga de culo al piso. 

― ¡Pero, ¡¿qué te pasa loca?! ¡Hay formas más pacíficas de levantar a alguien! ―le reclamo. 

― Lo intenté, pero no te despertabas ―se defiende. 

De seguro que ni lo intento. 

A causa de la caída me pegué en la parte trasera de mi cabeza, causándome un pequeño mareo. Además, de llevarme conmigo la almohada y parte de las sabanas. 

Con lo que odio tender la maldita cama. 

Genial.  

Una vez que el mareo de a poco se va, me levanto del suelo recogiendo las cosas para volver a dormir. Por la ventana puedo visualizar que es de noche. 

De seguro no dormí nada.  

― Me voy a dormir, despiértame si no me levanto para anotarme ―le aviso a Danna a la vez que coloco un pie en la suavidad del colchón. 

― Es que, si te dormís de nuevo, ya vas a llegar tarde ―contesta ella. 

Me volteo a verla. 

Lleva puesto un pijama enterizo de conejito y esta parada a los pies de mi cama. 

― ¿Por qué? ―cuestiono extrañada. 

¿Pero si el horario es a las 8? ¿Cómo voy a llegar tarde? 

― Porque, cambiaron el horario, de las 8 a las 7 por un error de tipeo a la hora de mandar los correos. 

Mierda, una hora menos de sueño.  

― No entiendo, ¿Por qué me levantas cuando es de noche todavía? Al amanecer recién me levanto yo. 

― Tú puedes levantar al amanecer, pero hoy amanece a las 8:30 de la mañana. Así que yo si fuera tú me estaría levantando para no llegar tarde. 

Y con eso se va de la pieza, cerrando la puerta a su paso. 

Poso mi mirada en la mesita, que se encuentra al lado de la cama, buscando el despertador de dormir, pero no está. 

Lo dejé en Canadá. 

A falta de ese aparato busco la vieja confiable. 

El celular. 

Lo desconecto del enchufe, ya que se encontraba cargando. Me fijo en la hora. 

Me lleva él… 

No termino mi grosería verbal que me voy directo al baño a darme una ducha que me queda menos de cuarenta y cinco minutos para eso. 

Salgo, voy a las maletas por mi ropa. 

Tengo que ponerla en el armario.  

Y elijo algo simple, una remera blanca sin ninguna inscripción, arriba un buzo azul marino básico, con unos jeans azules rotos en la parte de la rodilla y mis Bans blancas diarias. 

Meto en bolso los papeles que me piden para anotarme, lo básico que te piden en la universidad. 

Y salgo para la cocina para ver si hay algo de comer o tengo que comprar de camino. 

― Ya era hora que salieras vamos a llegar tarde ―avisa Danna desde la barra sentada, comiendo un emparedado y viendo algo en su celular. 

Cambio su pijama de conejo por un top de color negro con las mangas por debajo del hombro, una calza de cuero amoldada a su cuerpo y unas sandalias con plataforma todo del mismo color. 

― ¿Llegar tarde? ¿No era que los que ya estaban mandaban un mensaje para cuáles se querían anotar y listo? 

― Si, pero se perdió mi partida de nacimiento y tengo que llevarla de nuevo, por eso te llevaré ―aclara tirando el papel del emparedado. 

― Ah okey, me ayudaría porque no sé cómo llegar.  

― No te preocupes por no saber ubicarte a mí también me costó el año pasado, pero aprendí rápido, es cosa de costumbre y un poco de ayuda. ¿Lista? 

― Sí, vamos. 

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Nos encontramos en auto de Danna de camino al edificio de trámites estudiantiles. Un rato después de montarnos paramos en un pequeño local para poder comprar algo para que desayunase, por lo que me compre un emparedado grande y una bebida. 

― Entonces, ¿qué paso anoche? ―pregunta una versión curiosa de Danna cortando el silencio en el que estábamos sumidas. 

Trago lo que tengo en la boca de mi desayuno para responderle. 

― ¿A qué te refieres? ―pregunto yo  porque no entiendo su pregunta. 

― Ayer, noche, salida, helados, ¿no te suenan esas palabras? ―ahí caigo en cuenta de lo que está hablando. Mi salida con Oliver. 

― Ah, ¿mi salida con Oliver? ―inquiero haciéndome un poco la tonta y sigo comiendo. 

― Bingo.