La fuerza de un enamorado 2: Las vacaciones contigo

No seas tan despistada y una hazaña de los dos de los dos

Siendo que ya habían pasado dos semanas desde que comenzó a ir a la tienda, Lui estaba muy feliz de haber aceptado la recomendación. La tienda estaba en ocasiones muy tranquila y en otras era enérgico. La señora les dijo que los fines de semana tendrían libre y no debían de llegar a la tienda. Esto era una forma de darles un descanso, ya que al final de cuentas eran niños y debían de disfrutar de esa libertad que tenían.

Lui que deseaba ir todos los días seguidos, aunque la razón de esta idea era el ver a Elva más seguido, no pudo retractar a la señora de la decisión que tomo. Por tal razón, este día sábado decidió ir a dar una vuelta por el vecindario y tal vez comprar un carro que había visto hace tiempo en una de las tiendas cercanas. Sus padres le permitieron salir, pero no debía de tardar mucho, pues no podían dejar que regresara a casa muy tarde. Por tal razón fue que le dieron un reloj para que lo llevara puesto y viera su hora, de esa manera no tendría excusa de que no se dio cuenta del tiempo que había pasado.

Mientras caminaba y veía a varios niños jugando, se preguntó – eso se ve divertido ¿será que me dejaran unirme si voy con ellos? – se detuvo por un momento para pensarlo con calma, de todas maneras no llevaba mucha prisa. Cerrando los ojos y agachando un poco la cabeza, coloco en forma de un "L" sus dedos índice y pulgar sobre su mentón.

En lo que llegaba a una conclusión, fue sorprendido por una voz que le decía – ja, ja, ja. Quién diría que estarías esperando la revancha aquí –. Poniéndose recto y rígido como una tabla, vio cuando Elva se posiciono frente a él con una sonrisa. Ella, inclinándose un poco en dirección a él, dijo – oye, no se el por qué pero estas muy rígido. Sabes, mi rival no puede ponerse rígido – se paró firme mientras giraba noventa grados y pensaba el motivo por el cual estaba Lui así. Al llegar a tener una idea dijo – ya sé, debes de estar así por el trabajo – después lo tomo de la mano – ven vamos a un lugar – y lo comenzó a jalar en dirección al parque.

Lui, que se avergonzaba y sentía como su corazón latía con fuerza al estar tomando de la mano a Elva, miraba como pasaban muchos grupos de niños riendo y jugando. Y así olvidó que estaba con ella por un momento al escuchar que algunos decían "¡que divertido!" "¡vamos, veras que será divertido!". Era un poco triste que ella sólo lo llevase así porque creía que era su rival. Lui, susurrando, dijo – dime, ¿me ves por lo menos como un amigo? – Bajo un instante la frente – me gustaría que por lo menos hoy dejáramos de ser rivales y nos divirtamos por un momento aunque tú no me veas de otra forma –.

Elva que apenas lo escucho, dijo – m~, ¿has dicho algo? – mientras volteo la cabeza un poco para ver a Lui. Lui, con un suspiro, levanto la frente y respondió – no, no he dicho nada – Elva – está bien. ¡Ah! ¡Mira, ya llegamos! – apunto con el dedo índice de la mano izquierda los columpios que estaban frente a ellos con mucho entusiasmo.

Lui, que al ver que varios niños y niñas estaban jugando ahí, pensó – esto no puede ser mejor, vamos a jugar – mientras abría su boca y sus ojos, dejando así mostrar lo emocionado que estaba y entusiasmado por poder divertirse un poco. Elva, con un – M... m – mostro lo orgullosa que estaba por haber escogido un buen lugar para ese día. Lui, que corrió y se subió al columpio sin pensarlo dos veces. Al ser un buen día, a pesar de dejarse sentir en ocasiones pequeñas frías brisas al ser la época de invierno, era muy buena la idea de columpiarse un poco y hacer otras cosas divertidas, ya que de esta manera no sentirían pasar el tiempo ni sentirían el frío, o eso era lo que le hacía pensar a Lui al ver tal elección por parte de Elva.

Al comenzar a columpiarse, Lui pensó – creo que hoy por fin podre divertirme con Elva. Esto es tan emocionante. Antes – con una gran sonrisa en el rostro – nunca me habría imaginado llegar a pasar un poco de tiempo con ella. Por eso, hoy he de divertirme con ella lo más que pueda –. Lui iba cada vez más alto mientras se abalanzaba para mantener la altura que deseaba. Todos estaban corriendo en y jugando en los diferentes juegos del parque y ahora él no era la excepción. Pero, mientras continuaba en el columpio, vio que Elva se sentó en el que estaba al lado y no se movía. Esto le parecía un poco raro. No podía comprender el motivo por el cuál ella no hacía nada. Elva, que tenía una mirada fija al frente mientras dejaba notar que estaba perdida entre sus pensamientos, hacía que Lui pensara que clase de cosas podrían hacer que ella se perdiese de ese modo.

Elva, con una voz un poco tímida, dejo que su voz llegara a los oídos de Lui al decir – ¿esta es la única forma que hay? – haciendo que Lui se detuviese poco a poco. Cuando Lui ya se había detenido por completo, ella ya había regresado en sí y volvía a dejar escapar esa energía que traía consigo. Lui, sin tener el valor de preguntar si lo que había escuchado era cierto o era producto de su imaginación sólo decidió guardar esas palabras para sí mismo.

Elva, mirándolo, dijo – es hora de iniciar nuestra competencia – Lui pensó – no puede ser, me dejé llevar y no era más que otro reto. Y yo que creí que sólo me invito para jugar un rato – bajo la cabeza en forma de mostrar su decepción. Elva, parándose en el columpio, continúo diciendo – vamos a ver quién puede llegar más alto. El que lo haga, gana – Lui, recuperándose, respondió – está bien – comenzó a abalanzarse un poco, cuando Elva le dijo – Pero deberás de lograr hacerlo parado y no sentado – Lui – ¡¿QUÉEEE~?! – Elva, dirigiéndole la mirada con una sonrisa maliciosa, respondió – si no lo hacemos así, no sería una competencia, sin mencionar que es más difícil hacerlo así. Pero, si no puedes hacerlo, creo que gané –.

Lui, aceptando la propuesta de Elva, se paró en el columpio y, viendo al frente, empezó a moverse de atrás hacia adelante para ir ganando impulso. Elva, al ver que Lui no se retractó de la condición que le había puesto, también comenzó a empujar de atrás hacia adelante hasta ir obteniendo más y más impulso. Los dos estaban cada vez ganando más y más altura. Lui, que comenzó a sentir un poco de miedo de poder subir más alto, se detuvo. Pero, en el caso de Elva, que no lo hizo, termino cayéndose del columpio y golpeándose a la vez.



#24667 en Novela romántica

En el texto hay: romance

Editado: 14.07.2021

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