Era el nuevo encargado de una garita de seguridad en una empresa. Cada noche todos los empleados regresaban a sus casas menos Manuel y yo.
Él era el compañero que estaba encargado de vigilar la garita que daba a la parte trasera de la empresa.
Siempre que finalizaba nuestro turno, Manuel se acercaba a convidarme un cigarrillo con amabilidad. Pasaron los meses y el seguía compartiendo el horario conmigo entre charlas y cigarrillos.
Él tenía una marca en su garganta, por prudencia nunca se me ocurrió preguntarle que le había sucedido.
Una noche como otras, mi jefe me llamó para felicitarme por mi buen rendimiento.
Mi respuesta fue de agradecimiento, ya que me encontraba muy a gusto en mi puesto, y sobre todo con Manuel mi compañero de seguridad. (Aprovechando a elogiar su trabajo y compañerismo).
El hombre se puso pálido y con un gesto de asombro, se quedó en un profundo silencio.
—¿Qué le sucede señor?.
—¿A qué Manuel se refiere?. —con un tono de voz diferente, me preguntó.
—“Manuel Robles”. —mi compañero ,encargado de la garita de atrás..
—¿Cómo conoce su nombre? , ¡No es posible!, —exclamó el hombre. — “Manuel Robles”, era el único encargado de vigilancia de la garita de atrás. Él era muy responsable y nunca faltó a su trabajo..
—Pero...Jefe, ¿porque habla de él en pasado?. —Interrumpí.
—¡ÉL MURIÓ! hace 5 años en un robo a esta empresa, delincuentes entraron y asesinaron a Manuel , que al intentar detenerlos , clavaron un cuchillo en su garganta.
Aquello estremeció mi cuerpo por completo..
Desde entonces veo a Manuel como siempre en su garita, cumpliendo su horario de trabajo.