Llegue a casa y todo el ambiente estaba tranquilo, casi adormecido. Nana me ayuda a llevar las cosas a mi habitación, cuando abro la puerta, recibo una calidad bienvenida de Luna. La cargo entre mis brazos, mientras tomo asiento en mi escritorio.
“Está todo muy silencioso”, me digo a mi misma llena de nervios. Sentía como mis músculos se tensaban y un ligero cosquilleo recorría mis huesos. Mi intuición me gritaba algo, pero ¿qué era?
—¿Estás bien? — me pregunta Matilda sacándome de mis pensamientos.
—Eh... si solo un poco extraña — le comento dejando a Luna en el suelo para levantarme a guardar mis cosas. Y agregó con un gesto de hombros, al observar su rostro de preocupación — De seguro no es nada, Nana; no te preocupes.
—Te prepararé una sopa de pollo, mi cielo — dice devolviéndome entre sus cálidos brazos, depositando un beso en mi mejilla, — eso te ayudará a reponerte.
—Gracias Nana — le devuelvo el gesto con un abrazo, pero antes de que salgo, le preguntó — Nana, ¿y los Draco?
—Están de viaje a Nueva York, Henry por negocios, y su hija en una entrevista universitaria.
—Sabes ¿cuando vuelven?
—Creo que mañana, ¿por?
—Por nada — le digo encogiendome de hombros.
Matilda se retira cerrando la puerta tras de ella. Aquella información me dejó muy incómoda, “¿tan pronto la llamaron?, ¿a qué universidad habría aplicado?...”
—“¿Será cierto? — comenta la voz en mi cabeza, recordando mi locura.”
—Sh... — la mandó a callar, distrayéndome con cualquier cosa.
El almuerzo y la cena fueron incómodamente silenciosas. La niñera se queda esta noche alegando que por precaución. A mi tía no le convence por su expresión de desdén, pero no comentan ni dice nada, solo acepta y permite que duerma en la habitación de invitados.
A la mañana siguiente, me desperté un poco cansada, pero nada que no lo quite un buen baño. Durante la ducha no dejaba de pensar en los sueños que se repetían como cortometraje producido por mi subconsciente, tratando de decirme algo. Me estreso al darle vueltas al asunto, que decidí ignorarlos. Bajo a desayunar, luego me arreglo para salir.
Cuando estoy por salir, Brian me sorprende con una llamada, y me dice que estaba al frente de mi casa y que me llevaría al Instituto. Mi nana bajaba en ese instante con la canasta de sabanas sucias cuando noto el destello en mi mirada, me hizo unas muecas burlonas con la cara hacía mí, que me hicieron sonrojar. En ese instante Isaak se acercó a mí, como siempre, señalándome con la quijada la salida indicio de irnos.
—Hoy iré con mi novio al instituto — le informo al momento de que abre la puerta de entrada.
—No, es mi deber llevarte — me dice con seriedad dándome el paso para que salga.
—Te dije — le manifiesto con autoridad manteniendo una mirada penetrante, — que iré con mi novio al instituto. Si quieres nos sigues.
Atravieso la puerta con la cabeza en alto y la mirada al frente. Pude escucharlo gruñir al salir. Saludo a mi novio con un tierno y apasionado beso. Sin decir nada, me subí a la moto y avanzamos al Instituto.
El resto del día fue ordinario, las clases muy aburridas que para la última clase, antes del almuerzo, mis pensamientos flotaban hacía el cielo, observando como las nubes cubrían el sol. La temperatura estaba muy por debajo del cero, indicando que pronto nevará. Pase el resto de la clase rogándole al cielo que cayera el primer copo de nieve. Había puesto mi atención en ese deseo, obviando mis pesadillas por las noches. Me llenaba de terror recordar esos ojos carmín, tan intensos e inyectados de maldad.
—Cuídate del fuego en su mirada. La venganza corrompió su alma, y ahora es más imparable que nunca.
No podía dejar de pensar en esas palabras que me perseguían hasta en mis propios sueños.
—“Eres capaz de derrotarla, no le tengas miedo — me dice aquella voz en mi cabeza que habla cuando quiere.”
“No sé de qué hablas.” le respondo recostándome del asiento. “Además, no se que es más loco, ¿qué tu me digas eso, o que yo te escuché?”
—“No estás loca, Taylor — respondió con un tono serio.”
De repente, el roce cálido de sus manos desnuda me sacó de mis pensamientos, sintiendo una extraña energía en mi cuerpo. Mantuve la mirada en como tomaba mi mano derecha, observando que en su mano contraria llevaba su guante de cuero negro.
—“Curioso — comenta la voz.”
—My Lady — dice con una voz suave y cariñosa — vamos a comer.
Subo la mirada hacia él, asintiendo. Me levanto de mi asiento recogiendo mis cosas. Salimos del salón tomados de la mano. Mis amigas se habían adelantado para apartar una mesa. Así que, nos encaminamos a la cafetería. Las miradas curiosas se posaban en nosotros, algunos con sorpresas y otras con celos. Sonreí de oreja a oreja, sintiendo aquella atención como si fuera una estrella. Un apretón de su parte me hizo girar la mirada a él. Me sonroje sintiendo un agradable cosquilleo en todo mi cuerpo, cuando...