[10:30 am]
En el castillo de Twilight, en el gran salón del mapa, la única mesa circular en el centro de la habitación resplandeció de repente, mostrando en vivo la lejana figura de un poni de pelaje azul con melena blanca que galopaba a una considerable velocidad.
Sentada en la silla más importante de las seis que rodeaban la mágica mesa, Starlight Glimmer frunció el ceño. Dejó de lado los pergaminos que estaba revisando y se acercó para examinar la imagen. Pronto reconoció al poni vestido de mago que se aproximaba velozmente a aquel lugar.
"¿Por qué viene con tanta prisa?" pensó desconcertada. Tenía una reunión con ella en la tarde, por lo que no suponía un problema. Incluso ya había preparado un escenario por si, por algún motivo, llegara antes de la hora programada. No obstante, ¿a qué se debía aquella apresurada visita?
Entonces, una obvia respuesta llegó a sus pensamientos, poniendola en guardia.
"¿Me ha descubierto?" se habló a sí misma con gravedad.
No debería ser posible, considerando todas las contramedidas que tomó... o podría ser...
La repentina duda que estalló en la mente de Starlight se desvaneció. Existía otra respuesta que podría explicar mejor lo que estaba ocurriendo. Si consideraba todo lo que había investigado y lo aprendido en la inesperada visita de los portadores más jóvenes de los elementos de la armonía durante la mañana, entonces podía concluir que lo que estaba ocurriendo ahora era consecuencia de las acciones pasadas tomadas por aquella irresponsable poni y de las cuales la 'anterior' Starlight no estaba al tanto.
"Ugh, qué molesto. Ya tengo suficiente de estas trivialidades..." murmuró Starlight, perdiendo todo interés. Aquella poni no era una amenaza, sino una molestia. Una molestia de la que era preferible dejar que otros se encargaran. Incluso si la situación se salía de control, ya tenía contramedidas listas para aislar a la 'molestia'.
El plan ya estaba en marcha; no se detendría.
"Pero ... ¿y si añado...?" murmuró pensativa, sin embargo, de inmediato agitó la cabeza. No tenía caso. Al mirar el reloj de arena a su costado, confirmó lo que pensaba. Ya casi estaba completo. Había gastado mucho de su limitado tiempo atendiendo al grupo de niños de antes; era el momento de poner fin a sus labores.
Con solo agitar uno de sus cascos, los pergaminos en la mesa se desvanecieron junto con la imagen de la apresurada poni. Acto siguiente, Starlight arrojó un pequeño cristal al centro de la mesa, y este se encendió.
Una silueta oscura se proyectó holográficamente en medio de la mesa.
Starlight hizo una reverencia y dijo: "El primer pasajero a abordado."
"Bienaventurada marea. Los otros pasajeros también han abordado; procedamos con la siguiente fase de inmediato", anunció en clave una voz desconocida.
"Excelente, te envío mis coordenadas."
Starlight sacó otro cristal, y este titiló por unos segundos, al igual que del lado de la oscura proyección.
"Todo está conforme..." anunció la voz desconocida al terminar el brillo entre cristales. "¡EL TREN PARTE DE LA ESTACIÓN!"
"Nos vemos en la medianoche", respondió la unicornio de melena lavanda.
El holograma se desvaneció, dejando a Starlight sola en el salón.
Se levantó de su asiento y lanzó una mirada divertida al emblema en forma de estrella que brillaba en la silla donde antes se había sentado. Entonces una gran sonrisa se dibujó en su rostro, esta no era una sonrisa amable...
"Las mayores victorias se alcanzan antes de librarse siquiera la primera batalla... juju... Jaque Mate princesa …", dijo Starlight antes de desaparecer en una luz de teletransportación.
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[10:10 am]
Desde uno de los balcones del Castillo de Twilight, Ocellus observaba con gran interés el iluminado horizonte de aquella soleada mañana a través de un telescopio.
Una gran nube se desplazaba lentamente en la lejanía.
"Parece un nubarrón del Bosque Everfree...", murmuró Ocellus, extrañada.
"¿Pasa algo, Ocellus?" respondió Gallus, de espaldas, flexionando sus alas en el extremo opuesto del balcón.
"¡Ah, no es nada importante! Bueno, quizás sí... Dime, Gallus, ¿qué opinas de esa nube?"
Gallus se volteó y dirigió su mirada al horizonte en la misma dirección que señalaba Ocellus. Después de entrecerrar los ojos para agudizar su vista, extendió sus alas y, con un aleteo, se elevó en el aire hasta sobrepasar la altura del castillo.
Después de unos segundos en el cielo, volvió al balcón.
"Bueno, qué puedo decir, sin duda es un clima extraño del Bosque Everfree. Parece un nubarrón de tormenta que se desplaza hacia el noreste."
"¡Oh no! Eso no es bueno. Pronosticaron buen clima soleado para toda la periferia de Canterlot. Tengo que informar esto de inmediato."
"Oye, ¿no estás siendo muy diligente? Los chicos del clima deben tenerlo cubierto. Además, va hacia el noreste. No hay nada allí, salvo las vías del tren."
"De todas formas, alguien tiene que avisarles", respondió Ocellus, sacando un pergamino y una pluma.
"Ja, no se podría esperar menos de la futura 'profesora' Ocellus", se burló Gallus.
Ocellus, a punto de escribir, detuvo su pluma y miró con sorpresa a Gallus.
Gallus, que se encontraba a punto de comer una botana de maíz, se congeló al darse cuenta del grave desliz que había cometido.
"¿Leíste mi diario?" preguntó Ocellus frunciendo el ceño.
"Aaaa... acabo de recordar que no cerré la puerta del puesto de seguridad, mejor que regrese antes de que los chicos hagan algo tonto..."
"¿LEÍSTE MI DIARIO, GALLUS?" preguntó Ocellus alzando la voz y poniéndose de pie indignada. Los diarios privados eran una de las posesiones personales más importantes en la vida de los 'Cambiantes'. Ocellus no era diferente, y la sola idea de que un amigo tan cercano como Gallus hubiera hecho algo así la indignaba aún más.