La hechicera

Nada es lo que parece

3 meses antes
Clarissa iba de la escuela a su casa, el trayecto siempre era de lo más aburrido cuando no tenía la compañía de su amiga, pero Paola se había quedado enrollada con su actual novio. La muy traidora la había mandado a casa caminando porque Bruno deseaba "entretenerse" en el laboratorio de química.
Al principio le pareció normal, bueno, que Paola era así y así la quería. Pero ahora que veía que una tormenta se aproximaba y que aun le faltaban una buena media hora para llegar a su casa, pues nada, que tenía pensamientos homicidas con su amiga como protagonista. Ya se imaginaba la escena:
Volvería a la escuela, entraría directamente al salón de los materiales peligrosos y después de tomar el ácido más corrosivo que se encontrara llegaría hasta su amiga. Bruno podría ser más fuerte que ellas dos juntas pero Paola lo tendría muy entretenido (*notese el sarcasmo) y así al primero que atacaría sería él. Le arrojaría el ácido en su...bueno, en lo que sea que piense que lo hace hombre (según Paola no es gran cosa, pero bueno) y acto seguido vería la cara de horror de su amiga en respuesta a los gritos aterradores y doloridos de su novio.
Clarissa se reiría tanto al verla tan desencajada que jugaría un rato con ella, sí, le haría pensar que tendría salvación pero no, ella no toma prisioneros y riendo histericamente le dejaría caer en su bello rostro el resto del ácido. Ninguno volvería a "jugar" en un laboratorio.
Una gota de agua la despertó de sus ensoñaciones. Clarissa sacudió la cabeza. Su amiga siempre le había dicho que estaba loca, pero hasta ese momento no lo había creído. ¿Matar a su mejor amiga porque ella se mojaría?
Suspiró y siguió caminando.
La lluvia comenzó, Clarissa caminaba sin prisa. Se mojaría igual si caminaba lento o rápido así que no se esforzó en correr. De pronto se tensó. Alguien la seguía. Se detuvo. Giró su cabeza hacia todas direcciones dispuesta a ver quien era la persona que se atrevía a andar detrás de la "rara" de la escuela.
Entre los coches distinguió una silueta oscura, que se movía sigilosamente hacia ella. Ella no se podía mover y esa cosa se acercaba de prisa.
Contuvo el aliento al verlo un poco más cerca, era un hombre.
El sonido de un claxon se dejó escuchar. Clarissa se sobresaltó y alejó su mirada de donde estaba su acosador. Giró sus ojos hacia el sonido.
Era Paola.
-Niña, vamos, ¿qué haces bajo la lluvia?
-Alguien me dejó sola para follar con el novio.
-¿Quién hizo semejante estupidez? Todos saben que alguien como tú no debe andar sola.
-¿Es peligroso?-dijo Clarissa siguiendo el mismo juego de siempre.
-Por supuesto, si estás sola, ¿quién protegerá a los pobres ciudadanos inocentes?
Clarissa echó a reír. Simplemente amaba a Paola.
-Vamos Clary que hace un frío que pela.
Sin echar un último vistazo a su acosador, subió al coche de su amiga y se dirigieron a su casa.
No volvió a pensar en su acosador en lo que restó del día.



#3226 en Paranormal
#1028 en Mística

En el texto hay: cazadores, hombreslobo

Editado: 04.03.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.