Tres meses antes
Ethan se sintió muy cansado, había perdido el rastro de la mujer que deseaba esa noche de lluvia. La perdió por culpa de otra mujer, ironías de la vida. No parecían amantes, pero en cuanto detuvo el coche, su chica pelirroja se olvidó de él y corrió hacia el auto sin mirar atrás.
Obviamente no pudo seguirla, ya habían pasado dos semanas y no podía olvidarla.
Entonces la voz de su abuela llegó a su memoria. La antigua profecía en la que él estaba involucrado.
Profecía que no pensaba cumplir.
¿En qué cabeza cabía que él se enamoraría de un ser mágico cuando precisamente la magia fue la causante de que perdiera a toda su familia?
No, él no quería amor en su vida y mucho menos proveniente de alguien con magia.
Cuando la encontrara, la follaría una o dos veces, dependiendo de su nivel de juego y cuando se sintiera a salvo, pam, le cortaría el cuello y la dejaría desangrándose como un animal.
Sí, eso haría.
De pronto y sin saber por qué el rostro de la joven pelirroja volvió a su memoria.
¿Sería ella? ¿Sería ella su nueva misión?
Entonces la vio, entraba al mismo auto de aquella noche y una mujer alta y hermosa era la que conducía.
Al ver su cara detuvo sus pasos. Sonrió.
Las seguiría con su moto y les preguntaría si querían pasar un buen rato todos juntos.
Con esa idea en mente fue tras ellas.
Definitivamente no necesitaba amor en su vida.