Presente
Después de una ducha fría y de seguir sus instintos de cazador, Ethan estaba en el bosque. Algo en su interior le decía que su chica estaría en el bosque esperando dispuesta. Bueno, tal vez no dispuesta pero él se encargaría de ponerla en ese estado. Si algo había aprendido gracias a su abuela, era en creer en sus instintos y si ellos le decían que debía ir al bosque, era ahí donde se dirigía.
No sabía a ciencia cierta donde exactamente se encontraba esta mujer pero estaba seguro que la encontraría.
Caminaba solo iluminado con la luz de la luna cuando escuchó voces, eran 3 personas, por decirlo de alguna manera.
2 mujeres y un hombre.
Esperaba que no fuera el trío anterior porque ciertamente no deseaba ser el juguete de ninguna bruja sádica o de ninguno de sus amigos. Sin duda podría pasar la vida entera sin saber lo que era ser el juguete de un vampiro.
Ethan se estremeció, no era momento para tener miedo pero que el Creador lo perdonara, él comenzó a sentir mucho de ese sentimiento más parecido al terror que al miedo en sí.
Pasó saliva, las voces se acercaban así que pudo escuchar sin dificultad lo que decían.
-Debemos encontrarla, si Juliet la encuentra primero será nuestro fin Isantce querrá nuestras cabezas en un palo
El vampiro comenzó a reír.
-Jazmin, ella no podrá con nosotros juntos
La segunda mujer comenzó a reír también.
-Es cierto, ¿cómo podría acabar con un vampiro, una bruja y un demonio?
Ethan puso los ojos en blanco, así que la tercera participante del trío era un demonio. Ciertamente eran unos seres totalmente sexuales, así que era de lo más obvio.
A la que llamaban Jazmin no se le veía tan convencida, así que la tal Isantce debía ser fuerte.
-Debemos encontrar a la chica y eso es todo, no deseo pelearme con nadie y menos por la que se supone será nuestra salvación
-Eso si no la encuentra el cazador primero, sabes el total de la profecía y ese sería nuestro fin
Jazmin hizo un gesto despectivo con la mano.
-Él no la encontrará y si lo hace mantente segura de que la pelirroja ya no será un ser virginal así que bien puede enamorarse de ella o hacerla su perra, ya no importará
Ethan pasó saliva, sin entender por qué ellos conocían la profecía que le contaba su abuela.
Solo de una cosa estaba seguro.
Él encontraría a la mujer de cabello de fuego.
Según el destino era suya para tomar y era precisamente lo que tenía planeado hacer.