Presente
Ethan vio como se separaban los 3 seres mágicos, ayudando a que pudiera seguir su camino. Era hora de buscar a su chica de cabello de fuego. Estaba exhausto, sediento y necesitaba desesperadamente poner a su chica debajo de él y taladrarla con la maldita erección que llevaba consigo desde que la vio por primera vez. Era una jodida pena que ese día la hubiera perdido. Pero ya no más.
Sólo le quedaba una duda. ¿Le dolería? y si le dolía... ¿él soportaría su dolor o trataría de hacerlo más llevadero para ella?
Con un carajo, ahora tenía vagina. Sólo faltaba que se pusieran a llorar en conjunto cuando le arrebatara su virginidad. Por supuesto que habría dolor, lágrimas y sangre.
¡Ugh! no quería pensar en sangre. También le daría unos bonitos orgasmos ya que le hiciera olvidar el dolor. Sí, era mejor pensar en los orgasmos que tendrían, era mejor que pensar en sangre.
¿Y si llegaba su rival antes de que llegara él?
Según su abuela solo existían 2 posibles enemigos por el amor de la chica. Un vampiro, el príncipe según tenía entendido. Y un demonio, el rey ahora.
¿Cómo pelear contra seres tan poderosos cuando él era un simple mortal?
Sí, lo dicho, tenía vagina.
La chica de cabello de fuego le había otorgado una vagina.
La maldijo una vez más y cuando se encontró frente a frente con una de las brujas más poderosas que conocía la maldijo aún más, porque pudo ver en su cara que no tenía pensado jugar.