La heredera al velo

Capitulo 3: el árbol que canta

La niebla se disipoal amanecer, como si el mundo estuvieraestuviera conteniendo el aliento. Caminamos en silencio. El chico, la niña pequeña y yo. Aún no sabíamos nuestros nombres, pero algo dentro de mi susurraba que no importaba. Nos conocíamos por dentro. Por las miradas. Por la energía.

-¿Sabes dónde vamos?- pregunto la niña, curiosa, sin miedo.

-No exactamente-respondi-. Pero creo que el lugar nos está llamando.

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El paisaje cambio. De colinas verdes a bosques antiguos. Arboles tan altos que tocaban el cielo. Pájaros que no cantaban. Pero escuchaban todo era... Quieto. Cómo si el bosque supiera que algo sagrado se estaba acercando.

Fue entonces que lo escuchamos. Un canto.

No de un pájaro. No de una persona. ¿Era el árbol?

Una melodía suave, como si el viento hablara en un idioma que el alma entendía. El tronco vibraba, y sus ramas se mecian aunque el aire estaba quieto.

-es aqui- susurré.

Nos acercamos, y justo debajo del árbol había una roca partida en dos. La tierra no se movia, no temblaba. Estaba completamente quieta. En silencio absoluto.

-¿Que es esto?- pregunto el chico.

-la reina dijo: " donde el árbol canta y la tierra guarda silencio"... -recorde-. Este es el lugar.

La niña tocó el arbol, y su cristal floto por unos segundos. Se volvió blanco por un instante, y luego regreso al violeta. Fue entonces cuando el sueño se abrió

Una grieta. No natural. Cómo si esperara que lo encontramos.

-¿Bajamos?- pregunte.

-Yo voy primero-dijo el chico, y por primera vez, note algo raro en sus ojos. Una sombra, como su luchará con algo dentro de su mismo.

___________

Dentro de la grieta había un templo antiguo, enterrado. Las paredes estaban cubiertas de símbolos, pero algo en ellos me era familiar. Cómo si los hubiera soñado antes.

En el centro, una especie de altar. Encima, una piedra negra flotaban en el aire. El chico se acercó... Y ahí sucedió algo.

-¡Cuidado!- grite, pero ya era tarde.

La piedra brillo c on fuerza, y una figura oscura surgió de ella. Un ser sin rostro, hecho de sombras. No hablaba, pero su presencia dolía. Gritaba sin sonido. Un guardian del pasado.

-¡No toquen el altar!- grito la niña retrocediendo.

Yo levanté mi cristal. El chico también. Pero alguien en el cambio. Su cristal se partió en dos. Y sus ojos... Sus ojos se volvieron oscuros, como si una parte de el reconociera el guardian.

-¿Que está pasando?- le pregunté.

-No lo se- dijo el, apretando los dientes-. Pero... Creo que este no es el primer guardian que enfrentó.

________

El guardian avanzó hacia nosotros. El aire se volvió pesado. La niña temblaba. Yo sentí como el fuego interior se encendía, como una chispa antigua despertando en mi pecho.

Extendio mi mano. Sin saber por qué, grite unas palabras que no conocia. Y el cristal rojo que colgaba de mi cuello estalló en luz.

Un muro de fuego se alzó entre nosotros y eso guardian.

El chico cerró los ojos. Si cristal, aunque roto, también comenzó a brillar. No con luz... Si no con sombra. Pero no era maldad. Era equilibrio. Cómo si wu poder fuera el de contener lo que otros temen.

Justos, dimos un paso al frente. Fuego y oscuridad. Vida y sombra.

El guardian de detuvo. Nos miro... Y por un segundo, inclino la cabeza. Cómo si nos reconociera. Y luego, se desvaneció.

_______

El templo tembló. No por un terremoto (traumas), sino por algo que se habia activado. En el altar, dónde antes estaba la piedra, ahora había un objeto: una llave dorada. Tenía un símbolo: el mismo que ví en la piedra del árbol caído...

-el primer sello- dije, tomándola.

-uno menos- dijo el chico, aunque su voz sonaba inquieta.

-¿Estás bien?- le pregunté.

El me miro, seri

-creo que esa sombra.... Alguna vez fue parte de mi. No sé cómo lo se, pero lo siento. Hay cosas que no recuerdo. Pero las voy a encontrar.

Nos miramos. Ya no éramos solo tres viajeros. Éramos parte de algo más grande.

Y la misión apenas comenzaba.




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