Susana
—Sé mi novio de apoyo, Gelado. No necesitarás hacer nada, solo tomaré tu nombre prestado para decirle a él, hasta que entienda, que te tengo a ti y no necesito otra relación. También necesitaré unas cuántas fotos, no creo que tome mucho tiempo.
Ray apoyó la moción— No creo que haya mejor persona como tú —lo alabó—. Ayúdanos, por favor.
—¿Ayúdanos? ..., ¿esto es un asunto colectivo? —cuestionó el Gelado.
—Todos estamos incluidos en esto. Liz, Bruno, Sara, Runin y yo. Tú lo ves algo infantil, y quizás lo sea, pero estoy cansada de tener esta presión por parte de Abuean… ¿O me recomiendas ir a golpear a Valentín? Puede que me tome un poco más de tiempo porque mide casi dos metros el bastardo. Pero si nos organizamos bien, junto a Bruno, Runin y yo podríamos hacerlo…
Al verme pensativa, Runin me pidió que desechara esa idea. Ya tenemos un precedente con Gustavo, pero él no tenía apoyo de su familia y no armaron ningún escándalo por resultar golpeado; sin embargo, Val es la mercancía de los Arkozonobel, si algo le pasara a su rostro o su salud pegarían un grito en el cielo y serían tan dramáticos como para convertir la agresión en un tema nacional.
—Si solo será mi nombre, entonces no habrá problema —respondió finalmente y se pudo de pie.
Lo detuve, para explicarle que además habría otras cosas en juego, aunque se lo dije de forma amable.
—Por favor, Val puede seguir tus pasos. Por estas dos semanas, mantén calmado tu lívido y no visites a tus affair. Que no descubra que me engañas, sé un novio de apoyo fiel. ¿Está bien?
Él se quería reír, estábamos seguros que se estaba tragando las ganas de burlarse de nuestros planes. Cual fuere la razón oculta, al final aceptó con un simple: está bien.
—Eso fue sencillo, ¿no? —suspiré.
Runin afirmó con la cabeza. Desde la puerta de su cuarto, el Gelado nos recordó que nos fuéramos a dormir.
**
Runin
A pesar de mi situación, pocas veces en mi vida me he sentido verdaderamente miserable. Ni cuando mamá murió, ni cuando papá se fue dejándome a mí y a Marco, o cuando no tenía suficiente dinero para mantener la casa. En ninguno de esos momentos he sentido que el cielo ha sido malo conmigo.
Creo que fue porque tenía esa dulce compañía que me otorgaba fuerza y poco a poco reconstruía el timón que necesitaba para no ir a la deriva. Amelia ha jugado un rol muy importante en mi vida y en la de mi hermano, sin ella no puedo imaginar algún futuro tranquilo para mí o para Marco. A ella le estaré eternamente agradecido. No tenemos ningún lazo de sangre, ella ni siquiera es mi pariente lejano, solo es una vecina con un gran corazón. La abuela que nunca tuve.
Y aún si hubiese tenido una abuela, por más que ella no me hubiera mostrado su cariño, por el solo hecho de ser mi abuela yo la habría amado con todo mi corazón. Es por eso que no puedo entender completamente a Susana.
La conozco mejor que antes, me aterra pensarlo y más decirlo, por eso deseo que ella logre cambiar. Solo que no creo que Susana sea de las personas que puedan amar a otros. Ella es de los que saben amarse solo así mismas.
Susana respeta a su abuela Amelia, pero no la quiere. Y a esa otra abuela, parece que su afecto no llega ni a eso. Me preocupa su forma de pensar. La familia es la familia. No se harían daño, siempre piensan en lo mejor para uno, por eso quiere llevársela a otro país con mejor nivel de educación y ofrecerle nuevas posibilidades a las que no podría acceder aquí. No la culpo por querer desplazarme, pues, después de todo, yo no tengo ningún derecho que reclamar. Solo era caridad del señor Fred, que en paz descanse.
Todo lo que he vivido hasta ahora es una bendición y es más que suficiente.
Susana conversa con Lizbeth sobre cosas de calzado femenino. Ayer estaba tan preocupada y hoy está tan radiante. Está comenzando a controlar su genio y eso me agrada. Nuevamente, los resultados son publicados en el pizarrón del pasillo. Nos vamos en conjunto a verlo y nos sentimos aliviados porque nuestras calificaciones son buenas.
Susana me ha asegurado que no importa si fallo. Sin embargo, yo lo he decidido si no lo logro significa el fin de toda esta gran aventura. Es como mi propia meta personal. Si soy merecedor de seguir con todos estos privilegios debo pasar el examen de ingreso, sino lo hago, juro que dejaré todo y volveré a mi pueblo junto a mi hermano, y como siempre, buscaré la forma de salir adelante.
Luis me dio golpecitos en el hombro, su sonrisa de felicitaciones me alaga. Él no ha abandonado el primer puesto desde que yo fui matriculado en el H.A. Ha demostrado ser el más maduro y entregado con el amor a aprender. Será porque nos hemos vuelto cercanos que nos hace un seguimiento especial y nos da tips para mejorar algunos de nuestros errores.
Susana no lo llama por su nombre, le sigue llamando despectivamente “Becado”, pero eso no parece molestarlo.
—¿Queda un poco de lasaña congelada?
—Sí, un poco. La parte que Graham dejó, a él no le gusta.
—Muero por comer lasaña.
—Entonces comeremos lasaña hoy, prepararé un poco más.
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Editado: 16.02.2024