— ¡Farah despierta! Son casi las 12 de la mañana y aún no hemos desayunado, bueno, ni creo que lo hagamos... –-Dijo Mariah.
Hacía muchos años que no me despertaba tan tarde, el tour que hicimos ayer por Newport, junto con la comida, y luego el paseo de vuelta, me dejó derrotada. Sin añadir que me quedé despierta hasta las tantas pensando en aquel chico. Me vestí corriendo, me puse lo más cómodo que encontré,bajé las escaleras y cogí una manzana para ir comiéndomela por el camino.
— He estado mirando algo por Pinterest sobre el disfraz de mañana, pero tampoco quiero dar mucho el cante, que no me conoce nadie y me da vergüenza. —Dije mientras le daba un bocado a la manzana.
— ¿La mismísima Farah Fernández con vergüenza? ¡No te lo crees ni tú! Igualmente, no te preocupes, pongas lo que te pongas irás preciosa. —Dijo Ryan.
Después de recorrernos la ciudad entera no encontré nada que me gustase, entramos a una tienda de disfraces y compré las cosas necesarias para hacerme yo misma el disfraz, ya que mis primos tenían una máquina de coser en casa, y creo que sería divertido
— Dios mío Ryan, te doy 20$ si vas con este disfraz de cangrejo. —Dijo Mariah.
— 100$ o nada.
— Que caro me sales con las apuestas... me recuerdas a papá y a mamá.
— Ahora que decís eso, ¿dónde están mis tíos? —Pregunté.
— Por temas de trabajo ellos casi nunca están, suelen venir pocas veces. —Dijo Ryan, se le notaba la mirada triste, al fin y al cabo a quién no le gusta tener a sus padres cerca.
Recogimos todo lo que habíamos comprado, lo pusimos en el maletero del coche y nos fuimos a casa.
— Madre mía Ryan eres una mezcla entre gracioso y ridículo con ese disfraz de cangrejo. –-Dije mientras me reía a carcajadas.
— Gracias por el piropo supongo, yo también te quiero Farah.
Mi disfraz iba a ser un popurrí, me hice la parte de arriba del bikini con dos estrellas de mar blancas que encontré en la tienda, una falda con estampado de sirena de color azul marino y unas chanclas decoradas con caracolas y conchas.
No voy a mentir, iba súper sexy. Y eso que no quería dar el espectáculo, pero me acordé que iba a ver alguien que me apetecía mucho en esa fiesta, así que, tengo que sacar mis dotes mexicanas.
— ¿De verdad no vamos a verte con tu disfraz puesto hasta mañana?. — Me preguntó Mariah mientras pedía pizzas.
— Será sorpresa, ¡os va a encantar!
Estaba bastante nerviosa por la fiesta de mañana porqué iba a ir gente de la edad de mis primos, pero también espero que vaya gente de mi edad y pueda conocerlos para en un futuro ya tener amigos en el instituto.
— Farah, no quiero ser aguafiestas pero estoy muy nervioso por mañana, lo último que quiero es que te pase algo. —Dijo Ryan.
— No te preocupes Ryan, estaré bien, es más no me separaré de vosotros en ningún momento.
— ¡Ya han llegado las pizzas chicos!. —Gritó Mariah desde la otra punta.
Una vez acabamos de cenar, subí a mi cuarto, me puse el pijama y me metí en la cama. Aproveché que sólo hay una hora de diferencia y llamé a mi padre.
— ¡Hola papá! ¿Cómo estás viejito?. —Mi padre odiaba que le llamase así, pero yo sé que en el fondo le gustaba.
— Hola Farah cariño, muy bien, echándote de menos, ¿y tú cómo estás, cómo ha ido el día?
— Bien papá, nos han invitado a una fiesta de disfraces unos vecinos de Ryan y vamos a ir mañana.
— Ten mucho cuidado hijita, sé que estarás en buena compañía con Ryan y Mariah pero nunca se sabe. Cualquier cosa ya sabes qué tienes que hacer.
Una de las cosas que me dijo mi padre antes de subirme al avión es que si cualquier cosa pasaba solo tenía que marcar un número de teléfono y automáticamente tendría a alguien ahí para ayudarme.
— Si papá, estaré bien, no te preocupes, me voy a dormir, ¡mañana te enseño fotos de todo! Cuídate pa, te amo.
— Te amo Farah, mi chiquita.