La idea de regresar a casa aunque fuese por un corto tiempo me tiene muy alegre. La profesora me dijo que me enviará con alguien a buscar la llave en cuanto el director lo apruebe. De regreso a mi habitación veo a dos jóvenes lanzándose bolas de fuego y piedras enormes. Me asusta un poco tal escena, no hay nadie cerca y parece una pelea peligrosa. Yo aún no domino mis poderes, interceder sería similar a un suicidio. En ese instante, a lo lejos, diviso a Fabio bajando por las escaleras de los dormitorios . Corro hacia él con todas mis fuerzas, al llegar casi sin aliento le señalo el campo y la batalla, él solo me observa divertido.
—¿Será que la futura reina aún no ha presenciado un entrenamiento amistoso?
—¿Am... amis...toso? —pregunto incrédula recuperando el aliento— Eso parece cualquier cosa menos amistoso.
—Deberías adaptarte. Cuando empiece la acción de verdad, estarás en ese lugar lanzándote piedras, fuego, agua u hondonadas de aire con alguien.
—¿Tú también entrenas así? ¿No es peligroso?
—Todos entrenamos así. Es peligroso, pero también es la única forma de poner en práctica el conocimiento. Tenemos una enfermería muy aventajada y ninguna herida de ese tipo tarda más de 48 horas en sanar. Ahora, si no tienes nada más importante que hacer, te informo que...
—Entiendo —lo interrumpí—, no robaré tu preciado tiempo. Sigue con tus cosas y gracias por explicarme que veré ese tipo de “combates amistosos” seguido.
Subo de dos en dos los escalones y tropiezo con Kate. Ella esta roja y por su aspecto puedo decir que le ha ocurrido algo vergonzoso.
—¿Qué te ocurre? —la interrogó.
—Nada.
—No me mientas, sabes que...
—Vale, vale, pero sígueme a un lugar más privado. —Me arrastra y bajamos la escalera, caminamos alrededor del edificio. No me había fijado que hay un jardín con bancos por aquí.
—¿Me vas a contar? —la detengo, ella mira a todos lados.
—Conozco a Marie y Andrea desde que llegue a la academia, ellas han sido mis mejores amigas desde ese momento. Estudian aquí desde pequeñas. Cuando nos dijeron que debíamos compartir habitación con la reina por una noche nos emocionamos, las tres, y ellas quedaron en pasar esa noche juntas.—Contó comenzando a impacientarme— Solo que luego decidiste quedarte, y ellas no pusieron resistencia aún sabiendo que solo hay tres habitaciones...
—¿Debo irme? —pregunte dolida, si hubiese sabido que pasarían un mal momento no lo hubiese propuesto. solo lo dije para contradecir a Kate, solo que eso ahora se ha solucionado, creí que nos estábamos acercando las cuatro.
—Nooo —se coloca la mano en la frente—, mejor resumo y voy al hecho. Las he atrapado.
—¿A quién?
—Marie y Andrea.
—¿Haciendo qué?
—Besándose —aprieta los dientes.
—Ou, bueno, ¿las parejas gays no son prohibidas o si?
—No, pero me avergoncé al verlas y salí corriendo.
—¡Ay por dios, Kate! ¿Cómo les vas a hacer eso? Seguro que ahora se preocuparon. —me alivia saber que todo ha sido causa de la relación secreta de esas chicas y no porque sienten que sobro. No me vendría mal tener nuevas amigas reales en este lugar.
—No sabía qué hacer. Jamás las había visto... ya sabes.
—¿No sabias que eran pareja?
—No sabia ni que eran gays. Imagínate, siempre les he hablado de chicos y ellas también a mí. Lo peor...
—¿Qué?
—No sé como tratarlas ahora.
—No creo que debas hacer una diferencia en la amistad por la orientación sexual de ellas.
—Ahh, que pena. —se cubrió el rostro y yo solo comencé a reír a carcajadas.
—Mejor subimos y aclaramos las cosas.
Además que si solo hay tres habitaciones, creo de debería aceptar la mía independiente para no incomodar.
—No, estoy segura de que a ellas les debe gustar dormir juntas —su rostro me indica que ya anda pensando cosas pervertidas— No me mires así, tu no eres ninguna santa y no te burles que esto es serio.
—No he dicho nada. —Alzo los brazos y ambas empezamos a reír. Esta conversación me recordó los viejos tiempos, cuando eramos como hermanas, deseo que todo vuelva a ser como antes, sin embargo será un poco difícil.
—Sabes que siento lo de Joseph, ¿verdad?
—Yo también lo siento. Ojalá las cosas no hubiesen sido así, ojalá hubieses confiado en mí.
—No se trata de confianza Kolie, se trata de un secreto que no debe salir del mundo mágico. —mientras subimos en el elevador ninguna dijo nada. Ambas nos encontramos sumidas en nuestros pensamientos.
Justo ahora me salta la duda de qué era lo que iba a hacer Fabio, no es que me importe, pero quisiera acercarme a él solo que no encuentro la forma. Es un muro blindado con lo que respecta a mí.
—Kate, Kolie —gritó Andrea en cuanto atravesamos la puerta.
—Podemos explicar —añadió Marie.
—No hace falta —la interrumpió Kate—, chicas perdónenme por reaccionar así, solo que me tomó por sorpresa. Yo las acepto y estoy muy feliz por su relación, Kolie también las acepta.
—Así que ya lo sabe —Andrea se sonrojo.
—Perdona por no decirles, era un secreto, aprovechamos que estaríamos solas pero no debimos —explico Marie.
—Tranquilas, chicas, solo deben avisarnos que les dejemos el piso libre y lo haremos. ¿Están seguras que me puedo quedar? ¿No será incomodo para ustedes no tener sus habitaciones separadas? Recuerden que puedo solicitar mi dormitorio independiente.
—No, Kolie, te pedimos que te quedaras y no nos molesta dormir juntas. Además tenerte aquí es un honor.
—Obvio que no les molesta dormir juntas para hacer de las suyas —dijo Kate de forma jovial, haciendo que todas estallásemos en risa.
—Chicas, pero no le cuenten a nadie más —pidió Andrea.
—Nuestra relación es secreto, porque los padres de Andrea son homofóbicos —añadió Marie.
—Su secreto está a salvo con nosotras —las abrace—. Debo ir a mi habitación prestada-regalada para ver si debo traer algo de mi casa.