La hermandad de Delrich - Máleran 2 | libro 2.

Parte 13: Oscuridad y daño.

Tiempo: 

9:04 am, 15 de junio de 1432.

 

Lugar:

Océano de Taff.

 

—Nail no puedes estar así —dijo Zacarias dejando un pequeño balde de madera en la base del barco, Nailuj se sentó en un cajón de madera mientras Makkia le daba palmadas en su espalda, su rostro estaba pálido y seguía con náuseas a pesar de que ya hacía más de cuatro días que estaban entre las olas, peces y movimientos de vaivén.

—Tienes que descansar un poco más —aconsejó Elaisa que se encontraba en el medio del barco sentada cosiendo un par de telas. 

—Qué gran consejo Eli —contestó Nailuj, hundiendo nuevamente su cabeza en el balde para deshacerse de lo que había comido la noche anterior—, nunca se me había ocurrido, solamente que me cuesta el triple poder dormir por estos condenados vómitos de los espíritus por qué…

—Oye, no faltes el respeto a los espíritus, ellos no te han hecho nada —interrumpió Zacarias tomando el balde y lanzándolo al mar, el aroma de esparció por todo el barco tras una rafaga de fuerte viento, la Alidaria casi se desmayó a causa del fétido aroma que emanaba del balde.

—No más —dijo Makkia alejándose de todos yendo dentro de su camarote donde se encontraban Nedra, Amvaquar y Luxon, los dos adolescentes se encontraban sentados en la mesa mientras que Luxon todavía estaba acostado en una de las habitaciones del fondo, una de las habitaciones estaba destinada a todos los hombres ya que contaba con siete camas (unas telas colgadas de dos extremos de la habitación) la otra habitación contaba con una cama matrimonial en donde dormían Makkia y Elaisa.

Nedra y Amvaquar se callaron cuando la Alidaria entró en el camarote. La chica pasó sin prestar atención de que estaban hablando, ni siquiera sabía porque se habían callado después de todo le costaría reconocer el rumbo de la conversación por estar en idioma aldeano, a pesar de que ya había mejorado bastante y podía comprender un poco más a sus compañeros. 

Se agachó para rebuscar entre sus objetos el cuaderno con el que practicaba con su aya Bashaz, tenía suficientes páginas para seguir practicando pero ya no lo usaba para eso, desde un par de días antes de zarpar del puerto lo había comenzado a usar como un diario de viajes en el que iba escribiendo como era su proceso de aprendizaje con las plantas y cómo iba mejorando días tras días, levantó su mirada y sus ojos se fijaron directamente en Amvaquar, la chica se quedó petrificada mirando cada facción, pelo e imperfección (si es que tenía alguna) del rostro del chico pescador, sus mejillas y orejas se tornaron de un color rosado y sacudió rápidamente su cabeza para sacarse aquellos pensamientos de su interior en ningún momento sería buena idea. Bajo ninguna circunstancia es bueno que me enamore de un plebeyo, pensaba Makkia mientras buscaba un par de plumas para seguir escribiendo. Su corazón se aceleró cuando encontró una cajita cuadrada, sabía lo que contenía en su interior. No, no puedo, tengo que dejar el Glumarum, ahora que Luxon y los demás me están ayudando, he podido encontrar una cura, pensaba la Alidaria del Sector Seis.

Pero los necesito, no puedo vivir sin ellos. Sacó un cuadradito de Glumarum y lo recortó aún más para introducirlo sobre su lengua siempre en forma de rombo, recordó las palabras de Bashaz de cómo debía de introducirlo y dejó el cuadrado más grande nuevamente dentro de la caja de metal. Rápidamente la Alidaria se giró al sentir que alguien la estaba mirando, estaba en lo cierto cuando pudo ver que Nedra la estaba observando desde el costado de la mesa, el chico se puso nervioso y regresó a su posición de antes desapareciendo del ángulo de visión de Makkia. 

Ella se levantó y dirigió a la mesa, posó su vista en Amvaquar y le sonrió dejando caer su cuaderno al suelo.

—¿Qué es? —preguntó Amvaquar levantandolo amablemente. Makkia abrió sus ojos más de lo común.

—No es nada —dijo arrebatándole de sus manos ni bien se lo ofreció. 

—Oh lo siento señorita Alidaria —Amvaquar hizo una reverencia, no parecía ser una broma, realmente estaba reverenciando a Makkia. La chica se puso roja y huyó de la situación saliendo del camarote sin decir otra palabra.

—Entonces… Quieres decir que no pudo hacerte daño con su manipulación de cuerpos —dijo Amvaquar regresando su mirada a Nedra.

—Exactamente, ahora tenemos que ver cómo contrarrestar esa debilidad —contestó Nedra.

—Elaisa y Nail me dijeron que La Buscadora no pudo levantar a Nail, solamente a Eli. Es curioso porque tampoco recuerdo que a mi me haya logrado tirar —expresó Amvaquar, quien estaba haciendo dibujos sobre un pergamino tratando de formular un plan para derrotar a La Buscadora. — ¿Cómo dices que te llamo?

—Saturno.

—¿No tienes idea de por qué lo hizo? ¿Nunca te llamaron así en la cárcel de grieta?

—Me han llamado de muchas maneras, menos Saturno. Así que no, no tengo idea de por que me llamó así —contestó el chico rubio.

—Ya tengo casi todo planeado mientras La Buscadora no se acerque a nosotros estaremos bastante bien —decía Amvaquar mientras seguía concentrado moviendo su pluma de izquierda a derecha sobre el pergamino parecía que estaba inspirado realizando planes, Nedra le puso su mano para detener su pluma y dibujo.



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En el texto hay: poderes, poderes y fantasia, trauma infancia

Editado: 28.10.2022

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