La Hija De Dos Mundos

CAPITULO 1

Capitulo 1

Estaba estática. ¿Que acaba de pasar?

No, no podía haberlo matado. ¿Cómo era posible?

-Michael, despierta...- dije con la poca fuerza de voz que me quedaba.

《Reacciona. Tienes que salir de aquí》 me dije a mi misma. Me levante de la cama y tome la vieja mochila, algo de ropa, dinero, zapatos y comida.

Trate de levantar a Michael, pero estaba muerto. Comenzó a nublarme la vista.

《No llorare por él》. Las cartas.

No sabía bien qué hacer con ellas, pero los tomes. Salí del lugar, era momento de irme. Comencé a caminar rápido, por aquellas calles oscuras y sombrías, e intentaba recordar que fue lo que sucedió.

Michael estaba a punto de...de hacer lo que siempre hace y solo sentí enojo, ira y se desplomo.

Pero, ¿a dónde iré? Me decidí por ir a la parada de buses que no quedaba muy lejos. Miraba a todos lados.  Me estaba volviendo loca. Me iban a culpar por la muerte de Michael, estoy segura. Debía irme.

Me senté y espere a que llegara cualquier bus. Y saque las cartas.

No es momento de leerlas.

Raquel. La dulce señora puede ayudarme. Me levante con un poco de ánimo y volví a la familiar tienda.

Estaba en una casa pequeña color crema de dos pisos, pero debido al sector las paredes estaban sucias y deterioradas.

La dulce mujer estaba afuera bajando las rejas, estaba por cerrar.

-¡RAQUEL!- grite corriendo.

Llegue hasta donde estaba ella, y la abrace, necesitaba eso. Un abrazo. Su olor a jabón de rosas se impregno en mí. Ese olor tan peculiar en ella.

-¿Alissa?- la mujer me tomo los hombros y me miro detalladamente- pequeña, ¿qué paso?-

-Michael, él...-

No podía hablar. Un nudo en mi garganta impedía que dijera la verdad. No podía llegar y decir 《Michael está muerto, lo asesine》.

-entra.- dijo dándome un corto abrazo.

Debía tener cuidado, sé que me ara muchas preguntas y debo escoger las palabras.

-vamos pequeña...- dijo guiándome por el pasillo que llevaba a las escaleras al segundo piso.

Conocía a la perfección aquella vieja casa color crema de la esquina de este horrible sector, una casa donde su dueña es más dulce que la azúcar. Cuando Michael no estaba en casa bebiendo o dándome sus premios, me la pasaba aquí con la dulce Raquel.

A veces me sentaba en la sala, junto a ella con una taza caliente de chocolate y ella contándome sobre sus hijos, o nietos.

Cuando llegue a la planta alta me tope con dos maletas azules en la puerta de la habitación de invitados.

-¿tienes visita Raquel?-

-si cariño, Daniel y su esposa vinieron de paso- dijo con una pequeña sonrisa.

Conocía a Daniel desde los siete años, él fue el primero en enterarse todo de Michael, y cuando él venía ese horrible hombre quedaba en el pasado, y sentía paz.

-ahora dime pequeña Alis, ¿qué paso?- la dulce señora me tendió una taza de chocolate caliente.

-Michael, él...- debo es coger bien las palabras - él esta borracho, intento sobrepasarse conmigo, yo no podía Raquel, no...- y me tembló la voz.

Raquel me dio otro abrazo, pero este expresaba preocupación y angustia.

-pero no es solo eso, ¿verdad?- dijo tomando mi rostro entre sus manos.

Me conocía bien. Sabía que ocultaba algo.

-Él...Él esta...- trague en seco para poder quitar ese nudo en la garganta.

-¿mamá estas arriba?- se escucho los pasos de alguien subiendo las escaleras.

-si cariño- se levanto y tomo su tasa ya vacía- luego hablamos Alis, ¿quieres quedarte a dormir esta noche?-

-sí, muchas gracias Raquel. Lamento molestarte-

-pequeña sabes que no es ninguna molestia, eres como mi hija-

Por las escaleras se asomaban dos figuras, y una pequeña corrió hasta llegar a mi lado.

-¿Alis?...¡¡Alis!!- dijo la pequeña abrazando mis piernas.

-hola Luna- dije y la tome en brazos.

-¿Alissa?- dijo Daniel llegando junto a su pequeña.

Estaba cambiado, su cabello rubio estaba ya largo, y sus ojos azules se veían agotados y unas muy notables ojeras oscuras se asomaban por su rostro.

-¿Daniel?-

Y me abrazo, esto es reconfortante. Abrazos, lo que necesito mucho.

-pequeña Alis me preocupaste, fui a tu casa y la puerta estaba abierta,...Michael-

-no. Estaba aquí, Michael solo…no está en casa- dije dándole una sonrisa forzada.

La imagen de Michael tendido aun al lado de la cama, con su piel blanca y sin su corazón latir invade mi mente.

《Lo asesine》

-llamare a ese torpe, y le daré una que otra mala palabra a ver si aprende a no meterse con mi pequeña- dijo Raquel asomándose por la cocina.

-¿le contaste?- me susurro Daniel tomando a su pequeña entre sus brazos.

-no, no he dicho nada-

Daniel soltó el aire que estaba reteniendo. Él sabe lo mal que podría ser si se enteran de ese hombre.

-¿porque estas llorando Alis?- me dijo la pequeña aun en brazos de su padre.

-por nada pequeña Lu-




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