La Hija De La Luna

Capítulo 04:04: Traición en la Corte

Las escaleras nos llevaron a un pasillo profundo y oscuro hasta llegar a esta enorme estancia escondida, donde encontramos más de lo que esperábamos.

Jase recolectó varios mapas, cartas e informes escritos bajo puño y letra del concejo del príncipe, e incluso de este mismo, donde se expresan lugares, puntos de reunión y ataque hacia diferentes lugares de toda Ervania, pero especialmente en las naciones de Fuego y Agua. Desaparecimos del gran salón hace ya casi una hora, así que debemos movernos y seguir con el plan antes de que se note aún más nuestra ausencia. Es posible que nadie conozca mi nombre, pero conocen el de mi madre y si su hija no está en el salón y también ha desaparecido un capitán del Ejército Real... eso supondrá muchas especulaciones.

Fuera de eso, las mismas preguntas me han rondado la cabeza. Tenemos las pruebas de que el príncipe Demián Steel tiene control sobre los ataques de los Greinlods, peor la pregunta es ¿cómo? ¿cómo lo ha logrado? Y aún más importante, ¿por qué hace esto? ¿qué es lo que busca?

Amice dijo que el príncipe busca a la Hija de la Luna, una figura de literatura para niños que creí mera ficción... hasta ahora. ¿Quién es ella? ¿qué es lo que el príncipe quiere de ella y dónde está?

Después de terminar, decidimos irnos finalmente, pero no podemos regresar por donde vinimos, ya que sería muy peligroso, de modo que Jase lograr encontrar uno de los túneles que se han construido a lo largo de todo el castillo y la ciudad de Jirllenton.

—¿A dónde vamos? —pregunto, mientras seguimos avanzando —. ¿no se supone que nos encontraríamos con Jane y Nathaly en estos túneles?

—Así es, pero ellas ahora mismo están en el bosque detrás del castillo —responde —. Nos encontraremos con ellas y subiremos a un barco rumbo a Eucrania.

—¿Qué pasará con mi mamá? ¿qué pasará con la tuya y todos los demás? —pregunto —. No pudieron salir tan rápido del castillo, necesitamos volver e ir por ellos.

—El plan cambió —responde, de forma abrupta —. No te lo dije porque sabía que discutiríamos, pero ahora no es momento para explicar. Esmeralda y mi madre nos seguirán después, al parecer... las están vigilando, pero apenas comience el festín, Dayron las cuidará, se asegurará de que tanto tu madre, como la mía y Amice salgan esta noche del castillo —explica, nervioso—. Si regresamos ahora... sólo entorpeceríamos sus esfuerzos y no sólo nos pondríamos en riesgo, sino a ellos.

—Sé que prometí que ayudaría, pero…

—Amber, no tenemos tiempo para debatir qué es lo correcto, debemos irnos—insiste él —. Esmeralda, tu hermano, mi madre, Jane, Amice; todos estaremos juntos muy pronto, lo prometo.

Me vuelve a tomar de la mano y seguimos caminando y esta vez, ambos nos quedamos callados, de modo que resulta algo extraño, ya que nunca es así. Sin embargo, esto no es una expedición, esto no es un día de campo; esto... está poniendo nuestras vidas y las vidas de nuestras familias sobre el fuego.

«Debemos encontrarla, ella está aquí, puedo sentirla».

Esas voces...

¿De dónde vienen?

Me detengo de golpe. Sigo escuchando esas voces, todas son masculinas, sin embargo... no es lo único que pasa. Bajo la mirada hacia mis manos cuando comienzo a sentir presión a la altura de mis muñecas. Mis venas... se iluminan en un color azul profundo y brillante. Jase dice algo, pero no lo escucho, sólo escucho las otras voces y cuando noto de dónde vienen, miro directamente hacia la pared a mi costado derecho.

Esas voces... provienen a través de la pared de piedra.

Instintivamente, llevo mi mano derecha sobre la pared de piedra y no pasa demasiado hasta que la energía azul sale de mi cuerpo y cubre la pared en un espectáculo que me deja sin aliento. De repente, el flujo de energía hace que la pared se trasparente, dejándome ver el interior de la estancia del otro lado. Estas personas... estos hombres son miembros del concejo del príncipe, sin embargo... lucen extraños, diferentes.

Sus ojos se han hundido en sus rostros, tienen unas enormes ojeras profundas y oscuras, además de que sus semblantes han perdido toda esencia de mortalidad, de modo que lucen más como monstruos que como hombres. Sus ojos han abandonado sus colores para ahora relucir en un azul brillante. Además, sus pieles son de un gris pálido y enfermo y, sobre sus rostros y cuellos hay gruesas líneas negras.

—El rey prometió encontrarla —dice uno de ellos—. La Hija de la Luna se encuentra muy cerca, dijo que ha investigado su origen y al parecer, ya sabe quién es.

La Hija de la Luna...

Repito esas palabras en mi mente.

—Si es así, no entiendo por qué espera —responde otro de ellos —, deberíamos tenerla ahora mismo, la Ceremonia de Coronación pudo haber esperado. Será rey después de todo.

—Paciencia, hermano —responde el otro —, no estamos donde estamos ahora por actuar precipitadamente. El rey tomará lo que quiere y nosotros también. Necesita que la chica madure sus poderes, cuando eso suceda… ya sabes lo que ocurrirá.

Me quedo sin aliento. ¿De qué están hablando? ¿Qué son estas personas?

—Greinlods… —escucho a Jase decirlo tras de mí —, son Greinlods…

Nos movemos tan rápido como podemos. Seguimos dentro de los túneles. Nos detenemos unos segundos, ya que no hemos parado de correr después de lo que vinos. No sé dónde estamos exactamente, pero sea lo que sea que venga… algo me grita desde el interior que las cosas están a punto de cambiar otra vez.




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