La cacería… ha sido un desastre.
No sólo no pude cazar nada, sino que también me sentí humillada. Estuve practicando con el arco, por lo que David tuvo la amabilidad enseñarme y estar conmigo la mayor parte de la mañana. Quería ayudarlos, era lo menos que podía hacer después de que lo que han hecho por mí, pero siento que lo entorpecí todo. Constantemente sentía las miradas de Hayden y Emma, quienes, a pesar de no burlarse de mí, parecían desaprobarme en cada intento, especialmente Hayden. Él me odia, y la respuesta de por qué me resulta obvia; y es que, aunque sé que él no me quiere aquí, aunque estamos unidos por un lazo que no comprendo... creo que lo que no entiende en que yo tampoco quise nada de esto.
Por otro lado, mañana los Dawson irán a Arquidia, dado a que han permitido enviar víveres desde Jirllenton a la nación del Fuego, aunque con ciertas restricciones. Le pedí a Aidan que me llevara con él, le prometí que no causaría problemas y que haría todo lo que me pidiera. En respuesta, dijo que había pensando en llevarme, y que me haría bien ver con mis propios ojos lo que está pasando en Arquidia. Dijo: «Quiero que veas con tus propios ojos y juzgues con ellos las consecuencias la dirección de líderes corruptos. Cuando lo comprendas... entenderás el sacrificio que todos hemos hecho, incluida tu familia». Sin embargo, también me advirtió del peligro en el que estaría, de modo que me pidió que obedeciera sin cuestionar y mantuviese el perfil bajo.
Ahora mismo me dirijo a la cama, así que trataré de dormir bien, o al menos, tanto como me sea posible.
Cuando cruzo el pasillo, pero de repente, soy detenida por un sonido particularmente familiar. Es el sonido de un piano, es una melodía simple, pero hermosa. Espero en mi lugar unos segundos y confirmo de nuevo que se trata del sonido de un piano. Mi padre me enseñó a tocarlo desde muy pequeña, y aunque no he tocado tal instrumento desde hace unos meses... la sensación en mis manos todavía no se va.
Recorro el pasillo de mi derecha buscando el origen, así que tardo solo un par de minutos hasta que finalmente me detengo al margen de una habitación, la cual parece ser una sala de estar pequeña. Me abro paso silenciosamente hasta que lo encuentro sentado, con los dedos sobre las teclas blancas y la mirada puesta en estas. De repente, cuando alza la mirada, veo esos irises verdes como el bosque. Mi cerebro me ordena que dé marcha atrás y me vaya; pero otra me dice que no tengo por qué moverme. Mi cuerpo se congela, nos miramos el uno al otro por unos segundos, hasta que finalmente logro reaccionar.
—Lo lamento —es lo primero que viene a mi mente —, no quise molestarte —me quedo en silencio.
Estúpida…
—Ya es tarde —señala, congelándome en el acto —, deberías estar dormida. Si vas a ir con nosotros, necesitarás energía.
¿Por qué dice esto?
—Lo sé —asiento y me vuelvo sobre mí misma para dar marcha atrás.
—Lamento… lo que dije —de nuevo, me congelo.
Me giro, lo veo a los ojos y hallo en su expresión una mezcla de emociones. Tristeza y orgullo. Parece que le ha costado decir tales palabras.
—No necesito tus disculpas —digo porque es cierto —, me hiciste un favor en realidad.
—No es fácil para mí decirte estas palabras —continúa —, pero realmente lamento haberte hablado como lo hice. Es sólo que... me resulta frustrante, estaba demasiado abrumado, no tomé en cuenta que también lo es para ti. No pensé en cómo te sentías al respecto.
— ¿A qué vas con todo esto? —pregunto.
—Si no podemos ser amigos, por lo menos aleados —se pone de pie y camina con cuidado hacia mi dirección —. Sé lo que dije, y me disculpo de nuevo, pero si algo tenemos en común, es el deseo de ser libres, ser libres del lazo que nos une y de todo lo que está pasando, así que, si me lo permites, te ayudaré en todo lo que pueda; por lo menos hasta que tú puedas volver a tu vida.
— ¿Por qué… querrías eso ahora? —pregunto, confundida.
—Es algo que nos beneficia a ambos —repone —, ninguno desea esto, es algo que tenemos en común.
Me quedo en silencio pensando en su cambio tan repentino. Me ha evitado todo este tiempo, incluso dijo que no quería tener ninguna clase de relación conmigo, así que por qué cambiaría tan rápido de opinión. ¿Acaso Aidan habrá hablado con él? ¿Acaso alguien lo ha persuadido de alguna manera?
—Sólo te pediré una cosa, Hayden… —digo —, no vuelvas a insultarme ni gritarme. Seremos compañeros, y eso significa que debemos respetar nuestros límites.
Él acepta sin dudarlo.
—Y además… —continúo —, no tienes nada que temer. Pase lo que pase, debes saber que no tengo la intención de decirle a nadie acerca de tu paradero —asiento —. Tienes tus razones para estar aquí, no fue mi intención hacerte creer que yo podría hacer algo que pudiera perjudicarte.
—Te lo agradezco —hace una pequeña sonrisa.
—Bien, me iré entonces —digo, pero de nuevo, soy detenida. No por su voz, sino por un agarre a la altura de mi muñeca. La sensación electrizante me eriza los bellos de la piel, desliza sus dedos sobre la piel de mi muñeca y luego me deja libre.
— Te ayudaré a controlar tu poder, haré lo posible para ayudarte en todo lo que pueda —promete —. Sólo quiero que hablemos de algunas cosas si no es mucho pedir. Quiero hablar de mi hermano, quiero saber cómo es que estuviste inmersa en todo este lío antes de huir aquella noche.
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Editado: 18.07.2024