Capítulo 6
—Gracias, papá por tus palabras. Lo hablé con mi psicóloga y me dijo lo mismo que vos, pero tus palabras tienen más amor y sabiduría de la edad, no de los libros. —Ella lo abrazó fuerte, con su papá se sentía una niña otra vez— Pasa que no se trata de mi valor, se quién soy y lo que quiero —ella comenzó a acariciar su rostro y su cabello— pero tengo miedo de aburrirlo, no sé papá ¿y si me enamoro perdidamente y él no siente lo mismo? Voy a terminar con él corazón roto. No quiero eso, y creo que eso es muy probable que suceda —hizo una pausa y continuó— Te voy a contar algo, que no sé si te dijo Mateo, pasó cuando estuviste internado, cuando nos dio el parte, la forma en que me miró, sentí como si estaba expuesta ante él. Viste cuando hablan de amor a primera vista, fue algo así, como nunca lo había sentido con nadie, jamás. Se trata de un sentimiento, no de atracción. Sí, él es guapo, pero sentí como si su mirada me traspasaba papá, como si supiera exactamente quien soy.
—Entonces, con más razón ¡date una oportunidad! —la alentó su padre— se que no te gusta hablar de esto, pero en algún momento yo no voy a estar —le dio puso un brazo sobre su hombro para aliviar de algún modo el dolor que dejaban sus palabras. Ambos estaban lado a lado y a ella se le llenaron sus ojos de lágrimas— tus hijos, se van a casar o se van a independizar y los vas a ver mucho menos que ahora, tu mamá y yo pasamos por eso juntos, aún juntos es difícil. Si vos no querés volver a rehacer tu vida amorosa, no lo hagas, pero no pienses en nosotros o tus hijos como un impedimento para hacerlo, porque nada nos haría más felices que verte plena y feliz. Igualmente si te querés quedar sola, armá una vida con la que te sientas feliz, con proyectos, con metas, que tu vida tenga un significado, busca amigas que saquen lo mejor de vos, siempre. Pero cómo tú papá te digo, no pierdas el tiempo, más si sentís que vos y él sienten algo especial y ambos están libres, como sé que lo están. Intentarlo es lo mejor que puedes hacer. Toda relación implica la posibilidad de un corazón roto, por eso es mejor conocerse bien. Andá despacio o rápido dependiendo que tan segura te vayas sintiendo, pero date una oportunidad.
—Gracias papá, por todos tus consejos, por tu amor —ella lo abrazó fuerte y le dio un beso en la mejilla— te amo papi. Voy a ponerme a hacer la ensalada sino no vamos a tener con que acompañar el asado.
— Perfecto, yo voy a charlar con Juan. ¿Le gustará el vino o la cerveza? Mejor le pregunto y después mando a uno de tus hijos a buscar la bebida ¡Que consientan a tu futuro novio! —le guiñó el ojo y rieron. Se fue dejando la puerta abierta.
Ella estaba contenta por esa conversación profunda que habían tenido, pocas veces lo habían hecho, su padre era un buen consejero pero no era de charlas largas, más bien de decir las palabras justas.
Desde lejos Juani la miraba de vez en cuando, tratando de disimular su media sonrisa de bobo ante Enzo. Se la veía contenta, girando y a penas se la escuchaba, tarareando una canción mientras cortaba los vegetales.
Por su parte,Enzo, solo reía por dentro y pensaba, como dos personas adultas ante el enamoramiento actúan como dos adolescentes y este recién empezaba.
—Hola, ¿podemos quedarnos con vos? —Julieta levantó la vista y junto a la puerta abierta se encontró esas dos miradas expectantes— a mi hermano y a mi nos gusta aprender. Traje a mi hermano mayor conmigo, se llama Luciano.
—Hola Luciano, soy Julieta —dijo ella estirando su mano, el niño respondió a su saludo— ¡Qué alto que sos!
—Es que tengo trece años —agregó con orgullo.
—Uau Pareces de quince. ¿Y qué te parece el lugar? ¿Qué tal estuvo el paseo con tu tía?
—Me gustó, aclaró que fuí al parque como para investigar si era seguro para mí hermano, yo ya no juego con esas cosas. Pero siempre uso los juegos yo primero para asegurarme que mi hermano no se lastime, es algo que le prometí a mi mamá —a ella se le encogió el corazón y tratando de disimular la emoción en su voz le dijo.
—Tu mamá estaría muy orgullosa del hermano mayor que sos —extraña era poco para describir cómo se sentía. Acababa de entablar su primera conversación con el hijo mayor de Juani y se había sentido especial— Y ¿Qué te gusta hacer?
—Jugar a la pelota, a los jueguitos en la compu y el celular. Lo típico de los chicos de mi edad.
—A mi también me gustan esas cosas —dijo Mateo orgulloso.
—¡Qué bueno que les gustan las mismas cosas! pero piensen que también tener gustos diferentes es lo que los hace únicos— Ambos hermanos se miraron y los tres dieron por finalizado el tema, luego de una pausa ella agregó— Bueno lo cierto es que ahora necesito un poco de ayuda con algunas cosas. ¿Me pueden ayudar?
Ese día comieron afuera, se sentaron frente a frente, ella notó detalles de él. Por ejemplo, cuando le preguntaba sobre su trabajo, los casos más raros y los más difíciles que había tratado, la forma en que relataba lo sucedido, sin dudas amaba su trabajo. Por otro lado, su papá ex empleado de una siderúrgica y mecánico en su casa él contó su amor por los fierros, como le dicen a los autos, también contó cómo su pasión por ellos los había llevado a encuentros a los que iban todos en familia. También los llevó a carreras de autos de motocross, contó sus anécdotas en familia y la maravillosa compañera que fue su esposa Antonia.