Mi nuevo empleo es algo estropeante, mi jefa exige mucho y eso es algo que sinceramente me pone de malhumor. Voy saliendo de mi oficina con mi maletín en manos cuando la escucho llamarme.
—Howard, ¿ya se va?
Me detengo y suspiro antes de darme la vuelta y brindarle una sonrisa fingida.
—Si jefa, recuerde que hoy tengo que ir a la Universidad. —digo, ella asiente pensativa y yo le dedico una última sonrisa y me adentro al ascensor, pero ella hace lo mismo.
—Lo invito a comer y luego lo dejo en su casa, ¿le parece?
—Lo siento, ya comí. —le digo. Ruedo los ojos cuando ella clava los de ella en su celular, no soy de mucho platicar con los jefes y tampoco de salir con ellos para que después no digan que hay algo más que trabajo.
Salgo del ascensor, camino deprisa y al salir detengo a un taxi de inmediato para luego subir y darle mi dirección.
Mi casa no es la mejor, porque por ahora vivo con mi papá y mi madrastra, que sencillamente ellos viven en una casa lujosa.
Mi madrastra es esa típica buena persona con todo de cristal en casa, fanática a las joyas. Al llegar a casa, abro con la llave que llevo encima y entro, subo a mi habitación.
Le marco a Vanessa, la madre de mi hijo, pero no contesta.
Tomo una ducha rápida, salgo y me visto cómodo para ir a la Universidad. Voy a la habitación que mi papá comparte con mi madrastra, busco la llave del coche de mi papá y me marcho a casa de Vanessa, quiero ver a mi hijo antes de llegar a la Universidad.
Conduzco con cuidado porque está lloviendo y veo que hay mucho tránsito ya que son las 18 horas y todos ya vienen saliendo del trabajo o de hacer su quehacer.
Al llegar a mi destino, dejo el coche estacionado delante de la casa. Me bajo y voy a la puerta para tocar y en ese mismo instante abren la puerta.
Le sonrío a la madre de ella, la abrazo y me deja pasar.
—Están en la habitación por si gustas pasar, creo que están dormidos. —dice, asiento con la cabeza y me adentro al pasillo que conduce a su habitación. Toco la puerta y no escucho nada, supongo que están dormidos, me acerco despacio luego de abrir la puerta y sí, están rendidos.
Me pongo de rodillas junto al lado que está mi hijo de 2 meses, lo veo moviendo sus miniaturas de puños. Sostengo uno y deposito un beso en él, le susurro al oído Te amo Manuel. Me pongo de pie y me marcho a la sala.
—Olga, ¿le puede decir a Vanessa que vendré al salir de la Universidad? Quiero pasar un rato con el niño esta noche. —le digo al salir del pasillo y encontrarme con ella.
—Claro que sí, desde que se despierte el doy tu recado. —dice, le dedico una última sonrisa y salgo de la casa para subirme en el coche. Lo pongo en marcha y me dirijo a la Universidad.
Llego a la Universidad y veo a Anders en el salón de clases, voy deprisa porque se acerca la hora de cerrar la puerta. Tomo asiento junto a Anders y él sonríe.
—¿Cómo está Jimmy? —me cuestiona.
—Lo dejé durmiendo junto a su mamá. —lo veo fruncir el ceño, y dejo salir una carcajada. —. Si, estuve en casa y la ví dormida.
—¿Para qué está la sala de recibir visitas? —me cuestiona dándose una auto respuesta, la maestra entra y cierra la puerta tras de ella. —. Esto no termina aquí.
Las clases transcurren como siempre, todos en silencio mientras la maestra habla y dicta muchas clases. Solo vengo dos días a la Universidad y es toda una explotación porque en cada uno de esos días he elegido 5 materias en cada día, así que administro mi noche y salgo de aquí a las 12 de la media noche.
A la hora de salida, el profesor se extendió hasta las 01:15 de la madrugada por estar dictando los temas de examen para nuestra próxima clase.
Llevo a Anders a su casa y me voy a casa de Vanessa, le marco al celular y contesta a los dos tonos.
—Estoy afuera. —le digo, veo que encienden la luz del interior de la casa y me bajo del coche, abre la puerta y yo entro. —. Buenas noches.
—Buenas noches, Brayan. —dice, me acerco al sofá y tomo asiento. —. Iré por el niño que papi lo tiene —entra al pasillo que lleva hasta la habitación de sus padres y cuando sale viene con Manuel en brazos, me pongo de pie y lo tomo con cuidado.
—Hola mi amor. —le digo a mi hijo cuando lo tengo en brazos, beso su mejilla y Vanessa me observa desde el umbral de la puerta que lleva al pasillo de su habitación.
Me siento en el sofá con el niño en brazos, este empieza a llorar y yo trato e intento calmarlo, lo acurruco en mi pecho y allí se queda medio dormido al igual que yo.
—Brayan —murmura Vanessa a mi oído.
—¿Eh? ¿Qué pasa? —le cuestiono alterado, pero en un tono bajo.
—Nada, es solo que quiero llevar al niño a la cama. —me dice, me tranquilizo y la observo a los ojos.
—Quiero dormir con ustedes esta noche. —le digo, ella me observa y suspira. —Hagámoslo por el niño, sabes que los amo, aunque tú no quieras estar conmigo.
—Está bien, Brayan, lo haré por el niño. —dice, me pongo de pie y me dirijo a la habitación con el niño en brazos, entro en ella y me acuesto con el niño, le doy un espacio a Vanessa en medio de los dos.
Ella apaga la luz y se acuesta junto al niño y a mí. Comienzo a besarla por la espalda y a introducir mi mano por debajo de su blusa.
—Brayan detente, viniste a dormir con el niño, no conmigo. —dice, se pone de pie y se marcha de la habitación. Abrazo a mi hijo y lo pego más a mi pecho hasta quedarme dormido.
A la madrugada, escucho los sonoros quejidos del niño. Me siento en la cama y veo un biberón sobre la mesa de noche, verifico que su contenido esté bueno y se lo doy a tomar agarrando de él. Al terminar, elimino su acumulación de gases con pequeñas palmaditas en la espalda.
Lo duermo y veo que son las 06:15 am. Me voy al baño para lavar mi rostro y luego ir en busca de Vanessa, a quien encuentro tomando café en la sala.
—Buen día. —digo viendo a Olga y a Vanessa platicar.