El hombre permaneció en completo silencio, observando la situación. Mitsuhide continuaba dando cuenta de su cena y parecía ignorar lo que ocurría a su alrededor. Tadamasa disfrutaba del momento y Nene, apretaba los puños con tanta fuerza, que los nudillos estaban blancos. Los dos conocían la verdad, pero preferían jugar.
- ¿Por qué la mataseis? – pregunto Mitsuhide. Aquella pregunta no había conseguido salir de la garganta de Nene – quizás tu respuesta te salve la vida.
- Oichi iba a delatarnos y Ranmaru impidió la entrada de los soldados al palacio del emperador – Katsuei dio un paso hacia Mitsuhide pero Tadamasa lo detuvo con la espada. Permaneció sereno, a pesar de estar en juego su vida.
- Ella os amaba – dijo Nene con un hilo de voz.
- Pero más os amaba a vos – Katsuei escupió las palabras como si fueran veneno – iba a echarlo todo a perder. Se sentía culpable por la muerte de su hermano y también por
intentar asesinaros en Fukui.
- ¿Estas confesando que mataste a Oichi y al emperador? – pregunto Tadamasa.
- Si – respondio Katsuei – Oichi se había convertido en un estorbo y Ranmaru impidió la entrada de nuestros hombres al palacio. La venganza fue un dulce adicional. Sé que solo ibais a entrar al castillo y simular un robo, pero simplemente aproveche la oportunidad. El emperador, me había negado durante muchos años el dominio de mi clan. Fue Nobunaga quien me lo concedió, pero mi deshonra solo podía saldarse con su muerte.
- Ahora que conocemos la verdad – sonrió Mitsuhide - podéis marcharos. No os castigare de momento. Necesitamos todos los hombres disponibles para la batalla. Sin embargo, en cuanto esta acabe, tendréis un castigo. El emperador era nuestro aliado.
Katsuei lo miro sorprendido pero hizo una reverencia y salió de la tienda. Nene estaba sorprendida e intrigada sobre la revelación de los motivos del asesinato del emperador. Realmente no tenía ni idea de política, pero para ella aquello no importaba. Solo sabía que ese hombre asesino a su tía, a su padre y la había torturado para intentar sacar una falsa confesión y cargarle la culpa. No lo perdonaría en la vida.
- Daré orden de que os entreguen los diarios. Son vuestros al fin y al cabo.
Tadamasa dio un paso hacia ella, que retrocedió instintivamente.
- Deteneos. No soy tan estúpida para dejar que os acerquéis a mí con una katana.
- ¿Qué haréis sino os obedezco? – la mirada de Tadamasa era de auténtica diversión.
Nene dio un paso hacia él, pero el joven la detuvo con su espada. Se quedaron en silencio, analizándose el uno al otro. Tadamasa se preguntaba de donde sacaba esa fuerza de voluntad que la hacía perder el miedo. Sonrió divertido y bajo el arma para darle un rodeo. Ella permaneció inmóvil, pero con la mirada clavada en los ojos de Mitsuhide, quien estaba demasiado sereno.
- Ya habrán empezado a correr rumores por la muerte de vuestro padre. Por eso, he decidido aprovechar la ventaja que tengo en este momento y hacer uso de ella. Tenía pensado casaron con Mitsuyoshi, pero he cambiado de idea. Sois demasiado peligrosa para ese pobre muchacho. No sé si os he comentado que Tadamasa es mi hijo adoptivo. ¿Podéis imaginar que unión tan poderosa? El clan Akechi emparentado con los Mori y los Oda.
- No…
- Cuando acabe con Hideyoshi, reclamare los territorios y vos, gobernareis en Kiyosu junto a Tadamasa.
- Los generales nunca aceptaran a un traidor.
- Tadamasa decidió marcharse por voluntad propia hace años. Solo ha vuelto en medio de este caos y reclamado un lugar para él. Y convirtiéndoos en su esposa, estoy seguro de que contare con el apoyo de los generales. Si tengo vuestro apoyo…
- ¿Me estáis pidiendo que os apoye cuando estoy prisionera y habéis acabado con toda mi familia?
- Os daré una oportunidad – sonrió Mitsuhide – sois joven y bella. No soportare la idea de daros muerte.
Nene no pudo replicar. Si su padre estuviera allí, se reiría de su incapacidad para manejar la situación. Había estado tan enfrascada en sí misma y todas las desgracias que le estaban ocurriendo, que no había visto el peligro en otras direcciones.
- Lo tenéis planeado desde hace tiempo – dijo finalmente.
- Lo planee bien – sonrió Mitsuhide. Sin embargo, algún espíritu malévolo me maldijo, cuando Katsuei decidió tomar venganza sobre ti.
- Mi padre confiaba en vos. Jamás os hubiera traicionado y os consideraba su amigo.
- Hemos sido amigos muchos años. Nos admiramos mutuamente, pero estaba generando demasiado poder y sus dos ofensas hacia mí, eran muy graves.
- No podéis tener éxito – Nene movió la cabeza con desaprobación
- No sabéis el tiempo que llevo sobornando a soldados y reuniéndome con los enemigos de vuestro padre.
- ¿Hay generales con Hideyoshi que os son leales? ¿Quiénes son?
- No pensareis que os lo voy a decir. No todavía… Hasta estar seguro de que aceptareis mi propuesta.