- ¡mamá! ¡ya voy saliendo! – le grite a mi madre, que se encontraba en la planta alta de mi casa.
- ¡bueno, saludos a Jade! – me respondió de vuelta. -- ¡Y cuídate! –
- Bueno. – y con esto, Salí de mi casa para ir donde mi amiga.
Mientras caminaba hacia la parada de autobuses, admiraba todo a mí alrededor. El verde de los árboles; recién cortados, las pequeñas flores que recién se comienzan a vislumbrar y el pasto verde junto a la tierra mojada, dejaba un agradable aroma en el aire. En pocas palabras todo tiene un buen aspecto, ya que, la primavera había llegado y era mi estación favorita, también, saludaba a todos mis vecinos que estaban en su antejardín o solo pasaba por el lugar. No puedo fingir, que siempre he tratado de llevar tranquilidad con todas las personas que conozco, aunque a veces es difícil, pero no me interesa, no nací para simpatizarle a todo el mundo.
Vivo en la hermosa ciudad de Los Ángeles pero en los barrios bajos, alejada de la ciudad. No es peligroso, ni mucho menos hermoso, además la tranquilidad que existe en este lugar, no se compara con ningún otro lugar. Después de todo, es uno de los barrios más tranquilos de California.
***
Al subirme en el autobús, me senté en una de las sillas que están al final del transporte, para mirar por la ventanilla; aunque no sea un grandioso paisaje, me conformo con lo que hay. Cuando llegue al metro, estaba atestado de gente como siempre pero mientras iba llegando a mi destino, comencé a sentir que alguien me miraba fijamente, me removía nerviosa y mirando sigilosamente a todas partes, para poder encontrar a esta presencia que hacía que mi piel se erizara y al no ver nada fuera de lo común, me concentre en el viaje.
Después de salir del metro, fui a una plaza que había cerca del lugar para esperar a mi amiga y cuando comenzaba a tranquilizarme, nuevamente la sensación volvió. << Por favor Jade. Apresúrate. >> repetía una y otra vez en mi cabeza y la espera se hacía más eterna.
Sentí una mano que apretó mi hombro, solté un gritito y rápidamente gire sobre mi eje, con el corazón prácticamente a mil por hora. Entonces veo a mi amiga, la cual estalla en carcajadas por la impresión y susto.
- ¡dios Jade! ¡me causaste un gran susto! – la regañe, mientras ella reía sin parar, lo cual provoco que me uniera por los nervios.
Jade, es mi amiga desde hace años atrás y para ser más específicos, desde los 15 años. Ella siempre es muy alegre y muy activa, ya que, nunca está tranquila y es muy extrovertida; lo cual encaja muy bien con su personalidad. Jade mide 1,75, tiene su cabello largo y de color rojo, unos hermosos ojos verdes con un poco de café, labios rosados y delgados, y un cuerpo de infarto. Simplemente hermosa.
- ¡Hubieras visto tu cara! – me explico,sosteniéndose el estómago. – no soy el diablo, aunque por tu expresión podría pensar lo contrario. – añadió entre risas.
- Aahiichh... eres una malvada. – trate de colocarme seria pero fue en vano.
- Ya, ya, vele. Entiendo – alzo sus manos en forma de paz - ¿Cómo has estado loca? – inquirió.
- Bien, gracias. Aunque lo loca es cierto. – trate de sonar graciosa pero no era como ella; espontánea y carismática.
- Bueno, eso no lo voy a discutir. Vamos que mi madre, nos espera. – asentí y nos dirigimos a su casa.
Era algo típico juntarnos todos los finales de mes a conversar y comer comida chatarra en su casa o la mía, no nos podemos juntar a diario, ya que, ella va a la Universidad y yo no puedo, la falta de dinero, sé que no es una excusa, porque ya lo había intentado y tuve que pausar la carrera por falta de fondo y pedir un crédito se me hizo sumamente difícil por mi situación económica. En ese tiempo, había entrado a estudiar con mi amiga en la misma Universidad, para la Carrera de Contabilidad, pero como ya lo he mencionado, la falta de fondo impidió que yo siguiera yendo a clases y mis ganas de triunfar en la vida, son sumamente altas, aunque hacerlo realidad me va a costar un poco, sé que algún día mi suerte cambiara.
Cuando llegamos al gran portón de madera; que indicaba la entrada de la casa de Jade, ella se quedó parada y la mire con el ceño para preguntar.
- ¿sucede algo malo? –
- No, no nada... solo que no te dije que me vas a tener que acompañar a la casa de mi tía Lucia – negué divertida.
- Por supuesto. Aunque me asustas, con tus reacciones o cambios repentinos. – me mostro su sonrisa de "yo no hice nada"
- ¡pero igual me amas! – dijo saltando sobre mí, para abrazarme y por suerte, ya me lo esperaba – entonces pacemos, que la comida debe estar lista. –
Al abrirse el gran portón, mi reacción al ver la casa siempre es la misma, ya que, su casa es del siglo XIX. Grande de color crema, de tres plantas, un gran antejardín con árboles con formas redondas y rectangulares que hacían un camino hasta la entrada, junto con las piedrecillas blancas del suelo. Era un sueño su gran casa. Y sí ella es la rica y yo la pobre pero a Jade no le importan las clases sociales. Caminamos por el largo camino y entramos al lugar - tan hermoso y fino como afuera - En donde su madre nos esperaba en la cocina con un bol en el brazo y en la otra mano un revolvedor.
#23177 en Fantasía
#12787 en Joven Adulto
angeles y demonios, secretos transformación, amor amistad traición
Editado: 21.08.2018