La historia de amor

.

19. LOS SOLITARIOS SIEMPRE SE LEVANTAN POR LA NOCHE 
Cuando abrí los ojos vi al tío Julian de pie a mi lado. 
—¿Cuántos años tienes? —me preguntó. 
—Catorce. Cumplo quince el mes que viene. 
—Quince el mes que viene —dijo él como el que se plantea un problema de matemáticas—.  
¿Qué quieres ser de mayor? —Aún tenía puesto el impermeable, que chorreaba. Una gota me  
cayó en un ojo. 
—No lo sé. 
—En algo habrás pensado. 
Me senté en el saco de dormir, me froté el ojo y miré mi reloj digital. Tiene un botón que lo  
aprietas y se ilumina la esfera. También tiene brújula. 
—Son las tres y veinticuatro —dije. Bird dormía en mi cama. 
—Ya lo sé. Pero estaba preguntándome... Dímelo y prometo que te dejaré dormir. ¿Qué  
quieres ser? 
Yo pensé: alguien capaz de sobrevivir con temperaturas bajo cero, buscarse el alimento,  
construir una cabaña de nieve y encender fuego sin nada. 
—No sé. Quizá pintora —dije, para que estuviera contento y me dejara dormir. 
—Qué curioso —me dijo— Eso es lo que esperaba que dijeras. 
20. DESPIERTA EN LA OSCURIDAD 
Pensaba en Misha y Luba, en mis padres y en por qué Zvi Litvinoff se había ido a Chile y se  
había casado con Rosa y no con Alma, de la que estaba enamorado. 
Oí toser al tío Julian al otro lado del pasillo, en sueños. 
Entonces pensé: Espera un momento. 
21. ¡ELLA DEBIÓ DE CASARSE! 
¡Ahí estaba! Por eso no había encontrado el certificado de defunción de Alma Mereminski.  
¿Por qué no se me había ocurrido antes? 
22. SER NORMAL 
Saqué la linterna de la mochila que tenía debajo de mi cama, junto con el tercer tomo de Cómo  
sobrevivir en la naturaleza. Cuando encendí la linterna vi un objeto que había quedado atrapado  
entre el armazón de la cama y la pared, cerca del suelo. Me deslicé debajo de la cama y lo  
enfoqué con la linterna. Era una libreta de redacciones. En la tapa ponía y, al lado,  
«Privado». Una vez Misha me dijo que en ruso no existía traducción de «privacidad». Abrí la  
libreta. 
9 de abril 
He sido una persona normal durante tres días seguidos. Esto quiere decir que no he  
trepado a lo alto de ningún edificio ni he escrito el nombre de D--s en nada que no sea mío  
ni he contestado a una pregunta perfectamente normal con una cita de la Torah. También  
significa que no he hecho nada a lo que se me contestaría «No» si preguntara: «¿Haría esto  
una persona normal?» Hasta ahora no ha sido tan difícil. 
10 de abril 
Hoy es el cuarto día seguido que voy de normal. En clase de gimnasia Josh K. me  
apretó contra la pared y me preguntó si pienso que soy un gran genio, y le dije que no  
pienso eso. Porque no quise estropear un día normal. No le dije que a lo mejor soy el  
Moshiach. La muñeca ya está mejor. Si quieres saber cómo me la disloqué, fue por subir al  
tejado, porque llegué a la Escuela Hebrea temprano y la puerta estaba cerrada y había unaescalera de mano atada a un lado del edificio. La escalera estaba oxidada, pero por lo  
demás no fue tan difícil. Había un gran charco de agua en medio del tejado y decidí ver qué  
pasaría si hacía botar la pelota allí dentro y trataba de atraparla. ¡Fue divertido! Lo hice  
unas quince veces hasta que la pelota saltó fuera. Así que me eché de espaldas mirando el  
cielo. Conté tres aviones. Empecé a aburrirme y decidí bajar. Era más difícil que subir,  
porque tenía que ir para atrás. Hacia la mitad pasé por el lado de la ventana de una clase.  
Como vi a la señora Zucker, supe que era la de los daleds. (Por si te interesa saberlo, este  
año yo soy hay.) No oía lo que decía la señora Zucker, así que traté de leerle los labios.  
Para verla mejor tuve que inclinarme mucho hacia un lado. Arrimé la cara al cristal y de  
repente todos se volvieron a mirarme y yo saludé con la mano y entonces perdí el  
equilibrio. Me caí y el rabino Wizner dijo que era un milagro que no me hubiera roto nada,  
pero en el fondo durante todo el rato yo sabía que no corría peligro y que D--s no permitiría  
que me pasara nada porque es casi seguro que soy un lamed vovnik. 
11 de abril 
Hoy ha sido mi quinto día de normal. Dice Alma que si fuera normal mi vida sería más  
fácil, por no hablar de la de los demás. Me han quitado la escayola de la muñeca y ahora  
duele sólo un poco. Probablemente dolió mucho más cuando me la rompí a los seis años,  
pero no me acuerdo. 
Me salté varias páginas hasta llegar al 
27 de junio 
Hasta hoy he ganado 295,50 dólares vendiendo limo-nada. ¡O sea, 591 vasos! El mejor  
cliente es el señor Goldstein, que me compra diez vasos de una vez porque tiene mucha  
sed. Y también el tío Julian, que un día me dio 20 dólares. Sólo me faltan 384,50 dólares. 
28 de junio 
Hoy casi hago algo anormal. Pasaba por delante de una casa en construcción de la calle  
Cuatro y he visto un tablón apoyado contra el andamio; no había nadie, y yo quería  
llevármelo. No habría sido un robo corriente porque esa cosa especial que estoy  
construyendo ayudará a la gente y D--s quiere que la construya. Pero sabía que si lo robaba  
y alguien lo descubría habría problemas y Alma tendría que venir a buscarme y se  
enfadaría conmigo. Pero apuesto a que se le pasará el enfado cuando empiece a llover y yo  
le diga qué es eso que he empezado a construir. Ya he recogido mucho material, casi todo  
cosas que la gente tira a la basura. Una cosa muy necesaria y muy difícil de encontrar es  
porexpán, porque flota. Ahora mismo no tengo mucho. A veces me da miedo que empiece  
a llover antes de que termine mi construcción. 
Si Alma supiera lo que va a ocurrir creo que tampoco se habría enfadado tanto cuando  
le escribí en la libreta. He leído los tres tomos de Cómo sobrevivir en la naturaleza.  
Son buenos y están llenos de informaciones interesantes y útiles. Una parte dice lo que hay  
que hacer si estalla una bomba nuclear. Aunque no creo que estalle una bomba nuclear, por  
si acaso, lo leí atentamente. Luego decidí que si estalla la bomba antes de que yo llegue a  
Israel y empieza a caer ceniza por todas partes como si nevara, haré ángeles. Podré entrar  
en todas las casas que quiera porque ya no habrá nadie. No podré ir al colegio, pero  
tampoco importa mucho porque allí no aprendemos nada importante, como por ejemplo lo  
que pasa cuando te has muerto. De todos modos, no hablo en serio, porque no va a estallar  
una bomba. Lo que va a venir es una inundación.



#21629 en Otros
#2813 en Aventura
#1564 en Novela histórica

En el texto hay: istorias

Editado: 05.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.