Algunas veces se me apetecía tener encuentros de chicas con Silvana y María Isabel y hacíamos planes para el fin de semana, algunas veces Abel lo entendía perfectamente pero otras cuando llegaba a casa y ponía la contestadora, había muchos, pero muchos mensajes de él.
María Isabel era muy parrandera, le encantaba ir a fiestas, discotecas, tascas y siempre quería llevarme con ella, me recordaba mucho a Andrea, pero al contrario de ella, le gustaba tener muchas conquistas diferentes, al parecer le encantaba coleccionar pretendientes.
Y al igual que Jessenia siempre estaba intentando emparejarme con alguien, pero que afán el de estas amigas, cuando le recordaba que ya estaba saliendo con Abel me decía que era muy viejo para mí que tenía que buscarme un pavito y además porque tenía que conformarme con uno solo si podía tener a varios, Wuaoh….. María Isabel sí que estaba loca de atar.
Una mañana de un sábado cuando me disponía a realizar mis caminatas sonó el timbre, como ya iba de salida aproveché y tomé mis llaves y de paso atendía a quien estuviera tocando, cerca del ascensor estaba un chico de Jean y chaqueta oscura, cuando lo detallé me pareció conocerlo, tal vez venia por María Isabel.
──Hola Ely que tal?
──Hola, vienes por María Isabel, aún está dormida.
──Realmente no, vine a invitarte a salir a pasear.
──Me llamo Richard, nos conocimos hace unos días en la fiesta en Las Lomas.
──Si creo que te recuerdo.
──Recuerdas que bailamos y charlamos y te pedí tu número, pero no me respondiste y cuando me di cuenta ya te habías marchado así que llamé a María Isabel y ella me dio la dirección.
── Y ¡Aquí estoy!
─ Uff, sí que voy a matarla!
──¿Perdón que dijiste?
──Nada, nada no me hagas caso, solo pensaba en voz alta.
──Okey Richard voy de salida, si quieres me acompañas a dar unas vuelta aquí cerca y hablamos.
Estuvimos un largo rato caminando y mientras lo hacíamos intercambiamos ideas y pensamientos sobre la vida, sobre las noticias recientes, sobre espectáculos y farándula en fin sobre todo y sobre nosotros y así de la nada acordamos ser amigos, por supuesto que previamente le advertí que tenía un compromiso con otra persona.
Quedamos en salir de vez en cuando al cine, a alguna fiesta, a la heladería, reunirnos con amigos en común, en general como
lo hacen las amistades e inclusive María Isabel podía integrarse perfectamente con nosotros.
Recuerdo que me preguntó si mi relación actual era seria a lo que contesté:
── Bueno no lo sé, no se a lo que tu consideras serio.
──No es como que esté pensando en matrimonio ni nada de eso pero tampoco soy de las que tienen un novio aquí y otro allá o de las que le importe poco cuanto dure, creo que la otra persona merece que se le respete y recibir de ti en la misma medida.
──No sería capaz de lastimar a esta persona.
──Te entiendo.
Ese día entre Richard y yo nació una linda amistad, nos reunimos en muchas otras ocasiones, algunas veces veíamos películas juntos, nos encontrábamos en el centro comercial, frecuentábamos a las mismas personas así que muchas veces los encuentros se daban sin planearlos. A veces coincidíamos en las mañanas y me acercaba en su auto hasta mi lugar de trabajo.
Entre tanto mi relación con Abel cada día se fortalecía, éramos muy felices juntos, si no teníamos planes simplemente compartíamos una actividad que nos compenetraba y era la lectura, pasábamos horas leyendo, a veces leíamos el mismo libro a la vez, a veces el me leía a mí, otras yo a él o simplemente cada uno leía por separado y luego intercambiábamos opiniones y comentarios.
Pasaron varios días y no supe nada de Richard y me extrañó no encontrármelo por las mañanas, ni verlo en los lugares que siempre coincidíamos.
Una noche ya en mi cuarto y a punto de acostarme entró María Isabel de sopetón y se lanzó en mi cama.
──Ely no podía irme a dormir sin decirte de lo que me enteré hace poco.
──No tienes ni idea
──Mary no puede esperar a mañana, tengo mucho sueño.
──Escucha, tiene que ver con Richard
──Richard pero si anda perdido, ¿lo viste acaso? y ¿cómo está?
──Hace tiempo que no se de él.
──El está bien, estuvimos charlando y a que no sabes con quien se encontró.
──Pues no, no tengo ni idea.
──Una de estas mañana en la que te estaba esperando para llevarte al trabajo se le acercó tu misterioso galán y le pidió conversar.
── ¿Abel? No, no te creo y ¿porque le calificas de misterioso?
── ¿y que tendría el que hablar con Richard?
──Ay por favor Ely, ¿acaso no lo sabes?
──Sobre ti, que más, Abel le sugirió a Richard que no te buscara más, que no se acercara más a ti.