Cuando creces en un lugar en el cual todas las personas se refieren a él como "peligroso" en realidad no te das cuenta de aquella situación.
Para ti aquel chico que ellos consideran ladrón es tu compañero de infancia y un grande amigo, aquel hombre de que hablan por vender sustancias prohibidas en su casa es tu tío y aquel chico silencioso y tímido al que solo veías por la noche caminando por la calle, una persona que consideras tranquila y luego escuchas a las personas hablar de que la policía lo ha atrapado por asesinar a más de 7 personas.
No se si era mi inocencia o mi manera de ver a todas aquellas personas como familiares y amigos lo que me hacía sentir tan segura mientras caminaba por las calles regresando de la universidad, mi madre decía que estaba loca y que si seguía en esas tonterías de estar confiando pronto aparecía muerta en algún callejón oscuro. Pero yo era lo suficientemente inteligente para saber que asesinar o robar no dependía de la clase social de las personas.
Desde muy pequeña mi madre se ha tomado la tarea de controlar mi vida, mis amigos, manera de vestir e incluso los hombres que han entrado y salido de mi vida.
Siempre le agradecerá por todo el esfuerzo que siempre hizo para lograr que yo estudiara en la mejor escuela y la mejor universidad del país. Ella siempre decía que justo allí estaban las personas con las que necesitaba relacionarme para salir de aquel lugar humilde en donde vivíamos.
Ella esperaba que conociera a algún hombre que nos rescatará de lo que ella llamaba miseria, pero en mis planes no estaba encontrar a nadie ni mucho menos vivir de sus comodidades y lujos, quería sacar a mi madre de ese lugar para que fuera muy feliz, pero sacarla yo misma con el fruto de mi trabajo.
Planeaba terminar mi carrera para colocarme en marcha con el plan de sacar adelante a mi madre y cumplir todas aquellas cosas que tanto había anhelado durante mucho tiempo, pero había un pequeño inconveniente y era que mi madre hace 3 meses había colocado a una persona en mi camino y a mi parecer el sinceramente era como una piedra en mi camino.
Había conocido a Joel en la universidad, el primer día luego de una charla agradable y de ofrecerse para llevarme a mi casa en su auto me pareció una persona agradable y sencilla de personalidad y sentimientos así que en cuanto llegue a casa y vi a mi madre regando las plantas decidí presentarlo como lo que a mi parecer era y sería al pasar el tiempo un simple "amigo". No pasaron ni 2 semanas cuando comencé a sentí que tanto el como mi madre planeaban cosas a mis espaldas, comence a sentir como el comportamiento de Joel cambiaba conmigo, al príncipio pensé que solo era el cariño que sentía por nuestra amistad pero luego me di cuenta de que sinceramente el estaba comenzando a verme con otros ojos, eso junto con la presión de mi madre al decir que el era un buen candidato y que debía aceptarlo.
Comenzó a buscarme y llevarme a casa todos los días en el auto, algunas veces hasta me le escapaba para que no me encontrará y al llegar a casa veía el auto estacionado afuera inidicando que el me estaba esperado.
Ya no recuerdo las veces que hable con mi madre sobre lo incómodo que me resultaba la situación. Pero ella solo me retaba diciéndome que debía de agradecer que un hombre con una clase tan alta como él sintiera interés por mi.
Era desesperante sentir que ni siquiera en mi propia casa podría estar tranquila pues cuando sonaba el teléfono o el llegaba a verme a la casa le suplicaba a mi madre para que dijera que no me encontraba allí, pero ella solo hacía caso omiso a mi petición e inmediatamente me obligaba a atenderle.
La situación definitivamente estaba fuera de control, el se estaba dejando controlar por las palabras y pensamientos de mi madre y a causa de eso estaba acosandome.
Aquel día decidí hablar con el y colocarle fin a la situación pues después de todos éramos adultos y se trataba de mi vida.
Decidi esperar a salir de clases y cuando lo hise no me sorprendió en nada que el estuviese en su auto esperando por mi, al subirme el me abrazo contento a lo que yo correspondi practicante temblando.
Era hora de la verdad...
-¿Jo podemos hablar un segundo?
-por su puesto cariño ¿que sucede? - me observó atento.
Di un gran suspiro, no sabía cómo hablarle sobre el nosotros que para mi era prácticamente inexistente.
-somos buenos amigos ¿cierto?- pregunte nerviosa mientras bajaba un poco la vista hacia mis piernas.
Lo escuché reír un poco y justo antes de responder coloco su mano en mi hombro - creo que la palabra amigos es algo muy sencillo y simple para que nosotros tenemos-
-pero.. Pero es que.. - intente responder a su comentario justo antes de sentir su enorme cuerpo prácticamente encima del mi. -¿que crees que haces!?- le reclame alterada para luego empujarlo.
-vamos paula ¿que pasa? - se quejo para luego intentar repetir su acción anterior, la cual evite con mis manos - ¿acaso no tendrás todo lo que siempre has deseado conmigo?. Se buena conmigo bebe y te daré más-
-yo no te he pedido nada- lo observe mientras no podía creer la ofensa tan grande que acababa de decir. - nosotros no somos nada Joel, tu solo eres un amigo- intente guardar la Calma mientras aclaraba las cosas.
-¿ahora me sales con eso? ¿Luego de todo lo que he hecho por ti durante estos 3 meses?-
-yo no te he pedido nada Joel...
-maldita sea paula ¡vamos!. Quiero estar contigo y darte lo que te mereces, todo aquello que tu madre quiere para ti...
-¡ustedes no escogen mi vida! - grite desesperada intentando hacerlo entender -¡ no quiero nada contigo!- intente finalizar mientras bajaba del auto cosa que el me impidió debido a que me tomo fuertemente por el brazo.
-¡No! ¡No! - gritaba el mientras yo luchaba para que me soltara - tu eres mía Paula. Yo pague por ti a la idiota de tu madre cuando prácticamente te estába regalando, ¡¡te compre eres mía!!-