Con los destellos que pasaban a través de la ventana se levantó para ir a la preparatoria, cepilló su cabello que caía en pequeños rulos en su hombro, se vistió con un abrigo negro, pantalones de cuero y botas.
Su vestimenta no poseía colores vivos a excepción de un camafeo azul que colgaba sobre su cuello. Su figura era delgada y su piel pálida, a excepción de las pequeñas pecas que decoraban sus mejillas. Con pasos firmes y las manos en sus bolsillos bajó las escaleras hasta la cocina en la que se encontraba su padre que sostenía su taza de café, su apariencia era la clara imagen de su padre, como dos gotas de agua.
Con un breve saludo se dispuso a tomar su desayuno, normalmente se encontrarían dos platos, pero su padre tan sólo sostenía una taza de café. Después de todo él era un vampiro de sangre pura y sólo podían beber café ya que su organismo lo podía digerir, solo que no lo alimentaba, así que lo bebía como una costumbre. Al salir de la casa sacó de su bolso sus audífonos y sintió como de nuevo desaparecía de aquel lugar hasta llegar a la preparatoria.
Al llegar lo primero que observó fue a Jhonn y a Larry los chicos más populares de toda la preparatoria, pero aún así los más estúpidos. Típicos hijos de familias ricas que piensan comprar al mundo con dinero, alcohol y sexo. Aún asi todas las chicas quisieran estar con ellos, a excepción de Vanesa, su vida giraba en completar la preparatoria, jugar con aquel pequeño gato que siempre se encontraba en el jardín y hacerse pasar como pared con las tres chifladas.
En el salón de clases 2B los estudiantes charlaban como si su vida dependiera de ello, aquel que no se uniera a algún grupo era observado con repulsión e integrado a la lista de la cual molestar, y por supuesto Vanesa se encontraba en esa lista.
La hora del almuerzo era la más agotadora, ya que en el centro había sólo una mesa con un asiento y siempre estaba vacía, para muchos era llamada «Mesa del infierno», y sin ninguna posibilidad de ningún otro sitio en el cual sentarse, su única opción era esa. En la mesa frente a ella su vista se fijó en Christie,Sara y Loren, tres chicas que mantienen a los estudiantes bajo sus pies, y si alguien se les acercaba cavaba su propia tumba y no solo eso, la peor de todas era Christie la líder del grupo, el mismo infierno en persona, no, el infierno era mejor. Aún a pesar de todo son las más populares de la escuela y este año la mayoria la eligió como representante a reina del baile de graduación, tal vez por miedo a enfrentarlas ya que probablemente la persona que no la escoja será la burla de todos en la preparatoria y probablemente termine con sus pantalones mojados y colgado en el techo.
A la salida, en su regreso a casa, la mayor parte del tiempo pasaba escuchando música. Mientras observaba por la ventana del autobús a la gente caminar, el pueblo era tranquilo a pesar de las leyendas que se escuchaban. Su fama se debía a eso, y a su gran bosque que lo rodeaba, al ser patrimonio natural, nadie podía habitar en él y nadie tenía las agallas para entrar a ese bosque, por su peligro de perderse con su gran extensión.
Al bajarse observó la casa del frente que se encontraba vacía, y para su sorpresa hoy se veían luces encendidas. Era algo inusual ya que hacía 6 meses la familia que estaba ahí había abandonado la casa. Restandóle importancia entró a su casa.
(...)
Al día siguiente con la misma rutina diaria, en el salón de clases la profesora salió un momento, al pasar varios minutos entró de nuevo y detrás le siguió un chico, solo bastó un vistazo que restarle importancia y seguir dibujando en su libreta. El chico se presentó, y escuchó algo que le llamó la atención, el se había mudado recientemente a la calle Bohr Wood, siendo la misma calle que la de ella haciendo que recordara sobre ayer; el vivía en la casa del frente, debió haberse mudado sin saber sobre esa casa, pensó Vanessa.
En esa casa había una leyenda que decía que estaba embrujada, muchos decían haber visto el fantasma de un hombre a través de la ventana y que ese hombre había asesinado a su esposa para luego ahorcarse por lo que se le veía con el cuello desfigurado y una soga en él. Pero claro, son sólo leyendas.
Las miradas indiscretas de las chicas no tardaron en llegar, el era un chico de cabello café, ojos color avellanas, facciones detalladas y firmes, tenía piel de un tono moreno, su presencia se sentía extraña y sintió que había algo en él que la inquietaba, se sentía diferente a los demás, tenía una mirada dura y fría, al subir de nuevo la vista a sus ojos, notó que los ojos de él estaban fijos a su dirección, un hormigueo se sintió en su espalda baja, por lo que despegó la mirada y siguió su vista a la libreta, esa mirada con ojos inquietantes le habían hecho dar escalofríos y durante toda la clase no le dejó de observar.
No dudó en maldecir mentalmente.