-Capitán, veo tierra por el visor, parece un nuevo continente o algo parecido porque es enooorme. Cambio.
- De acuerdo teniente, baje a comprobarlo y cuando este en lugar seguro nos comunica su posición. Cambio.
- A sus órdenes capitán, así lo haré, nos mantenemos en contacto. Cambio y corto.
El teniente Júlian Jenkins maniobró su nave militar hasta situarse por encima de las rocas que formaban una especie de despeñaderos, todavía se veían muy lejanas, pero al acercarse, de pronto algo comenzó a fallar en sus aparatos electromagnéticos. El cuadro de mandos pareció volverse loco y la nave comenzó a fallar. Surgieron chispas de todas partes, notó como una suave descarga que le poseyó todo el cuerpo y entonces fue como si chocara contra una barrera invisible entre las nubes. Pero algo pareció romperse, como una grieta y por fin pudo pasar, con la nave medio maltrecha. Julian pudo hacerse nuevamente con el control y lograr aterrizar suavemente en un claro en medio de los árboles, una vez pasó la línea de la costa. Por el camino había visto algunos nidos comunes de gaviota y otros mucho mayores pero que estaban vacíos.
- Vaya, parece un lugar muy bello y al parecer virgen. Pensó para sus adentros. En las anteriores guerras murió mucha gente y casi se vivió una masacre mundial, muchos lugares civilizados desaparecieron y algunas zonas se quedaron salvajes, despobladas…- sería un lugar magnifico para construir nuestra nueva base…aunque todavía no entiendo lo que le ha pasado a la nave hace unos minutos, como si algo, una barrera hubiera interferido, pero luego he podido pasar, que raro…
Decidió explorar un rato por ahí, antes de ponerse en contacto con sus superiores, no sin antes tapar su nave con algunas ramas, como le habían enseñado a hacer para no revelar su posición al enemigo. Al aterrizar había asustado a un grupo de pájaros grandes, como aves zancudas, pero luego volvió el silencio, una calma que casi se le hizo irreal.
Mientras caminaba confiado y un poco como en un sueño, no vio como unos ojos lo observaban tras la vegetación. No supo cuánto tiempo estuvo caminando, porque parecía que el tiempo allí se había detenido y los pocos animales que veía le parecían irreales, como sacados de un video-reportaje de la antigüedad.
-No se donde he ido a parar, pero lo que se seguro es que este lugar me gusta.- dijo en susurros, notando que su estado de ánimo mejoraba por momentos. Cuando cruzó aquel bosque salió a un claro y se asomó a un precipicio desde donde se veía el mar y rocas a su alrededor, como una cala.
Tan enfrascado estaba en su observación que ni se acordó de informar por radio a la base y por el contrario, fue bajando de roca en roca hasta el agua. Comprobó que no estaba muy fría y un pensamiento rebelde pasó por su cabeza; nadie se enteraría si disfrutaba unos minutos de aquel sitio idílico. Estaba cansado de aquellos días solo sobrevolando aquella región, encontrando de vez en cuando algunos aviones enemigos, eran días difíciles de guerra y muerte.
Se quitó su traje gris, quedando en ropa interior y se metió por completo. Mientras estaba allí chapoteando y riendo como hacía mucho, se sintió el amo y señor de ese lugar.
Pero entonces le pareció oír ruido cerca y paró de golpe, mirando temeroso a su alrededor, se sintió observado y se dijo que quizás estaba invadiendo alguna propiedad privada.
Salió a medias del agua y cuál fue su sorpresa al mirar hacia la orilla y ver que sus ropas habían desaparecido ¡y su pistola también!
De repente sintió miedo de verdad, ¡alguien lo había estado espiando todo este tiempo y ahora le había arrebatado sus pertenencias!¿qué clase de gente viviría allí? ¿todavía quedarían salvajes o algún superviviente de las ultimas guerras?
No se atrevió a moverse del agua, le parecía un lugar seguro por el momento.
-“Si por lo menos no estuviera desarmado…”- entonces se le ocurrió que tal vez el enemigo había llegado allí antes que él y ahora había caído en sus manos- “Dios mio… he sido un irresponsable al confiar tanto en este lugar extraño. Me está bien empleado y si salgo de esta, si el capitán se entera, no me dejará realizar nunca más una misión.- pensó abrumado. Maldijo su situación y miró la vegetación que crecía arriba en las rocas, esperando ver los trajes rojos del enemigo.
No supo qué hacer y alzó las manos mirando temeroso a su alrededor; sí, solo cabía rendirse y que lo hicieran prisionero… si no lo mataban antes, claro.
Le pareció que pasaba una eternidad, sabiendo que los “Reds” se estarían riendo de su penosa situación, con el agua en la cintura y los brazos alzados que comenzaban a dolerle, solo y en cueros.
Pero cuando comenzaba a pensar que todo había sido imaginación suya, oyó que alguien le tiraba el arma desde una de las rocas y descubrió una sola figura que lo observaba atentamente agachado desde lo alto. El teniente se asombró porque el tal sujeto iba tan desnudo como él. Solamente cubierto por un taparrabos blanco.
Primero pensó que efectivamente sería miembro de alguna tribu o grupo aislado, que se había refugiado allí tras las guerras.
Editado: 14.10.2024